III. En Unlimited el asesino de la artista cubana Ana Mendieta

Piet Mondrian en Fondation Beyeler nos emocionó con sus paisajes bucólicos y molinos de viento 

En Art Basel, sección Unlimited, Stan Douglas mostró Onomatopeia reproduciendo fragmento de una sonata de Beethoven desde un piano debajo de pantalla con imágenes históricas. Muy linda pieza que gozaron padres e hijos. El artista de Vancouver, Columbia Británica refiere la "utopía fallida" del modernismo y las tecnologías obsoletas, es decir, hace análisis crítico de nuestra realidad social. Toda una serie de pinturas chiquitas de Francis Alÿs, enrejados de alambres, muros para que no pasen “los otros”. No solo está el muro en la frontera sur de los Estados Unidos con México, sino que están el de Belfast, Irlanda que separa a católicos y protestantes; Ceuta y Melilla, entre las enclaves africanas de España y Marruecos; la valla entre Irak y Kuwait; frontera alambrada entre el Gobierno Uzbeko y Afganistán y Tajikistán; e India y Pakistán por mencionar los principales territorios separados por muros. 

Carl André, el asesino de su esposa la artista cubana Ana Mendieta. La empujó por una ventana del piso 34 en Greenwich Village, Nueva York un 8 de septiembre de 1985, justo el día de la Caridad del Cobre, patrona de todos los cubanos. En fin, mostró unos trozos grandes de madera que parecían ataúdes, quizás a sus 86 años aun recuerde a su talentosa compañera. Otra pieza hermosa, la de Theater Gates, una pintura monumental hecha con tablero perforado de acero, clavijas e inventario de ferretería. La intención del artista fue la misma que la de Marcel Duchamp al usar objetos cotidianos para lograr la gran obra de arte. Y sí, la obra es preciosa, aquí la imagen. Luego hay unas escaleras blancas que se convirtieron en esculturas y que según la artista Rachel Whiteread, guardan un sentido de ausencia, memoria y perdida. Otro artista A.R. Penck, era un disidente perseguido por la Stasi de Alemania Oriental. De niño fue testigo de las bombas incendiarias que devastaron su ciudad, Berlín. En 1980 por se escapó de noche, sin pertenencia alguna, a Occidente. Su pintura narra esa aventura que finalizó en la libertad. 

Resulta que Art Basel fue un gran éxito para los galeristas. En los dos primeros días de feria vendieron sus stands completos y a buscar arte para poner otra muestra y seguir vendiendo. Quizás la pandemia fue como droga erótica para los coleccionistas que de pronto se dijeron “el arte salva, el arte salva”. ¡Tantas imágenes de obras que me gustaron! Muy pero muy especial la muestra de Piet Mondrian en la Fondation Beyeler, con obras tempranas que casi nadie conocía. Su trabajo temprano era figurativa: molinos de viento, dunas y paisajes marinos, la granja reflejada en el agua y plantas en varios estados de abstracción. Repentinamente en 1920 Mondrian comenzó con sus rectilíneos en líneas negras sobre un fondo blanco y los tres colores primarios azul, rojo y amarillo. Emotivo ver la transformación. 

 

También importante para mí encontrar a Daniela Zárate, curadora con quien trabajé durante los años de Balelatina, la feria que fundé en Basilea. Ella me recordó aquellas aventuras que tanto gozamos hace ya 14 años. También vi a Ursula, ahora envejecida, creo ella trabajaba con Sam Keller. Total que todos comimos salchichas blancas, riquísimas, en los jardines de la Fondation Beyeler. Regresando a Art Basel, en la planta baja están las galerías tradicionales, galerías de poder, galerías como museo. Me interesaron las piezas de Michelangelo Pistoletto, Jorge Pardo, Carlos Garaicoa, Juan Muñoz, Vik Muñiz, Ugo Rondini, Ju Ting, en fin, todo un mundo que es mi mundo, mi corazón y alma porque para mí el arte es vida y los artistas la luz más hermosa que jamás yo haya visto.