Palermo light, porque hubiera necesitado profundizar (dedicado a Tania Bruguera, Jordi Colomer y Cristina Lucas)

Cristina Lucas, Unending Lightning, three-channel video installation that shows all aerial bombings over civilians

 Nos puede suceder: política como delito y poder como acto criminal, día 17 de junio

Pasé como hoja de otoño por Palermo para ver la duodécima Bienal de arte contemporáneo de Manifesta que cambia de ciudad europea cada dos años; no la vi -salvo un video instalación-, porque la ciudad me distrajo con su historia milenaria. Al principio ella no dejó ver su interior, su alma. El exterior parecía provincia abandonada, palacios deslavados, calles sucias, paredes descarapeladas. Stop, decía la ciudad herida por la Mafia y el infierno de la lucha de los años 80 y 90 contra las organizaciones criminales. Stop, aquí no  pudimos reconstruir la destrucción del puerto, bombardeado por los Aliados en la II Guerra,  hasta siete décadas después, hace un rato. Éramos corruptos, incapaces, incompetentes y abusábamos del poder.

El pescado del día y edificio bombardeado
El Estado italiano compartió el poder económico y administrativo con las familias mafiosas. Sicilia acaba de ganarle a la mafia, no completamente; la Camorra mantiene relaciones con grupos criminales italianos, chinos, nigerianos y albaneses.
Un capo de la mafia ejecutado a plena luz del día en Palermo, 2017
Hoy la circulación en Palermo es un caos, no hay metro ni Uber, el taxi difícil de conseguir. Las motos con chofer y carrito cuestan 40 Euros la dejada.  Se vive de manera precaria: el pescado –del día y la fruta están en cualquier puesto callejero.
– Es como La Habana –dijo la artista
– Noooo, como Matanzas –contestó la curadora,  –como una fachada restaurada y cuando ves adentro está todo destruido. 
Yo salía del hotel por la Via Messina Marine para llegar al centro y tenía que pasar por el paseo marítimo hasta llegar a la Kalsa o Mandamento Tribunali, barrio donde en tiempos antiguos los fenicios y cartagineses extendieron sus paredes hasta llegar a la intersección de Via Roma y Via Vittoria Emanuele. Me gustaba el mar a mi lado derecho y a la izquierda los edificios que se iban alejando años atrás, al tiempo antiguo.

Porta Felice en el paseo marítimo
Para mí lo verdaderamente interesante es la historia de la mayor isla del Mediterráneo al sur de Italia. Palermo fue fundada en el siglo VIII a. C. en el puerto natural por los fenicios (originales de los actuales Israel, Siria, Líbano y Palestina) de la antigua Canaán y los hijos de Cam cuyo ADN hoy es predominante en todos los libaneses. Más tarde pasó a los cartagineses, la actual Túnez fundada a su vez por emigrantes fenicios de Tiro (sur de Líbano en las costas africanas). De la época fenicio-púnica quedan restos arqueológicos en las necrópolis, en la “roca” sobre la cual se construyó Monreale y la zona Papireto, un río torrencial que fluía por Palermo.

Entre los siglos VII y VI a. C. los griegos colonizaron la isla y comerciaron con Cartago y los romanos la conquistaron en 254 a. C. En 439, tras la caída del Imperio romano llegaron los vándalos (germanos de las actuales Alemania y Polonia) a Cartago y anexionaron Palermo, recuperada después por los bizantinos que mantuvieron el poder durante tres siglos. Los árabes fueron ocupando la isla durante los siglos IX y X y la conquistaron en 831.

Palermo entonces albergó comunidades cristianas y judías que vivieron en paz con los musulmanes, como en su época lo pudo lograr Córdoba, España, en el Siglo X “de las tres culturas”. Esto fue algo mágico, transcendental y maravilloso. Hasta que dejó de ser.

Interior de la Catedral, de estilo neoclásico.

