Framboyán en la Condesa y Brujos en la Tercera, dedicado a Jorge Martínez

Mis días son de rutina: tres veces a la semana hago yoga en La Condesa, el espacio de las Lomas cerró porque era muy caro; otras tres veces viene el trainer a casa Alpes y hago gimnasia. Y todos los días camino durante una hora. El libro sobre la Cuba Retro de mi infancia ya lo escribí y ahora no sé dónde publicarlo. Quizás lo suba a internet. Estoy tratando de redactar la historia de la galería, en eso ando. Tomo clases de ajedrez los lunes y de alemán los fines de semana en casa. Los martes de Geopolítica en casa de La Beba y de literatura una vez al mes rotando las comidas entre las que participamos. Sobre todo pienso en viajar, es lo que más me gusta. Ya pronto será. 

Con Ricardo y Mookie estoy en contacto diario pero no hay muchas ventas de arte. Dos años de pandemia fueron mortales y seguimos igual. Tiempos inciertos, tiempos lentos. Gracias a Dios que me gusta leer, siempre tengo un libro a la mano. El ultimo La Cocinera de Himmler de Franz-Olivier Giesbert que fue un repaso de los acontecimientos -guerras- del siglo XX y el penúltimo Todos se van de la cubana Wendy Guerra, que trata de su diario de niña de ocho años hasta la mujer de veinte. Encomiable lo que recoge, ve y siente en su infancia. La soledad que invade todo es el tema fundamental de la novela en sus dos partes. 

Caminando por mi ciudad la he podido gozar, a pesar de la canícula. Ayer vi un framboyán en su esplendor rojizo. Árbol del trópico que florece en pleno sol y cuyas vainas curan las reumas y la tos. Por la Condesa reconocí la antigua ubicación del restaurante Arturo’s en la calle de Cuernavaca, y la casa-taller de encuadernación de Lalo Chávez en la de Veracruz. Recuerdos, muchos recuerdos. Comí en Arturo’s con Rafael Tovar y de Teresa y José Luis Martínez para darles las gracias por algún patrocinio para las ferias internacionales. No recuerdo bien. Y con Lalo voy a cada rato para enmarcar fotografías significativas u obras de arte. 

 

Frente al Hotel Condesa DF en Avenida Veracruz, ícono de eventos internacionales de arte contemporáneo, hay un coche Cohort Classic, 1949 Chevrolet Fleetline Special Sedan de dos puertas. El piloto es un maniquí con sombrero de chofer, uniforme azul Yves Klein y guantes blancos. En el Parque México veo una palmera alta y sana, otra elevándose al cielo dominguero. Se salvaron de las plagas o enfermedades de las palmeras de Las Lomas de Chapultepec que se están muriendo. Una niña se adentra en el laberinto de arbustos y decenas de parejas bailan seriamente el tango. Los patos parecen contentos en su laguito bajo improvisado toldo. En el espacio de perros los callejeros buscan quien los adopte. 

Otro día camino por mi barrio. Llego a la Tercera de Chapultepec con Jorgito, ambos armados, tenemos palos. Llegamos a un jardín de brujos, o chamanes. Muy raro. Kimerito El Huerto, escrito en una piedra. Luego En la naturaleza esta la preservación del hombre, estoy de acuerdo, claro. Hay un bote para semillas que en Náhuatl dice xinachtli. Luego Yoliztli pero no encuentro significado. Hay una casita para pájaros y escultura de tigre instalada en árbol. Dharma y Karma en una piedra, gis blanco. Tlazocamati, la figura de un pulpo, la Virgen de Guadalupe, Escucha el canto de mi silencio en un letrero, una tina con arbustos adentro, y luego la amenaza, si robas el Universo te quitará…