Basel-Palermo 14, 15 y 16 de junio, (para Patsy y Ramiro, porque sé que me leen)

Monreale: la mejor obra de Manifiesta, un trance de arte

Bóveda del ábside Central, el Cristo Pantocrático, severo como son las imágenes bizantinas, siglos  12 y 13

El día anterior de la llegada a Palermo no fui a la feria (Art Basel) por estar obsesionada con el blog que quería escribir y otros desatinos como mudarme de hotel -en 4 días estuve en 3 hoteles, locura que no vuelvo a repetir-. Todo porque dos días fueron regalo de una amiga en un hotel de $800 diarios y esto condicionó otros dos hoteles malos de $400 la noche. Luego tuve que ir al Bahnhof donde están la farmacia, chocolates, casa de cambio y el Post para mandar a Paris 2 cajas de ropa y souvenirs que no quería que pasearan conmigo por toda Italia, mi siguiente destino. Más tarde regresé al Bahnhof a comprar nuevos cables para la computadora y el teléfono. 

Basel, el cuarto de $800 usd

Todo tiene contrapeso. Esa noche fue lo más sensible de Basel, cenamos con Aimée Labarrere y su hermana María Enriqueta en el restaurante Kunsthalle, donde mi viejo amigo elmaître d'italiano nos tenía 4 lugares apartados.
-¡Esto sí que es Basel! –nos decíamos sentadas en una de las mesas largas junto a personajes de Basel, Bélgica y Estados Unidos, hablando en inglés, francés y hasta alemán.
Fue una noche ruidosa y espontánea, feliz. Las Labarrere cariñosísimas, recordando anécdotas de su infancia en México con Ilia mi hermana menor, en el palacete de los Menocal en Lomas Altas con jardín de 3,000 mts.. Yo soy 10 años mayor que Aimée; ella está ahora en su máximo “glow” y cuando entró todo el mundo se volteaba a verla.

Aimée Labarrere en el Kunsthalle con Chantal Crousel

Palermo fue un caos desde que llegué a Hertz a recoger el coche rentado con mi amiga, curadora cubana. Confusión entre los que nos atendían y supimos que estábamos en Sicilia. Astuta ella dejó la escena, mejor te vas directo a tu hotel. Ella a un hotel elegante donde estaban hospedados los de la Bienal Manifiesta 2018 y yo a uno ‘furris’ que escogió mi artista española con quien pasaría esos días.
–No se manejar, –advertí al siciliano que me condujo al coche.
– Muy fácil, metes la llave en esta ranura, pones el pie en el freno y arrancas, ¿qué hotel? Te pongo el GPS –contestó en italiano, idioma que no hablo.
En México no manejo, cuatro veces hace años troné el examen para mi licencia, lo pasé la quinta; nunca había conducido con llave por allá y frenando  para arrancar. Recé.
Como llegué ha de ser un misterio. 
Era un hotel en el perímetro del centro histórico que de primera instancia me pareció “turismo globalizado” -‘paquetes’ baratos -, pienso. El cuarto pequeño y pobre. Y me amargué más al ver que ya había perdido por enésima vez los cargadores para teléfono y computadora. “Pero” (nunca uso esta palabra dudosa, esta vez es la correcta)  la artista y yo fuimos a cenar al Hotel Villa Igea, recomendado por mi hija Alina. Pude sentir los fantasmas de celebridades europeos de finales del Siglo 19, se paseaban por los salones originales con muebles  de la Belle Époque y gozaban la vista espectacular al mar y la marina desde el jardín.
Al día siguiente, desayunamos en el piso 14 con vista panorámica de la ciudad y el mar y pude terminar el texto del blog sobre Berlin, ¡aleluya! Ya aprendí a manejar, me dije, ya me encanta este hotel de tanta luz y turistas contentos, salí a buscar una tienda Apple para comprar los cargadores.

