El mar siempre regresa; sus montañas saladas se alejan, pero vuelven; abren las cicatrices de la arena; rebosan de infinito los ojos que lo miran, dedicado al pelícano en mi vida


Poema que me encanta. El mar en mí, es una herida en mi alma, lo siento aquí en el vientre. Miro el mar cuando hace la raya del horizonte y lo escucho. Sus olas como truenos me quieren dar lo verdadero, se llevan la basura, lo que no vale. Viene y va, tiene ritmo, baila. El quiere que lo recuerde, que lo tenga siempre, que no lo deje ir. He sido feliz contigo, te amo mucho, la mer. 
 

El mar regresa siempre 
porque siempre está solo; 
vuelve a buscar las playas. 
Regresa. 
Sabe que te hallará 
porque los que están solos 
saben que alguien está siempre esperándolos. 

Es cierto que siempre lo espero, él regresa a mí y yo voy a él. ¿O será la mar? No tiene sexo, es uno y otra. Hermosa, vestida de azul, vienes por mí, me elevas como mujer gigante con brazos abiertos, me abrazas, me cargas, me llevas contigo y adentro. Hasta lo lejos de tu color azul y sabor de sal; siento un rico frío en la piel y sobre los ojos, recuesto mi cabeza en tu brazo de ola. Y nado. Ahora desnuda entro a la mar, juego con las olas y sus espumas blancas, sus truenos; me alegro tanto, gracias al Señor. 


Me visto de gala en blanco y negro, rizos en el pelo y un collar con ojo azul. Comida japonesa en la Costera, un Acapulco tocado por los narcos, lo acabaron, lo robaron. Arquitectura que molesta a los ojos. El CIDA, Cártel Independiente de Acapulco, que es dueño de la Costera Miguel Alemán, el centro y las colonias del poniente y el “Virus” distribuyen droga y cobran comisión a todos los comercios. Con todo el Suntory es un restaurante refinado, hermoso y con rico sashimi de salmón, taquitos de atún, almejas a la mantequilla. Arroz por supuesto, o no fuera ambigú japonés, además de las tacitas negras de cerámica traídas del Nippon para el Sake. 



Otra vez en la playa, mientras camino me visita un pelicano. Venía planeando con sus grandes alas grises extendidas, cuerpo blanco, pico amarillo. ¡Ay pobrecito! Pensé. Perseguido, matado por los humanos para que no les complique la pesca; qué absurdo, esta ave que come otros peces, no es competencia para nosotros. ¡Ay pobrecito!, el pelícano también se perturba cuando los fotografiamos en sus colonias, huye dejando a las crías en garras de depredadores. 


En la heráldica lo vemos como padre precioso que sangra su pecho para dar de comer a los chiquitos, “un pelicano hiriéndose”. Esta es la imagen del buque del pirata Francis Draque que se llamó Pelican y se ve en los pubs de Londres. Y en los signos y presagios de la playa el ave me enseña la perspicacia y flotabilidad en mi vida, esa fuerza que me hace ver lo que otros no pueden, que me empuja y eleva. Esa corriente de aire que imagino puedo montar. 

El mar no acaba nunca de regresar; 
apenas lo has mirado ya se ha ido; 
apenas lo has perdido 
y ya te encuentra. 

Poema de Juan Domingo Argüelles

Comentarios

  1. Eres muy buena escribiendo querida Nina

    ResponderBorrar
  2. Muy bonitos recuerdos !!!
    El mar es maravilloso,y elajante .

    ResponderBorrar
  3. Que lindas photos y texte Nina!!! un abrazo y feliz ano nuevo Angeline

    ResponderBorrar
  4. Qué lindo escribes, Nina! Felicidades!

    ResponderBorrar
  5. Me encantan tus blogs Nina eres una verdadera escritora

    ResponderBorrar
  6. Nina, disfruto leerte, escribes muy bien.
    Dime, ¿cuándo vas a iniciar tu biografía en forma de novela?

    ResponderBorrar
  7. el mar la mar que gran tema para hablar para escribir.......el regalo de Dios para que el hombre no olvide de jugar!!! Gracias Nina me encato

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

80 años de Juan Francisco Beckmann Vidal en Tequila, Jalisco, dedicado a Juan Beckmann y Doris Legorreta de Beckmann

Lupe Peñafiel nos reunió en su casa llena de arte

Gracias a las amigas y los amigos que me acompañan siempre: hay que vivir bonito