El mar no acaba nunca de regresar, apenas lo has mirado ya se ha ido, dedicado a Emilio Portugal Rocha
Sus montañas saladas se alejan, pero vuelven. El gato o la gata color miel bajo la mesa del desayuno. El mismo tono, piso, sillas, bar, mesa de apoyo. Murmullo de mar, olas furiosas. La gata es muy fina. Come con cuidado las verduritas de mi omelette, las separa. Al final limpia el plato. Me la quiero llevar a México, No dice Emilio, su misión es perseguir Tlacuaches aquí. Jamás me han gustado los gatos, aunque esta es tranquila. Me encanta. La veré cuando regrese en dos semanas. Estoy bronceada como nunca, ahora sí me veo “cubana”. Feliz con la vitamina D, lo mejor para combatir Covid. ¡Qué año este! El 2020 de pandemia, viruela, como quieran llamarle. Estoy oyendo la sinfonía número cinco de Beethoven, música del cielo, alta en sonido pero se va desarrollando en curvas, marea, ondas, oleajes. Vuelvo al mar. Juan Domingo Argüelles de Chetumal, el mar siempre regresa, sus montañas saladas se alejan, pero vuelven. Abren las cicatrices de arena; rebosan de infinito los ojos que lo mi