Las monedas antiguas, colección de Hugo Salinas Price, dedicado a Hugo Salinas

Hugo Salinas Price y Esther Pliego con muestras de monedas para enseñar a los niños

– Hijo mío búscate otro reino: Macedonia no es lo suficientemente grande para tí

Fue una velada de las que puede uno decir que son trascendentales, que dejan huella para el resto de nuestras vidas, dijo Joel Rocha, quien estaba muy orgulloso de su primo coleccionista. Estábamos en el imponente edificio del Antiguo Convento de Betlemitas en la calle de Tacuba construido en el siglo XVIII, que fue adquirido por el Banco de México y tras un trabajo de restauración que duró 13 años fue inaugurado el MIDE, Museo Interactivo de Economía. Ahí se presentó la colección personal de Hugo Salinas con  el título de  “Historias de Oro y Plata, monedas de la antigüedad”.

El escenario no pudo ser más hermoso en el patio del ex convento, monumento histórico. Hugo, según lo describe Joel, es un individuo con inmensa curiosidad. Tan es así que en 1952, cuando empezaba a trabajar en Elektra y a fabricar  radios y después los primeros televisores hechos en México con tecnología 100% del país, pensó que su educación no estaba completa, decidió aprender griego antiguo y durante 3 años fue a la casa del profesor, un Ingeniero Cleoves Ikonomopoulos en la Calle de López para tomar clases dos veces por semana. Llegó hasta poder traducir algunas páginas de Aristóteles.

Vemos la curiosidad reflejada, dice Joel, cuando por cuestiones del azar

Hugo se  encuentra en el Credit Suisse de Zúrich en el departamento de monedas antiguas y “ahí empezó su pasión por coleccionar monedas de plata y oro, algunas acuñadas 900 años antes de Cristo y pertenecientes a civilizaciones del Mediterráneo, que son las primeras que aparecen en la historia.”

Las monedas antiguas eran la forma de adquirir bienes y servicios. “Yo pensaba que la influencia occidental se basaba solo en los escritos de Aristóteles y Platón, pero resulta que Julio César hablaba griego ¡para mí fue una revelación muy importante!” Joel añadió que lo interesante de la noche fue la pasión y el conocimiento que despliega Hugo de la historia;  con facilidad de palabra, sencillez y sentido de humor incomparables “nos abrió una ventana a un mundo que no conocíamos”.

Hugo agradeció a su anfitriona, Silvia Singer, directora del MIDE, explicando de donde viene la palabra “anfitrión”. El general griego llamado Anfitrión tenía una esposa de exuberante belleza, Alcmena; cuando él tuvo que ir a la guerra el pícaro Zeus, Dios de los Dioses, quiso visitarla. Entonces entró a la casa disfrazado como Anfitrión, Alcmena lo recibió con mucho gusto y sucedió lo que tenía que suceder. Zeus se regresó al Monte Olimpo y poco después llegó el verdadero Anfitrión. A los nueve meses nació Heracles, nombre que quiere decir gloria de Hera y que le pusieron así para apaciguar a Hera, esposa de Zeus quién no estaba contenta con el hijo de una infidelidad.

Heracles o Hércules logra destruir una víbora que le manda Hera y sobrevive después de otras peripecias, finalmente es aceptado entre la familia de los dioses. De ahí viene la palabra anfitrión “pues era un cornudo, ¡su hijo Hércules no era su hijo”, contó Hugo ante un público que aplaudía y reía divertido 

– Todo esto lo menciono sin el menor deseo de ofender a la Licenciada Singer, desde luego– anotó Hugo.

En el pódium estaban Ricardo Salinas Pliego, fundador y presidente de Grupo Salinas -empresas de telecomunicaciones, medios de comunicación y entretenimiento, transporte, servicios financieros y comercio especializado-, su esposa María Laura Salinas, Silvia Singer, y Sergio Vela, director de Arte y Cultura de Grupo Salinas además de que es director y diseñador de ópera, músico y académico mexicano. Todos hablaron sobre la importancia del coleccionismo y después pasamos al piso superior del edificio a ver las monedas.

Una moneda se acuñó en Atenas en el período de 480 a 431 a.C., comenzaba la II Guerra Médica entre la alianza de Esparta y la Confederación de Delos de Atenas contra el Imperio aqueménide. El rey Jerjes I de Persia entró en Grecia, conquistó la isla de Eubea, saqueó Hestiea e incendio las ciudades griegas de Tespias, Platea y Atenas. Pero en la batalla naval de Salamina los griegos comandados por Temístocles derrotaron a los persas.

– El gran Temístocles, hombre de una sagacidad increíble– dijo Hugo – evacuó a los atenienses a la isla de Salamina y fue ahí donde atrapó a la flota persa que se metió en el mar estrecho entre Salamina y tierra firme, él los agarró de un costado con los barcos que había mandado a construir.

