Días que ya no veremos más, Acapulco el paraíso mexicano
Las niñas parecían crecer como hongos en la hierba Todas y todos estamos demasiado tristes. Todas y todos allá sin tener que comer, sin agua, sin casas. No hay techos ni dónde descansar. No hay leche para los niños, ni pan, ni galletas. Corazón roto. Lo feo salió a relucir con la violencia, rapiña, asalto. Los de Guerrero son bravos. Quien sabe a dónde vamos a dar con la sociedad enardecida, con la ferocidad de los que ya no tienen nada que perder. Corazón roto. No recuerdo cuándo fue la última vez que estuve contigo, Acapulco precioso, ¡ah! Sí, en casa de Liliana, días de alegría, días de sol, del majestuoso sol, días de Palmas y playa, caminando desde el Pierre Marqués hasta por allá lejos, ida y vuelta. Vi a la tortuga mamá que llegó lenta, cansada, a poner sus huevos. Antes, desde el avión voy mirando, laguna verdosa de este lado, luego arbustos verdes-verdes, entonces las construcciones por la Costa Chica de enorme inversión, y el mar azul claro, azul oscuro, por fin azul celes