En 1061 los normandos (daneses que se establecieron en Normandía, Francia) comenzaron la conquista de Sicilia. Palermo capituló en 1072. Durante los reinados de Federico II( 1220 a 1250), Rey de Suabia (suroeste de Alemania), de Sicilia, Chipre y Jerusalén además de ser Emperador del Sacro Imperio Romano y de su hijo Conrado IV (1250 a 1254), Palermo consiguió su máximo esplendor. Fue un rico periodo de literatura y de construcciones como la Martorana, iglesia normanda en la Piazza Bellini; la Capilla Palatina, de arquitectura bizantina y decorada con mosaicos y obras de arte, arcos ojivales sobre columnas clásicas y el Palacio Real de los Reyes normandos. La arquitectura normanda no vino tanto del norte, sus constructores fueron maestros del arte islámico, arquitectos árabes y egipcios. La influencia bizantina permaneció en la planta centralizada de cruz griega, las cúpulas y los mosaicos. Todo esto pude gozar en los palacios y templos de la ciudad, la iglesia de San Pedro y San Pablo y la Catedral.
Altar en lapizlázuli, tal era la riqueza

En 1265 el Papa nombró a Carlos de Anjou Rey de Sicilia quien instauró la represión además de trasladar la capital a Nápoles. Palermo entró en decadencia. El pueblo se rebeló contra los normandos y en 1282 fue ocupada por aragoneses, austriacos y españoles. En los siglos XVI y XVII se construyeron los monumentos barrocos, muchos de los cuales permanecen intactos. Sin embargo en 1734 los Borbones unificaron Sicilia con el Reino de Nápoles y Palermo abandonó sus palacios.

Con el Año de las Revoluciones de Europa Sicilia se unió a Francia, Alemania, Austria, Hungría y el resto Italia en las insurrecciones  que acabaron con el absolutismo en el continente, tuvieron carácter nacionalista e iniciaron el movimiento obrero. Es decir, Palermo siempre ha estado en la batalla.

Muchos edificios fueron construidos por el famoso Ernesto Bastile, estilo nouveau palermitano, como la joya que es el Teatro Massimo, inaugurado en 1897. Me detuve por algunos minutos frente a sus 27 escalones. Los miré ensangrentados como aparecían en la película El Padrino III. Un mafioso vengador dispara contra Michael Corleone pero los impactos matan a su hija Mary. Vi las cuatro versiones del Grito de Edvard Munch, Al Pacino grita sin gritar.
 
Teatro Massimo
Palermo se abrió hacia mí y cada día la fui queriendo más y más. La gente pesca en el mar, tiene un día a día en sitios pobres, habla de manera directa y cercana; los edificios evocan lo que ya no es y lo que fue, siguen teniendo efecto del pasado a través de la cultura y el arte adaptándose a la nueva vida, difícil de comparar con aquella grandeza. Hay de todo, calles bellas y villas árabes o art nouveau preciosas, una ciudad como la nuestra, de vida y muerte a través del tiempo.

El último día la artista, la curadora y yo comimos en una terracita con toldo en la calle, había un caballo con carruaje por ahí y lo tomamos. Nos bajamos en la Catedral realizada a partir de 1184 sobre restos musulmanes, con reestructuraciones hasta los siglos XV y XVI. Vimos las capillas laterales, una en plata, otra en lapislázuli. Afuera compramos platos de mosaicos dorados y seguimos al Palacio Constantini donde subíamos por unas escaleras a ver un video instalación con las ruinas y columnas destruidas del mismo.
Terminamos en la Casa del Mutilato para ver la videoinstalación en tres pantallas de Cristina Lucas, Unending Lightning, volé y ví desde el aire las estadísticas de civiles fulminados, un análisis de lo absurdo de las guerras desde 1912 al presente: Guerra Civil española, las Sino Japonesas, Invasión de Albania, Guerra de Invierno y bombas de la Unión Soviética, II Guerra Mundial y bombas alemanas e inglesas…Estupefacta sin poder distinguir mis propias sensaciones, dolor, claro; me petrifiqué observando la fuerza desatada de esos aviones cazando y matando a civiles con pasión sin límites.
            –Esto nos puede pasar a nosotros –dijo la curadora cuando salí del edificio dedicado a los discapacitados y heridos en la guerra.
            –¿Guerra mundial?
            –Todo. Una isla en el Mediterráneo fue trascendental para la cultura de Occidente, centro importantísimo de comercio y riquezas, ahora destruída .
            –De eso hablan los artistas, principalmente Colomer, Bruguera y Lucas–añadió la artista.


Las calles


Villas hermosas de los ciudadanos de Palermo




Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

80 años de Juan Francisco Beckmann Vidal en Tequila, Jalisco, dedicado a Juan Beckmann y Doris Legorreta de Beckmann

Lupe Peñafiel nos reunió en su casa llena de arte

Gracias a las amigas y los amigos que me acompañan siempre: hay que vivir bonito