La bella vista desde el piso 14 en nuestro hotel de "paquetes" baratos para turismo globalizado

La artista había llegado un día antes, había visto gran parte de la Manifiesta. “Valió la pena entrar a los palacios donde estaban las piezas”. Decidimos ir a Monreale, sobre las altas colinas del Mons Regales –que fue finca de caza de los reyes normandos-  en la llanura de la Conca d’Oro, donde antes había naranjales y limonares. Fue la mejor obra de arte de los días de Palermo.
El pueblo, tranquilo y pequeño es una belleza medieval cuyas estrechas calles van subiendo, los balcones con tendederos llenos de toallas y sabanas y escaleras peatonales de piedra para bajar hasta las Piazzas Vittorio Emanuele y Guglielmo II. Un señor que vivía ahí nos dijo como llegar al Duomo, bajar, bajar; tomamos fotos de las dos calles perpendiculares para volver a encontrar donde habíamos estacionado el coche.  Se siguen haciendo en la ciudad mosaicos con técnicas bizantinas. 
La parroquia estaba cerrada, era la hora de la comida. Comí mi primera pasta siciliana, muy rica, en un pasillo donde había un restaurante gracioso. El sabor de la ciudad es especial, debe su fama a La Catedral, obra maestra de la arquitectura árabe-normanda del siglo XII.

El pueblo medieval Monreale, primera pasta en pasillito


Los normandos fueron conquistadores vikingos que ocuparon el noroeste de Francia (Normandía) en el siglo IX y se expandieron en la Europa Medieval; llegaron al Reino de Sicilia y a las islas británicas e influenciaron los estados cruzados.
Los normandos fueron conquistadores vikingos que ocuparon el noroeste de Francia (Normandía) en el siglo IX y se expandieron en la Europa Medieval; llegaron al Reino de Sicilia y a las islas británicas e influenciaron los estados cruzados.
El rey normando Guillermo II de Inglaterra y de Sicilia (1056 – 1100), hijo de Guillermo el Conquistador y Matilde de Flandes, tuvo un sueño en el que si construía la catedral más bella de Europa, iba a encontrar un Tesoro oculto por su padre. La edificó entre 1172 y 1267 en arquitectura normanda o románica: bizantina, árabe de la primera arquitectura musulmana y barroca. Se trajo a los artistas griegos y de Bizancio para hacer los mosaicos. Oí decir a un guía de grupo en francés que el Rey Guillermo despreciaba a los ingleses y su cultura. 
Cuando entré me quedé paralizada. No lo puedo creer. Ahí me cegaron los mosaicos dorados más grandiosos de toda la Edad Media. Fueron momentos de intimidad y humildad, di gracias a Dios por la belleza y por bendecir la cultura, recé por aquellos trabajadores que sufrieron o murieron durante la construcción. Sentí que la severa mirada del mayestático Cristo Pantocrátor era una alucinación. 
–Te elegí para que me visitaras, yo soy El Señor y tú ¿quién eres?
Los mosaicos del interior de la catedral de Monreale son de oro y cubren casi 6.000 metros cuadrados de superficie. En muros y naves ya son figurativos y se refieren a la Creación hasta la Pasión de Cristo. El pavimento es de mármol con decoraciones en mosaicos, las columnas monolíticas y de granito decoradas con esculturas en capiteles corintios. 

Mosaicos, capitel y la fachada de la Catedral

Subimos a las terrazas, el punto más elevado, desde donde vimos la abadía benedictina y
la entrada al claustro con columnas gemelas que sostienen arcos ojivales árabes, obra maestra del arte románico. 
–Aquí vivieron y nunca salieron los monjes benedictinos, dedicados a la contemplación –dijo mi amiga artista.
No hablamos más, solo escuchamos momentos de silencio, refexión y la paz. Nos pusimos a mirar las vistas de Monreale y la Conca d’Oro, de ahí al infinito. Para mí la visita a Monreale sigue siendo un trance de arte.




El claustro de los benedictinos y juego de columnas pareadas,joya del arte Románico



Desde de las terrazas de la Catedral, Palermo y el mar a nuestros pies





Comentarios

  1. Felicidades Nina, me encantó tu narrativa. Tu descripción es muy sugerente, Un abrazo.

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