Madrid III. El Mediterráneo y la belleza en el horror

Y tantas tragedias humanas en el Caribe

Martha lo ayudó cuando llegó a España en enero del 2020, como una hermana. No tenía estudio, pero en su cuarto había una mesa. “Un día vi unos guantes en una tienda, el color azul, el mar”, recuerda René Francisco Rodríguez. Hizo entonces una instalación de pinturas de 24 guantes azules. “Me vino un destello de inspiración, no sé por qué”, Dijo que estaba obsesionado con las muertes en el Mediterráneo, en Cuba también le habían marcado las huidas hacia otra orilla. Él veía en televisión las pateras en el Mediterráneo; luego encontró estadísticas de muertos que había puesto un artista en el metro. Arin Assed, 41 años, encontrado envuelto en una red en la costa de Algeciras. Esas estadísticas lo impresionaron mucho, además, otras personas que llegaron a tierra murieron después en campo de refugiados, o alguien les dio una puñalada. A otro lo detuvieron después de 7 meses de estar refugiado en la ciudad; se lanzó desde un balcón para no volver a su país. 


 

Al pintar los guantes René pensó en los inmigrantes. Guantes azules para fregar, limpiar, para los que trabajan duro con espátulas. Las espátulas, sí, que son elemento recurrente en su trabajo, como la que le compré y, luego, me confiscaron en la aduana del aeropuerto Charles De Gaulle, cuando regresaba a México. La pequeña obra estaba pintada con figuras geométricas, color de mar y de arena. “Pensaba en Arin, Erea, Ahmed, era la belleza en el horror”– dijo el artista. “No hay retratos de ellos, lo que hay son acuarelas de guantes.” Más tarde René escribió un correo a Leonardo Padura, autor de El hombre que amaba a los perros, diciendo que le gustaría hacer algo juntos, un libro, que tenía el material de los guantes. Leo contestó que estaba en España, en Segur de Calafell, frente al Mediterraneo. “Le mandé las acuarelas y a los dos días recibí 9 textos de Padura” relató René. 



Padura, quien dijo ser obsesivo-compulsivo, mandó tres textos más para completar las 12 primeras acuarelas, después serían 24. René empezó a imprimir los escritos en azul, hizo la maqueta del libro y localizó una editorial en Ginebra que tenía 52 años. Padura, quien desde hace años escribe textos para artistas plásticos, se conectó enseguida con el tema de los inmigrantes. Entendió que había que incluir el otro Mediterráneo, el americano, el Caribe. Ahí donde tantas tragedias cubanas se han desarrollado. Son las propias historias que conmueven el alma, la hieren en lo profundo. Así pudo describir con rapidez lo que le provocaron las pinturas de René. Resultó el libro-joya, edición de 130 ejemplares ya vendidos de antemano. 



Lo más divertido fueron “las intervenciones”. Padura pintando sobre las acuarelas de René Francisco. El escritor confesó en la conversación en Carabanchel que no había tenido un pincel en las manos “desde que estuve en Tercer Grado”. Todos nos reímos, estábamos en el estudio de René, reunidos artistas, curadores, coleccionistas, amigos. El niño Mateo, de 3 años, hijo de René, corría por todos lados. Leo, afamado escritor, concluyó que había sido una experiencia muy bonita; concretaba la colaboración entre artista y escritor. Él intervino acuarelas de René y René, a su vez, intervino sus textos con sus pinceladas. Para terminar apuntaron ambos que el tema de escapar la pobreza, de personas obligadas a salir de países sin esperanza, es un tema que no acabará. No va a desaparecer de la actualidad ni cubana ni española ni universal. Rutas tan difíciles como el Mediterráneo o el Golfo de México no se detendrán. Sin embargo, arte y literatura siempre serán vías para humanizar la realidad.

 

Comentarios

  1. Estimada Nina,

    Quiero aprovechar esta oportunidad para felicitarte por el excelente blog que escribiste sobre Leonardo Padura. Me encantó cómo creaste una conexión entre la literatura y el arte, demostrando que ambos son poderosos medios para explorar temas sociales importantes.

    Además, quiero agradecerte por haberme dado el libro "Der Mann, der Hund liebt". Aunque estoy leyéndolo en alemán con mi limitado conocimiento del idioma, no estoy seguro de que no me estoy perdiendo las sutilezas poéticas que el autor quería transmitir. La obra de Padura es realmente fascinante y me gusta especialmente su compromiso con las causas sociales, como la de los refugiados, que también se refleja en las fotografías que compartiste.

    ¡Bravo por tu excelente trabajo y por la conexión híbrida que estás creando entre el arte y la literatura! Espero con ansias leer más de tus artículos.

    Saludos cordiales, Polito M. do Canto

    ResponderBorrar
  2. Un asunto muy sensible, personalmente el contratare de la belleza de sus característicos azules del Mediterráneo y del Caribe, sin embargo la misma tragedia de tantas personas que han perdido su vida buscando la otra orilla, cada cual con sus intereses que en su país natal no pueden alcanzar.
    Enhorabuena para nuestro Padura, de un corazón tan inmenso, y para René Francisco.

    ResponderBorrar
  3. Gracias. Besos para ti

    ResponderBorrar
  4. Ay que interesante e increíble historia. Una tragedia en esas balsas. Que hermoso reconocimiento a estas almas olvidadas.

    ResponderBorrar
  5. Lindas relaciones con artistas brillantes y temas cruciales: los migrantes en el Mediterráneo y en el Caribe (huyendo del régimen dictatorial).

    ResponderBorrar
  6. Bravo 👏 NINUSH. Cómo te digo siempre eres una buenaza

    ResponderBorrar
  7. Ella Fontanals Cisneros30 de marzo de 2023, 2:11 p.m.

    gracias Nina muy bueno tu. artículo de René!

    ResponderBorrar
  8. Lo disfruté mucho, gracias

    ResponderBorrar
  9. René Francisco Rodriguez30 de marzo de 2023, 2:13 p.m.

    Hermosa crónica! Muy amoroso de tu parte. Gracias, fue lindo verte

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

80 años de Juan Francisco Beckmann Vidal en Tequila, Jalisco, dedicado a Juan Beckmann y Doris Legorreta de Beckmann

Lupe Peñafiel nos reunió en su casa llena de arte

Gracias a las amigas y los amigos que me acompañan siempre: hay que vivir bonito