Venecia I. Mientras encuentro píldoras de la locura, la izquierda gay critica al capitalismo
La vida queer se reorganiza, vajillas hermosas creadas por Erick Meyenberg La primera noche sí pude dormir porque traía unas píldoras extra en mi bolsa. Chris mi yerno, enterado del robo de mi maleta con las píldoras de la locura, alertó a sus amigos en Venecia, ellos consiguieron la buena farmacia para que me localizaran nueva receta con las medicinas… Con esto estuve algo mejor de los nervios. Salí un rato a la Ciudad del Agua, Venecia , vanidosa y hedonista porque eres la más hermosa. Comí en Caravelle al lado del hotel Saturnia, donde me había quedado meses antes cuando estuve allá por la exposición de Betsabeé Romero. Después me encontré con Taiyana en la calle, (ella llegaba de cita de trabajo en Milán), nos cambiamos del cuarto horrible a uno mejor un poco más grande, del 307 al 201. Tai se fue a comer al Vino-Vino mientras yo entré a la Chiesa di San Moisè. Luego a la exhibición del León y el Burro al lado del Teatro de La Fenice, ya la había visto hacía unos meses. Compré en