Wifredo Lam yoruba y católico con sus figuras híbridas y dibujos para André Breton

Açai y Cupuaçu, negro y blanco, frutos de la Amazonia 

Wifredo Lam, (1902 – 82) Grande de Cuba, mulato y asiático, negro y santero. Un día, ya mayor él, llegó en silla de ruedas a la casa de mis padres en Lomas Altas, Ciudad de México. Perdí la oportunidad de hablar con él, no sé por qué. Quizás le tuve miedo a su esposa polaca que lo controlaba, era mandona y le sacaba una cabeza, él tenía una barbita tipo Fu Manchú, ese supervillano chino. El artista cubano hizo dibujos para el poema Fata Morgana que escribió su amigo André Breton en 1940, cuando ambos estaban en Marsella esperando huir de los nazis. Aquí los vimos, en la 35 Bienal de Sao Paulo, junto a pinturas de femme-cheval, figuras híbridas y otras que narran tradiciones yorubas y católicas al mismo tiempo. Me emocioné al ver todo un cuarto dedicado a Wifredo Lam. Otra obra espectacular la de Igshaan Adams, titulada Line of desire, un mat o alfombra enorme bordada de perlas y piedritas preciosas con nubes colgando arriba de colores celestes. Es un mapa abstracto con textura, volumen, color y materiales locales, atravesado por la lineal del deseo que son fronteras de segregación racial y las nubes de polvo que se forman en campos de danza tradicional, pies moviéndose ligeros, ligeros… 

 

 

Otras piezas interesantes estéticamente, cuyos conceptos decían cosas más complicadas. Otra vez los clichés sobre colonización, razas superiores, policía matando a negros y esas cosas, por ejemplo la obra de Castel Vitorino Brasileiro, un museo en ruinas entre la vida y la muerta el trauma colonial. En Xar – Sueño de Obsidiana (2020), el artista maya Edgar Calel hace un gran dibujo sobre lienzo que es una casa guaraní rodeada de plantas de yuca bordadas. Refiere al pueblo guaraní, grupo indígena más grande de Brasil, con población de 51.000 personas. Actualmente, tres aldeas guaraníes viven en el distrito de Jaraguá, en las afueras de São Paulo. Fuimos a visitarlas Polito, Fabiana y yo. Había muchos perros sueltos, gallinas y polluelos en lo que me pareció ser una aldea pobre dentro de la foresta rica. Compramos artesanías que hacen las mujeres pues de eso vive el pueblo. Mi collar de cuentas negras y blancas con un cayajabo colgante, semilla café oscura con raya negra, mi regalo más preciado del viaje a Brasil. 



Afuera en la terraza del Pabellón bienal conocí el açai y el cupuaçu, frutos nativos del Amazonas. El açai de color negro es un superalimento por sus propiedades antioxidantes y contenido en vitaminas, aceites esenciales y minerales; el cupuaçu, blanco, es fruta tropical y medicinal de árbol del norte de Brasil. Comí Tapioca en cubos con Chutney de mango, Tapioca é feita da raíz de Mandioca. También conocí a Luciano, actor, payaso y productor de teatro, verdadero bon vivant que nos llevó a las mejores fiestas de Sao Paulo. Oca quiere decir casa indígena y es el nombre del teatro al lado de la Bienal, obra de Oscar Niemeyer, pabellón de exposiciones en el Parque de Ibirapuera. Finalmente quiero decir qué es la Tapioca: se obtiene de la raíz de la yuca, rica en vitamina B, C, calcio. Es un manjar indígena que descubrieron los colonizadores y nosotros ahora en la 35 bienal de SP!!!

 

Comentarios

  1. Qué buena crónica de tu visita a la Bienal. También me quedé maravillada con las obras de Wilfredo Lamm.

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  2. Que padrisimas experiencias, Ninu!!

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