I. No le hice caso a Ricardo, ya gasté demasiado dinero

Aterradora la Stasi de la RDA, como en la película “La vida de los otros”

I thought I was a tree and smiled. I was pretty sure that in a previous life I had been one. Tree, yes, tree. Encontré esto en mis memorias. Sí. Alguna vez pensé que yo era un árbol. ¿Y ahora? Me encantaría serlo, regresar a eso, a la Naturaleza, a ser árbol. Por eso camino tanto entre arboledas, oliendo, sintiendo, mirando, siendo feliz. Miro el árbol de mandarinas pequeñas y la rosa roja muy orgullosa. Camino mucho con Nancy Mookiena, por mi barrio y al gimnasio en aire libre, allá más atrás del edificio de Julie. Luego en casa Alpes veo a los amigos antes de irme, me despido, nos tomamos fotos, Me doy cuenta que tengo el cuello hecho m----a. Lo tendré que operar cuando regrese de viaje en julio. O cuando la Dra. Rojas me dé cita, ella es la mejor, doña Patricia. Como sé que me quiere, igual no muero en la plancha. Ricardo cuenta el dinero que tengo que llevar, no puedes comprar nada, dice, solo disfrutar el viaje, los museos, exhibiciones y ya. 

Tachito está triste porque ya sabe que me voy. Lo presiente y también vio las maletas. Yo nerviosa antes del viaje, siempre me pasa. Dormí en el avión, desayuné bien y llegué a París en la tarde, el cielo duró encendido largo rato dentro de la noche. Fueron dos días maravillosos, hice las rondas de siempre: a la St. Sulpice a saludar a la Virgen; a Tabio a comprar los calcetines de Joel, unos en midnight blue, los demás de colores; a Vanessa Bruno para mis vestidos de verano; a Gelati las sandalias beige y tenis color mandarina y a Marionnaud, las cremas Sisley. Cenamos en Brasserie Lipp y en el restaurante Le Voltaire donde Thierry nos recibe entusiasmado. Y a caminar por todo París, ciudad de Luz, de recuerdos, secretos, misterios, amor y más. Eran dos días para recuperarme del jet lag que nunca me dio. Avión a Berlín donde me encuentro con Taiyana, amiga querida de hace tantos años y viajes. Una Bienal de Berlín muy inteligente curada por Kader Attia, artista de padres argelinos ganador del Prix Marcel Duchamp. Concibió el tema de problemas sociales generados por la decolonización: racismo, feminismo, ecología, restitución, algo así. 

La Bienal se llevó a cabo en varias sedes, una de las cuales fue el Museo Stasi, dentro de una gran extensión de edificios que albergaba al Ministerio para la Seguridad del Estado, órgano de inteligencia de la extinta República Democrática Alemana, RDA. Desde ahí se vigilaban las vidas y quehaceres de todas y todos quienes vivían en Berlín Oriental. Big Brother is Watching funcionó de 1950 hasta 1990, después de la caída del Muro de Berlín. Las piezas de la Bienal en el Stasi tienen que ver con abusos, torturas y asesinatos de la policía en diferentes lugares del mundo. Taiyana y yo estábamos algo aterradas pues sabemos que en Cuba funciona un servicio de inteligencia que ya nos tiene fichadas. Claro que no somos ningún peligro para ese Estado y tierra de dónde venimos. Por otro lado vi un video instalación en la Akademie der Kunst Oriental del artista vietnamita Tuan Andrew Nguyen que me fascinó. Es como una revolución de animales contra de humanos, narrada por los últimos rinocerontes de Java víctimas de caza furtiva en 2010 y por la Tortuga sagrada del siglo XV cuya espada divina terminó con el gobierno chino. La historia pasa por el colonialismo chino y las practicas medicinales que amenazaron con extinción a los rinocerontes, el colonialismo francés y la guerra de Vietnam. Además sugiere una “ecología decolonial” o inminente colapso ambiental. Suena complicado y conceptualmente lo es, pero fue un goce ver las imágenes agrestes y animales del hermoso país asiático de playas, ríos y pagodas budistas.