La cuarentena diaria, hoy la voz de Pedro Infante y las Jacarandas azules o moradas, dedicado a Ana, Mercedes y Teresita

Las Ninfas sin círculo

Pasaste a mi lado con gran indiferencia, tus ojos ni siquiera voltearon hacia mi; te vi sin que me vieras, te hablé sin que me oyeras y toda mi amargura se ahogó dentro de mí…La voz de Pedro Infante. 

Todos los días en la mañana voy a Las Ninfas en la Tercera de Chapultepec, camino 10 minutos con las pesas en mano, salgo y regreso a mi casa. Tachito me acompaña. 

Ya leí el Vendedor de Silencio de Enrique Serna, sobre el periodista brillante y corrupto Carlos Denegri, misógino, ultimado por su esposa Natalia en 1968. Lo había sacado del Excélsior nada menos que el incorruptible Julio Scherer, tal como Robespierre, el puro de espíritu y profesión.

Fui a Gandhi y compré una novela criminal de Jorge Volpi, la verdadera historia de Florence Cassez. Al regreso quise “reposar” un rato, casi una hora, respirando, inhalando lo bueno, exhalando lo malo. 

Después subí a la oficina, ya estaba Ricardo. Tachito también subió. Pedí a Ricardo que mandara pintar unas paredes de la casa que faltaron. Luego pusimos una clase gratis de Iyengar Yoga en la computadora. 38 minutos sabrosos de yoga, ¡soy otra!

El resto de la tarde se fue entre CNN, leyendo, o alguna película francesa que ya se me olvida. Hablo con Mercedes y con Ana, me restó Teresita. Tampoco hablé con Ninfa pero le mandé un pensamiento de su ex-suegro, Hugo Salinas Price, sobre el Coronavirus. Hay que seguir con la vida, salir a la calle, dice Hugo. Vemos que Fumar, Beber Excesivo Alcohol, e Ingerir Droga son bastante importantes - y ¡no causan PÁNICO!

Según él estamos viviendo un Pánico Deliberadamente Inducido por motivos oscuros. Suena terrible, tan terrible como el mismísimo Coronavirus. Sería preferible mirar como florecen las jacarandas azules o moradas.

La buena noticia es que esta mañana, otra más en el tiempo del Coronavirus, martes 24 de marzo, sigo en cuarentena pero voy a la Tercera de Chapultepec a caminar. Tachito me acompaña aunque se queda en el coche con Jorgito. Camino desde una fuente de Ninfas sin círculos sobre ellas hasta otra fuente de esculturas que sí tiene círculos.

Pierdo la perspectiva, no sé bien dónde estoy. Jorgito viene caminando por mí y me rescata. Es que estamos en el estacionamiento o algo así, dice. Caminamos más y me encuentro con el guardabosques encantador, está dentro de las rejas del parque. Ya no hay acceso. Es que venía mucha gente, se reunían donde están las pesas. Una chica había llegado de Nueva York y estaba contaminando a todos.

Este personaje simpático me recomendó que viera una película de Bruce Willis, doce monos. Parecido a lo que estamos viviendo.

Por fin nos regresamos a casa, pongo a Aristegui en el radio pero oigo la voz de AMLO, hoy parece que amaneció cuerdo y pide a las familia mexicanas que se organicen y que cuiden a los mayores, ¡Vaya! Parece que estamos en la acción gubernamental directa, fase dos, gran oportunidad de México, programa de subsidios para quienes más necesitan.

Había tomado fotos de esta mañana para que nada se me olvide, las chicas en bicicleta, la escultura en colores de CDMX, Jorgito tomándole fotos a tres amigos, los perros color canela y otros blancos, ahora juegan en el agua de la fuente. Retozan. Tomo la foto de mi sombra entre árboles.

Unos corren con sus perros, otros pedalean y algunas simplemente caminan. Uyyy, la jacaranda gloriosa azul o morada y el cielo azul como fondo infinito. Pasa un van blanco con letras azules, dice Panamericano. Unos amigos hacen ejercicios de estiramientos, a un lado y al otro se alargan los torsos.

Otro con barba gris está recogiendo basura. Bueno, pues a regresar a Las Lomas, Tachito a mi lado. Subimos por Virreyes, Explanada, Reforma y Montes Alpes, veo la puerta naranja de la casa, se abre la negra del garaje, entramos. 

Otra vez Spotify y pongo Cien Años pero sale Amorcito Corazón yo tengo tentación de un beso, No. otra vez intento Cien Años, ya viene, Pasaste a mi lado con gran indiferencia, tus ojos ni siquiera voltearon hacia mi; te vi sin que me vieras, te hablé sin que me oyeras y toda mi amargura se ahogó dentro de mí…La voz de Pedro Infante. 

Me duele hasta la vida saber que me olvidaste, pensar que ni desprecio merezca yo de ti…Y sin embargo sigues unida a mi existencia y si vivo cien años, cien años pienso en ti. ¡Qué bonito! ¿verdad?

Sigue Pedro Infante, amor de México, amor del pueblo ¿Qué te ha dado esa mujer, querido amigo, querido amigo valía más mejor morir. Hace cuatro o cinco días que no la miro sentadita en la ventana. Valía más mejor morir.