Las niñas luces en mi camino, doradas con el sol y la ilusión, dedicado a Eugenia Portugal

La vida es corta, convivencia, amor, tranquilidad, unión   

Las niñas fueron lo mejor de todo. Emilia, por supuesto, y Eugenia con sus cuatro amigas, Pau, Natu, Char, y Jime, muy guapas y muy diferentes. Con una palabra para describirlas: inteligente, atenta, tranquila, amorosa, coqueta. Han crecido y viajado juntas desde Kinder; pelean, hacen las paces y se intercambian bikinis. Juventud dorada que sueña con la felicidad por siempre después. 

Los varones Emilio, Cocheloco, Rauf y Chucho. Todos del Americano con historias y compañeros comunes. Más inseguros que ellas, con la excepción del segundo. Bebieron vino lo suficiente, fueron a la Isla en Kayak, pidieron cinco variedades de Pizzas. 

Una de las chicas contesta cuando pregunto ¿qué aprendiste en Punta Ixtapa? No, pues no sé; una me enseña la paciencia, a veces me saca de quicio y que la vida es corta, hay que ser feliz.  

Me gustó mucho porque hace tiempo no veía tanto a mis amigas, no hacíamos planes juntas, fue un regreso al pasado. Dijo otra, contenta. Pues, no sé: convivencia, importante uno darse sus breaks, entre el trabajo y la escuela me he separado de las amigas; ellas son lo que más aprecio. 

¿Cómo qué? ¿Lo que sea? Relajación, paz, familia y unión. ¿Estás haciendo un blog?…Maria de Jesús, la encargada de la casa, era la más feliz con la alegría y las carcajadas que no cesaban, todo giraba también alrededor del aguacate que pedíamos con cada comida, las salsas de chile y las quesadillas. Pero su curiosidad máxima era por qué yo, la dama mayor, estaba “tan bien conservada”, ¡jijiji! Me llenaba de entusiasmo para ser más, no darme por vencida, amar, poder, llegar, tener. 

 

La vista de cada mañana era de mar, cielo, nubes y bosque. La naturaleza infinita, madre. Arquitectura en relación al bosque, verde sobre la montaña como para siempre, verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas, el barco sobre la mar, el caballo en la montaña. Los caminos, veredas y montes todos verdes, caminamos hacia la playa por la reserva ecológica. 

Ese amor por la naturaleza nos llena de mariposas, Emilia y yo en temor reverencial. El bosque, la floresta nos daba no solo árboles, también fauna. Tlacuache, ratón que habíamos conocido en la locura de Acapulco; Mazacuate, serpiente nocturna; Chachalaca, recuerdo de ¡cállate! a Vicente Fox, recado de AMLO en 2006. Loro de plumaje a colores y muy inteligente, habla sin cuerdas vocales; Conejo montés, presa de depredadores; Iguana, nostalgia de Varadero y taíno de Iwana; Pájaro carpintero, talador; Lechuza de noche, solitaria, come murciélagos y lagartijas y ardilla gris, frutas y semillas. 

El Huye es un árbol de 40 metros de alto con amplia copa verde oscura y frutos que tostados sustituyen al café y alimentos frescos para animales silvestres. Mabolo crece al nivel del mar, madera para fabricar muebles; Palo fierro, 60 centímetros de diámetro, flores color lavanda rosado; Parotilla, ramas delgadas y largas terminan en amarillo; Parota, 30 mts altura x 4 diámetro tronco; Mora, gruesas raíces que sobresalen del tallo y densos racimos; Papelillo rojo, imponente gigante que crece desde las costas de Chiapas hasta Sonora. Arrayán, frutos parecidos a la guayaba y Zapotillo, de usos medicinales.  

El bosque, la floresta integrando arquitectura y naturaleza, la vida y el arte; se plantaron semillas y se dejó el gran jardín. Legado impresionante en Punta Ixtapa. Soy lo que como, soy lo que bebo. Agua, río, mar, lluvia, océano, costa, monte, nubarrón, trueno, caída de sol. Amanecer, ocaso, vida y muerte, luz y nada, amor y desamor, gritos y susurros, risotadas, llanto. Todos orgasmos, una y otra vez, y de nuevo y de nuevo. La esperanza. 

Esas puestas de sol naranjas que me hicieron pensar en Dios, en la amabilidad de Jesús, la libertad de mis ideas y querencias. Estrella de demasiada fuerza de atracción me lleva, vuela, deposita, hechiza. Pienso en el avión, me persigno, voy, voy. Espera, aguarda, busca, encuentra. Atormentada por el espíritu, por los que dejo atrás, por Joel a quien amo la eternidad toda. 

Siento esa agitación antes de que aparezca el mar, las olas de Goliath, solo de él, me tiro con los brazos en frente, me dejo arrastrar, golpear, jalar, revolcar. Estoy enloquecida, regreso a antes. Cuando era muchacha, sonrío sin dejar de hacerlo, no sé que viene y no importa, estoy creando futuro. Intuyendo, presintiendo, imaginando. Oigo los bramidos de las olas, escucho, siento. Ay mi madre, ay de mí ¿qué será será? ¿el pecado será contagioso? ¿cómo la lepra y COVID? Desgracia de judíos, vergüenza de cristianos, en realidad no importa. Tengo amigas que son las que más quiero, no he tenido oportunidad de viajar mucho sino es con mi familia. Esta vez mi papá me dio permiso, estuvo tan a gusto con ellas y Euge me había platicado tanto de ti, Nina, que bueno que te conocí.