VI. Bienal de Berlín. Hagan lo que se les dé la gana, mandó Stalin al Ejército ruso
Viernes 7 de abril, día de la catástrofe, nos violaron a ella y a mi
Tantas sorpresas. Resulta que mi yerno Chris Rossbach me mandó una transmisión de radio de
NPR Berlín, afiliada a la red de radio pública de los Estados Unidos. Tema: la violación masiva de mujeres en 1945, cuando el Ejército Rojo ocupó la ciudad de Berlín en ruinas. Dice Manfred, mi profesor de alemán, que, en efecto, lo que hacia la familia con las niñas de 16 y 17 años era esconderlas en la cocina, en los armarios debajo de donde están las ollas. Su mamá lo vivió junto con sus primas también adolescentes, “vienen los soldados rusos” y hasta que pasaba la alerta. Hubo muchas violaciones y el daño psicológico quedó para siempre. El trauma de la guerra siempre permaneció en mamá, hablaba de su hermano que murió en el frente ruso y de los rusos violadores, dice mi amigo Manfred.
Una obra escalofriante de la artista judía-palestina Ariella Aïsha Azoulay fue la que miré con detenimiento en la gran sala de exposiciones del KW (Kunstwerk) de Berlín. Denunciaba el silencio permanente en torno a la violación como arma de guerra. Berlín quedó como una ciudad carbonizada y rota tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero la guerra contra las mujeres continuó. Las historias de cómo se utilizaron las violaciones y abusos sexuales en una ciudad devastada continuaron después de la toma de posesión de los aliados. Por eso me impactó la obra de Azoulay, The Natural History of Rape, con documentos de muchachas y mujeres que fueron violadas en la vencida ciudad de Berlín por los solados rusos, alentados por Stalin. Hagan lo que se les dé la gana, instruyó el dictador soviético.
Eran los últimos días de la Segunda Guerra Mundial cuando las tropas rusas entraron en Berlín. Había que vengar la anterior crueldad de los alemanes en Rusia. Pero los raptos, la violencia contra las dos millones de alemanas no fue documentada en su momento. Las mujeres no los denunciaron, era algo tan cotidiano, tan de todos los días en los meses de abril, mayo y junio de 1945. La artista Azoulay hace un mapa de las violaciones con fotografías, recortes periodísticos y recuerdos. Así pude visualizar lo que ocurrió a través de la ciudad en ruinas. Ahí en el salón de exhibición estaba yo cuando la periodista se me acercó. Preguntó si sabía de lo ocurrido. Sí, le dije, pero no así. Aquí veo el diario de una víctima, día por día.
El registro dice así: Viernes 7 de abril, día de la catástrofe. Un soldado la está jalando del brazo pero cuando ella intenta levantarse otro la empuja contra la silla como si fuera una marioneta, entonces me toca a mí. Me violan.
–¿Qué piensas?–, preguntó la del radio. Y contesté:
–Ella tuvo que deducir la forma para defenderse, buscó a un oficial ruso importante como violador principal, así logró detener a los demás lobos.
Tuvieron que pasar muchos años antes de que las víctimas hablaran. El cuerpo y la mente tenían que sanar. En la transmisión de radio de Berlín una mujer de 92 años, Brigitte, recuerda aquel mes de junio de 1945. Ella tenía 15 años cuando la abusaron. Desgraciadamente estaba en la parte rusa de la ciudad, donde los cuerpos de las alemanas no valían nada. Aunque el tema es actualmente tóxico en Rusia, donde el gobierno afirma que se trata de “una leyenda Occidental”, Brigitte lo escribió en su diario. Más tarde apareció el libro A Woman in Berlin, Eight Weeks in the Conquered City, que hubo de convertirse en importante película. Todo siempre se sabe, algún día, de alguna forma.
Hoy en día los rusos tienen carta blanca para violaciones en Ucrania.
ResponderBorrarMuy bueno!
ResponderBorrar¡Gracias!
ResponderBorrarQue sigas disfrutando mi querido Berlín!! <3 <3 <3
ResponderBorrar¡Excelente!
ResponderBorrarGracias. Muy bueno
ResponderBorrarMuy bien!
ResponderBorrarQue historias tan fuertes y dolorosas. Nunca es tarde para denunciar y no callar! Gracias Nina.
ResponderBorrarQuerida Nina, gracias por compartirnos estas historias, muy duras y dolorosas pero que a la vez nos hacen reflexionar a cerca de la libertad maravillosa que muchas de nosotras vivimos, y tenemos que alzar la voz por las mujeres que no la tienen
ResponderBorrarWow! Love you!
ResponderBorrarGracias, y saludos
ResponderBorrarNina yo había leído algo sobre esto de las violaciones pero no sabía lo terrible que fue!!! Que barbaridad
ResponderBorrarGracias por siempre compartir tu blog :)
ResponderBorrarNina esa escena de la violación de los soldados rusos está narrada en un libro que acabó de leer! No recuerdo si es el de Hereje de Padura ! Lo voy a revisar porque es un capítulo donde se describe tal cual ! También se podrá decir que es un plagio?
ResponderBorrarEstupendo texto, Nina querida, gracias! Ojalá algún día se me haga volver a mi querido Berlín
ResponderBorrarQue duro!! No sabía yo de estos horrores …Que tragedia
ResponderBorrarQue impresión que las barbaries de las guerras siguen siendo las mismas… no importando la cultura, seguimos actuando como animales y al Parecer nunca aprendemos la lección. Berlín es una ciudad que me fascina y siempre le encuentras algo nuevo.
ResponderBorrarQ interesante
ResponderBorrarAy Niña, que cosa tan espantosa, y jamás había oído mención de nada de esto! Que pena que ya estarán muertas casi todas las que violaron y no se pueden aprovechar de ambiente de cero tolerancia y hermandad que el “me too” movement ha creado. Gracias por compartirlo! Que bien escribes!
ResponderBorrarMe parece que es en el libro de Almudena Grandes “Los Pacientes del Dr García” historia de una guerra interminable
ResponderBorrarGracias Nina
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