Días 11 al 14 de junio, 2018, Basel: Reunión de billonarios, millonarios y ricos Parte I

Mor: “Lo importante es el arte, no el nombre del artista y los millones de euros”

Basel, dejá vu, efecto Droste

Primer día: me encuentro en una especie de efecto Droste, o en francés  mise en abîme que es como un sueño con imágenes recursivas. Camino por Art Basel, segundo piso, arte contemporáneo. Empiezo a ver la película de mis colegas de todas las ferias en el tiempo, ARCO, FIAC, Art Forum Berlin, Vienna Contemporary, Art Basel Miami Beach, The Armory Show y en 2002, primera y única vez que participé en la reina de las ferias, Art Basel Suiza, en Statements con el artista mexicano Gustavo Artigas.

Veo en ilusión a Luisa Strina de Sao Paulo, la primera latinoamericana en ser aceptada en Art Basel en 1992, ahora cumplía 44 años de ser marchand, después galerista. Sentada tras su escritorio, fiel al oficio con sonrisa serena y amable explicaba las obras de los mismos artistas latinoamericanos en sus stands: Cildo Mireiles, Fernanda Gomes, Alfredo Jaar, Pedro Reyes, Lygia Clark y Mira Schendel. –Luisa, le digo, –te felicito y admiro por un stand PER-FEC-TO; ella contesta: –Ah! –Represento al reducido grupo de latinoamericanos en este país que prefiere a los “colonizadores”.
Luisa Strina el stand perfecto, en diagonal atrás: Cildo Meireles, Virtual Spaces, Walls 1A, 2017

En Sfeir-Semli gallery de Beirut  hay una hermosa obra del artista palestino Khalil Rabah, figura de hombre cuyo rostro e inclinación muestran su pesada carga histórica de abusos y sufrimientos desde la I Guerra Mundial. ­–Estás igualita, Sfeir, dije. –Siempre la primera en llegar a la feria y la última en irte, no hablabas con nadie. Que alegría que tu galería sea la vanguardia del arte contemporáneo en el mundo árabe.


Sfeir-Semil, la soñé igualita que hace tantos años

Gentil y joven Chantal Crousel, con sus artistas mexicanos que hizo famosos, Gabriel Orozco, pintura decorativa que tanto se parece a la de Sonia Delanauy (1885-1979, francesa nacida en Ucrania que desarrolló un estilo único: principios del cubismo, arte abstracto y combinación de colores puros) y Abraham Cruzvillegas, una simpática escultura de colores rosa fuerte y verde perico.


Chantal Crousel, casi todas las galeristas se visten de negro

Pálida y mayor, siempre de fuerte constitución, Ursula Krinsinger, la galerista reina de Viena. Ahora se iba desvaneciendo, vestida sencillamente de negro. Algunos de sus artistas siguen siendo mis favoritos, el madrileño Secundino Hernández con sus pigmentos rojo, azul, rosa sobre negro.


De negro mi amiga la galerista reina Ursula Krinsiger
De súbito salí del Droste. Estoy aquí y ahora en el stand Mor y Philippe Charpentier a quienes no conocía, por eso desperté. –¡Chicos, que gusto verlos! –Mor me ofrece la sonrisa natural más amplia de todo Basel, es moreno de ojos negros seductores y cariñosos.

El artista de la galería de 33 años, Lawrence Abu Hamdan (LAH) de Amman, Jordania, vive y trabaja en Beirut y ganó el Baloise Art Prize que será donado al Nationalgalerie-Staatliche Museen de Berlín y el MUDAM de Luxemburgo. –Mor, eres tan joven, primera vez en Art Basel y tu voz es la única de la política del arte, un valiente. Hoy los coleccionistas prefieren gastar un millón de euros a comprar obra de un artista emergente por 10,000.,-digo.


The Shouting Valley de LAH, video instalación en 8 monitores es una conmovedora representación de familias separadas que gritan, lloran y sufren en la frontera sirio-israelí. –¡No llores, Nina!, –dice Mor –¿Cómo crees?–digo yo –Los niños mexicanos andan encarcelados en la frontera de Estados Unidos, separados de sus padres por el Señor Trump, una persona muy mala.


Entro nuevamente en el Droste. No puedo irme sin entrar en la galería de Emmanuel Perrotin, laberinto  omnipresente de tres niveles donde las multitudes de  vanidosos, frívolos, multi-multi millonarios y algunos coleccionistas de verdad se encuentran y reencuentran para comprar y seguir comprando.
Hace años cuando el arte era eso y no “mercado de arte”, compré en Perrotin una pequeña acuarela de Jean-Michel Othoniel. Hoy hay una escultura de él,  esferas plateadas en espiral, Lotus Mirror, que tipifica al artista; lo reconozco aunque esté dormida. –Emmanuel, cuando participábamos lado a lado en el Armory Show eras casi un niño, flaquito. A los 50 te veo como galerista arriesgado, astuto, ambicioso; has llegado a ser el vendedor más grande del mundo de arte contemporáneo, le dije –Me conmueve la foto del niño en la frontera de México-Estados Unidos, añadí –Es del artista de la calle y grafitero, fotógrafo cuya identidad no está confirmada. 
Perrotin, el vendedor más grande de arte contemporáneo en el mundo

Desperté por visitar a Cristóbal Riestra, sus padres sabiamente le dejaron la galería y disfrutan la vida como Dios manda. Cristóbal es un vendedor innato, llegará a ser el Perrotin mexicano. La OMR había vendido el stand entero varias veces.


Cristóbal Riestra, los  trabajos de tapices de Yann Gerstberger se vendieron varias veces

Segundo día: ¡Ooohhh Dios! Hay que ir al Schaulager a ver al Grande, el Emperador Bruce Nauman, artista trascendental de nuestro tiempo. La exhibición me pareció interesante y un reto al pensamiento aunque demasiado larga, dispareja. Era una retrospectiva de más de 50 años de trabajo: desde una piscina negra de donde salían flores regando más agua hasta la gran instalación como de vacas y becerros amarillos que se convertían en zorros colgados del techo, Leaping Foxes, en espuma de poliuretano con acero y alambre.
Venice Fountains estaba en la entrada, dos lavamanos gemelos con mangueras transparentes, uno con máscara negra y otro con máscara blanca, como si fueran dos personas. El Corridor Installation era una impresionante obra de espacios largos, estrechos y profundos, o arquitectura en escalas y la instalación de video que mapea el Studio II del artista sin ideas, con cambio de color, flip, flop y flip, flop.
Me quedé con la idea del título de la exhibición Disappearing Acts, como si lo que aparece y desaparece es a la vez un fenómeno real, misterioso y mágico. Una metáfora para lidiar y asumir las tremendas ansiedades de navegar el mundo cotidiano. Como no entendí la mayoría de las piezas aprendí que tengo que mantenerme alerta y libre para saber que estoy aquí y cuando me aburro, sencillamente hacerme invisible.


Mira Schendel, yeso sobre encáustica, acrílico verde y oro
El dolor del Palestino de Khalil Rabah
Abraham Cruzvillegas, Autokonßtrukschön # 8, 2018
Todos se parecen, Gabriel Orozco

Secundino Hernández, acrílico, tinte en lino
Para alegrarnos la vida en un mundo de dolor: Jean-Michael Othoiniel
JR: “la calle era la galería más grande del mundo”
Bruce Nauman: Three Heads Fountain (Juliet, Andrew, Rindel), 2005
Escultura rudimentaria, el artista está ahí pero seguramente en retiro: Bruce Nauman en Schaulager, Venise Fountains




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