La Habana huele a mar. PARTE 1 (dedicado a Eusebio Leal Spengler, amigo de toda una vida)
N osotros siempre lo esperamos todo del mar "La vida es un desafío, aceptarlo. La vida es un combate, darlo" Eusebio Leal Siempre que estoy en La Habana soy feliz porque nunca la he perdido, aquí nací y aquí está mi “cubanía” que no es un accidente geográfico ni siquiera biológico, es un estado del espíritu. He perdido todo lo material, desde mis casas en esta Ciudad y en Varadero, mis caballos en Yariguá, Manatí, mi familia, tíos, bisabuelos, primos, sobrinos, toda esa gente que una vez conocí de niña y que ahora no sé dónde están ni en qué idioma hablan. Hasta conocí a mi tío bisabuelo Pedro Sánchez Batista, hermano de mi Bisabuela Alina, la primera Alina que hubo jamás en Cuba, en esta ciudad al lado del Mar. El olor de La Habana, Mar Él llegaba a la Calle B en el Vedado con un collar de perlas grandes y resplandecientes y se las regalaba a su hermana Alina; antes se llamaba Catalina Sánchez Batista, la hija mayor de don Bernabé Sánchez Adán el hombr