El Greco en El Prado, recuerdos de Abuela en Toledo
Entro al Museo del Prado por las esculturas de mármol blanco, saudades. El siempre Prado. Está prohibido tomar fotos pero todo el mundo lo hace. Antes. Desperté temprano, ahora sí desayuné, voy al Corte Inglés, quiero ver si hay un lindo vestido, maquillaje de MAC -pincel y labial- y cremas de Sensai, la marca japonesa. A El Prado a ver a El Greco (154I-1614) y también a Diego Velázquez (1599 – 1660). Una guardia muy amargada me daba de gritos por tomar fotos. Después alertó a todos los demás guardias para que me persiguieran. De cualquier forma pude un poco. En la tienda compré postales de todas las obras que me encantaron, casi todas, recordé mucho aquella visita a Toledo, con Abuela Emilia, cuando yo tenía 15 años. Vimos las obras de El Greco en el pueblo donde vivió tantos años. Después regresé a casa, estaban Emma Molina, Vero González y Liliana Melo de Sada. Además Gador, amiga de Cordelia Cortés, en honor a ella, el nombre de la hija de Corde. Vero es divina, ella y Liliana escribiendo carta al Louvre sobre libro de Las Castas de la Tía Lydia.
Antes, por la mañana, caminé al Corte Inglés, según un mapita que me hizo Liliana, compré lindo vestido color café de Carolina Herrera, zapatos, collar y rebozo para el cocktail de Armando Colina, y las cremas de Sensai. Regresé a casa en taxi, empaqué las maletas, amarilla -la pequeña- y la gris oscura. Ahora El Prado, Cabeza de Venado de Diego Velázquez, quien como pintor de cámara hizo varios “retratos” de animales, como este. También retratos de Felipe IV, el Rey prognata. Por su parte El Greco pintó El caballero de la mano en el pecho, icónico, uno de los más significativos y símbolo del caballero español del Renacimiento. Característico detallismo en los encajes y gris perlado del fondo, se trata del tercer marqués de Montemayor, Juan de Silva y Ribera, alcalde de Toledo.
Epimeteo y Pandora, figuras en talla policromada, refieren a Pandora quien quería vengarse de Prometeo por revelar el secreto del fuego. Se le entregó con la advertencia de no abrir la caja nunca, una caja que contenía todos los males que podían aquejar a la humanidad. La mujer terminó casándose con el hermano de Prometeo. Ella provocó abrir la caja y, oh, dios mío, el inicio de todos los males.
La Anunciación, el momento en que María es fecundada por el Espíritu Santo, simbolizando en la blanca paloma, la virginidad de María, y en el grupo de ángeles músicos. Cristo abrazado a la cruz , Jesús mira al cielo con resignación y serenidad. La imagen, que es una de las que más me emociona, se convierte en metáfora de salvación y redención. San Andrés y San Francisco, San Andrés, apóstol del siglo I, y Francisco de Asís, santo del siglo XIII, conversan felices bajo un cielo lleno de nubes y un paisaje nevado al fondo. En La Coronación de la Virgen Maria es coronada por el Padre, Jesús y el Espíritu Santo, que es la paloma; otras pinturas son San Antonio de Padua, San Sebastían y San Juan Evangelista, el predilecto de Jesús, los Apóstoles, La Anunciación que recuerda la de Tiziano en Venecia, en precioso marco de época, uno de los más hermosos cuadros. Con El Greco cerré esos días divinos en Madrid, capital, que con la llegada de los Latinos -venezolanos, mexicanos, artistas cubanos- se vuelve cada día más cosmopolita.
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