Londres 2, día del santo de mi hermano Carlos, dedicado a Viviana Corcuera. Las aceras de mi barrio son hermosas, son hermosas

Muy nerviosa esta mañana de miércoles 4 de noviembre, día de San Carlos Borromeo (1538 – 1584) -cardenal, arzobispo de Milán y gran reformador. Para empezar las elecciones en los Estados Unidos nos dejaron en shock, un país polarizado y violento. Mientras Antifa (grupos de protesta anti-fascistas) y BLM (Black Lives Matter, movimiento en Nigeria afirmando santidad de vidas negras) andan ruidosos, los gringos serios están “boarded up” temiendo lo peor. Gane o no gane Trump habrá rudeza pues esa es la señal.  

 

En segundo lugar, perdí todo mi dinero, un sobre lleno de libras esterlinas. Caminaba con 5 bultos (incluyendo la bolsa) enganchados al paraguas horizontal que sostenía como barra de gimnasia. Yo venía de la exhibición de Bruce Nauman en el Tate Modern, muy contenta, cantando “las aceras de mi barrio, son hermosas, son hermosas”. 

Agarré un taxi pero había tanto tráfico que me bajé en Kensington High Street para llegar a casa en Brook Green. Al bajar con las 5 bolsas y sombrilla cayó envoltura con la plata. Claro, no me di cuenta hasta este día cuando fui al peluquero y no pude pagar. 

Ahora resulta que Carolina mi hija me manda Whats de México, dice “está cardiaco…pero 2020 es tan mal año que solo espero lo peor”. Y Oriana Tickell del grupo Mi Tribu cita al sicólogo y autor, el más joven profesor de Wharton, Universidad de Pennsilvania, Adam M. Grant: “Déjà blue, n. The sinking feeling of depression at concluding that half your country is willing to forgo competence and character in the most important job on earth”. Pues sí. Estamos hundidos en depresión y los Estados Unidos se hunden, se hunden. 

Après la pluie le beau temps? esperemos el rayito de luz. Tengo en frente a Alina, mi hija la inglesita, trabajando, dice. Va a sacar a Lola para que haga del baño. Añade: “¡Vamos a ganar!”. Es un lindo día pero el sol no me calienta. Corazón nervioso, pesado. 

Perdió la democracia escandalosamente. ¿No decía mi amigo el policía que el pueblo siempre se equivoca? A tal punto que pierde civilidad, convivencia y debates democráticos. País de salvajes subdesarrollados. Además de las trampas electorales inventadas por el pelirrojo nefasto, mentiroso, rabioso, vengativo, hedonista, egoísta, nihilista, narcisista. A ver si se repone Estados Unidos del escándalo.  

Seguimos con días anteriores más felices, cuando tenía dinero, jejeje…Tengo que contar lo difícil que fue salir de la Ciudad de México con maletas hechas y ropa de estaciones diferentes. Con prueba negativa de Covid dos veces al aeropuerto, la primera me devolvieron después de dos horas y media de ascuas, quería ir a Lisboa; la segunda dije Londres y ¡bingo! bienvenida. A ver a mis cuatro inglesitos, Alina, Chris, Teo y Andrés. 

En el avión la luna cambió de colores rojo, naranja, verde, azul. Traté de dormir; no sirvió la píldora del siquiatra. Pedí vino blanco. Llegué por fin una tarde linda a la capital británica. Fui feliz. Varios días después vino el artista de Azores, yo no pude encontrarlo allá. Me enseñó a meditar por lo menos 10 minutos amanecer y lo mismo al anochecer; tomar Mate natural, parecido al té pero amargo, de Argentina y Uruguay donde conocen la yerba. 

 

Caminamos despacio por las calles de Kensington, entramos en Whole Foods, The House of Japan, Victoria & Albert Museum -varias veces al Peacock Room-, the National Gallery, Tizian exhibition -centro de Gran Londres en Plaza Trafalgar-, corrimos en los parques bajo la lluvia, vimos arreglos de calabazas, árboles raros y flores color lavanda. Fuimos de compras en Westfield, Muji, Harrods y yo a Calzedonia. comimos en Al Fuerno, Thai Terrace -riquísimo-, Café Society on the Thames, the Chelsea Arts Club, Joy. Tomamos té y porto en the Athenian Club. Y puede ser que algo borracha mi nieto Teo ganó en Scrabble.