I.Mi tierra de palmeras y nubes como nunca vistas, dedicado al flautista de sombrero de Beuys
Era el día de la Guadalupe, 12 de diciembre, cuando tomamos daiquiris y comimos malangas fritas; caminamos por La Habana Vieja, se ve abandonada sin Eusebio Leal, su gigante Historiador como jamás habrá otro. La cabeza pensante de Cuba, Leal, se fue. La Droguería Johnson de mi abuelo en Obispo y Aguiar cerrada, muy olvidada de su gloria sin ventanas, habitada por fantasmas. En nota más alegre fuimos a cenar a la Corte del Príncipe en Playa, comida inolvidable, ensalada de pulpo y espaguetis aglio e olio.Después la noche fue de ensueño, escuché al flautista vestido de mar. A la mañana siguiente fuimos a ver a Donis Lago y a Lidzie Alvisa, artistas fantásticos y amigos muy queridos; compré dos dibujos de crochet de ella y recogí obra de él, motivo de mi viaje a Cuba. De ahí a Los Antojos, en cuya entrada dice ¿Tu quieres una croquetica? y los cascos de guayaba con queso de crema son Divinos. Después a ver al artista Frank Martínez, también amigo, obra magnífica en especial el Tiburón con las once libélulas, intelectuales cubanos lanzan un manifiesto contra el régimen.
En este país la gente está desesperada, no hay comida y todo son colas. Desde la llamada reordenación económica, la inflación no deja vivir al pueblo, los de arriba no se han enterado aún.
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