Para Neruda el mar es torrencial e infinito, para mí el alma y la vida, dedicado a mi amiga de ojos azules Esther Pliego
Los amigos siempre en el pensamiento y corazón, tiempo líquido. Seguimos con el mar porque lo traigo adentro como una canción después del silencio. Pablo Neruda decía del suyo, el de Chile, el mar tremendo, con barcazas en espera, con torres de espuma blanca y negra, con pescadores litorales educados en la paciencia, el mar natural, torrencial, infinito. No cambia, estoy yendo al mío del Pacífico desde el mes de julio, una y otra vez. Extensiones en la Riviera Diamante desde Pie de la Cuesta hasta la playa Bonfil, caminando horas y meditando, cerrando los ojos, sintiendo el llamado de las olas, su calor y ritmo, su llanto, su gran amor. Voy tranquila y feliz, escucho, respiro. Observo la elegancia de la garza de plumas blancas pegadas a su cuerpo esbelto, cuello largo y estirado, pico amarillo y patas negras. Camina como para atrás. Los humanos aparecemos en su paisaje; me comunico con ella y ella con la naturaleza, formamos uno, tiempo liquido. La garza no se inmuta. Es su casa esta