Entradas

Mostrando las entradas de abril, 2018

Proyecto Catherwood

Imagen
Fotografías de Leandro Katz del Zoomorfo P o Dragón de Quiriguá (año 795) que tomó en 1970 (la roja) y en 2000 la blanco y negro. Son los tiempos del Arte, Parte II “Es tu culpa” explica Cuauhtémoc Medina, ensayista y curador, “vi las fotografías de Leandro Katz -donde incorpora el grabado de Catherwood al lado de las suyas- en la galería nina menocal en 1993, son excelentes”. Esa misma obra está ahora en el MUAC.   Íbamos el artista y yo a la Lagunilla siguiendo el paseo de Cuauhtémoc en el orden de su ritual; le gusta el chachareo, encontrarse con artistas y colegas, conversar con los   marchands   amigos, comprar y luego quedarse con las ganas de algo, como el camafeo ovalado así de chiquito con puntitos de rubíes alrededor, era una Fabiola costosa. Compró un libro de origamis  en japonés . ¿Bueno, se lo darás a tu bebé? porque Tonatiuh, su segundo hijo, acaba de nacer.   Mi padre nunca me ha dado sus libros , contesta desenfadado el ahora padre a

Leandro, Freddy y El Che en Bolivia

Imagen
Ernesto Guevara, sonriendo aunque muerto, a los 39 años en la escuela del poblado La Higuera, Bolivia El día que me quieras, Parte I Nada es fortuito, estoy convencida de que las múltiples casualidades y misterios están ligados a una energía tan rectora como desconocida. En noviembre del año pasado voy al Tamayo a la exhibición de Eduardo Costa, cuando veo las cartas a su amigo y también artista argentino Leandro Katz. Recordé la exhibición de hace 25 años en la galería nina menocal,   con temas, uno de las ruinas mayas a través del tiempo y dos, de la captura del Che Guevara en Bolivia. También en noviembre    mi hermana quien vive en Washington llegó a México con el primer novio desde su divorcio. ¡Era boliviano! A partir de entonces empecé a escribir blogs –inesperadamente- relacionados con arte contemporáneo, vivencias personales y locura por todo lo latinoamericano. Bolivia me ha agarrado arbitrariamente. Es cuando recibo un e-mail de Leandro Katz:   Nina querida, ¿