La Asunción de la Virgen en mármol blanco, joya de la Saint Sulpice
Victor Hugo, gigante de las letras francesas, su departamento en Place des Vosges
De París tengo también recuerdos muy lindos, llegué de noche con la luna llena. Champs Elysées, Place Clemenceau, Grand Palais, Cours de la Reine, Invalides, Assemblée Nationale…y a mi hotelito frente a la St. Sulpice, le Relais Saint Sulpice, desde siempre hace más de 30 años. Con Mirco, Emmanuel y Magid, los de siempre en la recepción. Por la mañana lo primero que hago es visitar a la Virgen en la capilla de la Saint Sulpice, una Asunción que sufrió mucho por los fuegos o la Revolución Francesa, por fin restaurada y espléndida. Seguí un Camino de la cruz, pinturas en sepia de François-Xavier Boissoudy, muy interesantes. La vocación del pintor se trastornó por fuerte experiencia espiritual, ya no había tema para él sin «esta luz presente en el mundo…una luz suave y benévola, silenciosa, abrazando la realidad carnal… mi papel es dar testimonio, en una sociedad donde el arte contemporáneo se rige demasiado a menudo por una negación de la realidad…testigo de esta santidad viva y encarnada.”
Pasé por las tiendas de rue Saint Sulpice, Vanessa Bruno, compré vestido de encaje negro para Acapulco y pantsuit color crema para la fiesta de Armando Colina; Muji, compré maleta grande pues llegue de Madrid con dos que apenas cerraban; American Vintage, Gelati la de zapatos, saludé a Olivia la vendeuse de siempre y en la tienda de joyas también a la vendeuse de siempre. Caminé al lado de La Seine, vi a un pato precioso de colores y recordé la serie de fotografías de Atelier Morales, cuando en época de Pandemia salieron los animalitos de París a pasear en calles desiertas…Pasé por Notre Dame, limpia y majestuosa, era tarde y la estaban cerrando. En la noche fui a Le Danton, mi café restaurante de siempre, de hace más de 30 años, en Odéon. Vino blanco y soupe à l´oignon. La señora de siempre dando órdenes detrás del bar ¡qué maravilloso que nada cambia en mi París de la St. Sulpice!
Llegó Alina mi hija a alegrarme la vida. Cenamos en Le Recamier con amigas, comimos solas en Ma Borgogne. Le Recamier, 4 Rue Juliette Récamier, recuerda el espíritu de Madame Récamier, mujer de letras icónica, descrita por el escritor y crítico Sainte-Beuve como un "genio amable". Famosa por su belleza e inteligencia, una de las mujeres más admiradas de su tiempo. La última vez que estuve ahí me tocó Madame Pinault, suegra de Salma, al lado, me ofreció una copa de Champagna. Ma Borgogne en la Plaza de los Vosgos con las servilletas en cuadritos rojos. Cruzando la plaza, La Maison de Victor Hugo, su departamento en Place Royale. Hugo tenía colgados nada menos que cincuenta obras, pinturas, grabados y medallones. Es finales de 1832, retratos de familia, de Adéle Foucher, la esposa, e hijos. Las pinturas evocan obras exitosas de Víctor Hugo en poesía, teatro, y la novela Notre-Dame de Paris (1831). Su gran amor fue Juliette Drouet, también hay fotos de ella.
Pienso que debo hablar del gigante que fue y es Victor Hugo (1802 – 1885), poeta y novelista, autor de Nuestra Señora de París, con el campanero Quasimodo, Jorobado, enamorado de la gitana Esmeralda, y de Los Miserables, una de las obras más importantes del siglo XIX, que defiende siempre a los oprimidos, condenando miseria y víctimas. Cuando murió el poeta y autor fue velado bajo el Arco de Triunfo y sepultado en el Panteón de París, seguido su féretro por dos millones de personas. Victor Hugo, padre de las letras francesas, numen del romanticismo, guerrero en el conflicto francoprusiano, senador, Oficial de la Legión de Honor, y su nombre en elegante avenida de París. Se opuso con pasión a Napoleón, luchó contra la pena de muerte y a favor de los derechos de mujeres, ¿se imaginan?, esto en 1842…
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