Nos contó que los atenienses tuvieron una mina así que quisieron repartirse la plata y Temístocles le dijo “¡No! Usemos la plata para construir naves para defendernos y así se comprobó su sagacidad con la victoria decisiva en el año 480 a.C."

Hugo nos habló de la batalla en los campos y la playa de  Maratón que definió el desenlace de la Primera Guerra Médica en 490 a. C. El rey persa Darío I ya había tomado Naxos y Eretia pero después de cinco días de guerra cara a cara las falanges ateniense y platense aplastaron a la infantería persa que huyó y se embarcó de nuevo con fuertes bajas. Maratón es una de las batallas más famosas de la Antigüedad y se conmemora en la carrera de maratón en los Juegos Olímpicos.

La moneda en cuestión con la efigie de Atenea y una pequeña luna creciente recuerda que en la batalla de Maratón hubo luna creciente.

Pasamos a otra época con una moneda muy antigua e interesante que muestra la ciudad de Crotona en el sur de Sicilia. Ahí vivió Pitágoras (569 a.C.- 475 a.C.) con un círculo de seguidores de sus doctrinas “fundamentados al secreto de tal manera que nunca se supo que se decía”. En realidad era una confraternidad hermética, regida por símbolos místicos y costumbres esotéricas. “A los de Crotona les dio celos el grupo tan presumido de sus conocimientos que no divulgaban de que consistían y por envidia lo destruyeron; Pitágoras logró salir ileso.

Joel Rocha, Ricardo Salinas y Sergio Vela en la noche de las monedas de la Antigüedad

La lucha entre griegos y persas, del que las guerras médicas fueron solo una parte, duró más de doscientos años y terminó con la conquista y disolución del imperio aqueménide por Alejandro Magno en el siglo siguiente.

Con la moneda de Alejandro Magno (356 a.C – 323 a.C.) Hugo recuerda la anécdota de cuando su padre, el rey Filipo II de Macedonia le compra un caballo carísimo con el oro de la mina muy productiva que entonces pertenecía al imperio. Lo compra en Grecia porque “los griegos siempre tuvieron una admiración exagerada a los caballos”.

– Entonces hizo una exhibición el rey y nadie pudo montar el caballo porque no se dejaba este animal formidable– dijo Hugo. –vino Alejandro y le dice a su papá que él quiere montarlo.

– Pues inténtalo– contestó el rey.

Para su sorpresa sale Alejandro volando sobre el caballo y regresa. Filipo II le dice la frase famosa:

– Hijo mío búscate otro reino: Macedonia no es lo suficientemente grande para ti.

¡Qué momento! casi llora don Hugo muy emocionado, le tiembla la voz. “Y fue Alejandro Magno uno de los hombres más enérgicos que registra la historia”; añadió “tuvo por maestro a Aristóteles y quizás eso ayudó a su carácter que fue feroz contra sus enemigos pero piadoso con los vencidos.”

Cuando el rey persa Darío III Codomano huye cobardemente habiendo abandonado a parte de su familia real Alejandro Magno recupera a Sisygambis y le dice ¡Madre!, ella lo acepta como su hijo “queriéndolo mucho porque fue un hombre piadoso y magnánimo”. 

Hugo con el Embajador de Irán Dr. Mohammed Taghi Hossein y  su señora

Por fin Hugo menciona otra moneda romana que acuñó Julio César, que tiene un elefante. En el año 49 a.C. César ya muy poderoso hizo guerra civil contra su viejo aliado Pompeyo y sus enemigos en el senado. Hasta entonces César no había tenido ocasión de acuñar monedas pero ahora decidió utilizarlas como medio de propaganda en la feroz guerra ideológica contra sus adversarios. Así reveló un talento superior al de sus contemporáneos.

El denario de Julio César fue acuñado en ceca militar móvil con el elefante avanzando a la derecha, pisoteando una serpiente. Estas monedas financiaron su esfuerzo militar. 

Algunos historiadores afirman que el elefante es símbolo del triunfo del bien sobre el mal, es decir, de César sobre quienes querían destruirlo. La representación del animal victorioso indicaría la confianza de César en la justicia de su posición y en la seguridad de su triunfo final. 

Según leyenda el primer portador del nombre César se llamó así por haber matado en combate a un elefante en el 250 a.C., durante la primera guerra púnica, y el animal en lengua cartaginesa se denomina caesar . A Julio César le gustó la versión y por eso mandó poner en sus acuñaciones numismáticas al elefante. 

Vemos a Alfonso de la Torre Henson, Jorge Nikaido, Guillermo Salinas Pliego, María Laura y Ricardo Salinas Pliego y Sergio Vela