Bernal, un pueblo mágico, Parte I, dedicado a mi amiga Lourdes Vertiz

Con mi amiga Lourdes Vertiz y Tachito en la Peña de Bernal



Los españoles exterminaron a los chichimecas, quienes osaron rebelarse…


Mi perro Tachito y yo y mi amiga de la Iberoamericana Lourdes Vertiz, mucho menor que yo pues yo fui a la universidad ya cuando tenía tres hijas, fuimos a conocer el pueblo mágico de Bernal en el estado de Querétaro. Días felices. Llegamos a un hotel Hopi, muy sencillo, limpio, cuyos dueños eran unos jóvenes hermanos a quienes pude dejar a Tachito por lo menos medio día. Después de un rato de actividad se tira al suelo. ¡Ni un paso más!

– ¿Todas son de lana?

– Sí, todas son de la misma talla, se llaman “jergas”.

– Ay, están preciosas ¿Cuánto cuestan?

– Cien. 

La señora en el pequeño cuarto a manera de tienda se persignó, quería darme la jerga rosada y café pero yo preferí la amarilla, blanca y negra. Habían perros ladrando. Me dice que se llama Paulina, tiene 38 años y nació en Bernal, un pueblo muy tranquilo. En su negocito “mire, vendo cuarzos, obsidianas, mi esposo ya tiene experiencia para tallar la piedra y hacer las figuras”.

– ¿Y esto que compré de donde es?

– De aquí también, se trabaja lo que es la lana. Aquí arriba en el centro la tienda se llama La Aurora, ahí puede ir a ver los telares.

– ¿Qué otras cosas son típicas?

– Las gorditas de maíz quebrado, los esquites que son de maíz de colores con mayonesa, picante y sal, todos estos cuarzos de la región y bueno, quesos y vinos.
Riquísimos los esquites de Bernal

– Pues muchas gracias.

– De nada, a usted Señora, que le vaya bien.

–¡Nina!– grita Lourdes.

Nos abren la puerta de la camioneta.

– A ver donde va el perrito, le compré un boleto para que no moleste a nadie.

La señora del turismo dice que mejor una camioneta “para ellas solas y el perro”.

Llega otra camioneta que en realidad era un jeep

– Súbete, Tacho, pórtate bien.

Nos fuimos al campo a ver la poderosa Peña de Bernal más de cerca. Nuestro guía cuenta que le gusta tanto la caminata hasta “allá arriba” como el rappel, descenso que se realiza deslizándose por una cuerda colgante. Todos los días 3 de mayo los escaloneros, alpinistas que suben sin equipo y se dedican a bajar la Santa Cruz desde lo alto de la Peña, lo hacen en una zona muy peligrosa, escabrosa, guiados por la fe.

– ¿Creen ustedes en la energía?– pregunta el guía y sigue:

– Aquí está la energía, todo material es energía. En la parte media de la roca hay una persona de blanco ¿Ya lo ubicó Usted? Ahí en la parte de abajo hay un manantial “de la eterna junventud” conocido como El Cuervito con más de los 5000 litros de agua, calcio, potasio, hierro, zinc. Es raro que se seque, todo el tiempo hay agua.

Explicó que los movimientos internos del planeta tierra crean algunas grietas en la roca, la deforman, la deterioran y el agua, el nivel del mar que actualmente existía, desciende. Fluye nuevamente hacia arriba a través de esas grietas. Se estancan manantiales, hay cinco alrededor de la Peña: El Cuervito, Chichidho, San Francisco, La Laya y el Maguey.

Subimos unos parajes y paramos en una especie de cueva de rocas formada por desprendimientos del monolito. En la parte superior hay un impregnado de fogatas y otros vestigios como las replicas de molcajetes, vasijas y metales.

Vemos una pinturita roja de una persona con pies y manos abiertas, arriba de ella hay dos líneas en diagonal que bajan, un triangulo incompleto que representa la Peña como si fuera una pirámide natural. Y sobre está una especie de piquito como estrella o el sol.


La pintura chichimeca en tezontle rojo

– Los Chichimecas aquí no tenían que construir pirámides porque Tonantzin, en este caso la madre tierra, ya les estaba regalando una, el monolito mismo.

La persona que se encuentra plasmada en la roca era la más importante de la tribu, que poseía mayor conocimiento de la naturaleza, era el “madai cojoo” que quiere decir hechicero grande.

Para la cultura Chichimeca un nuevo año o época era el equinoccio de primavera, cuando comenzaban a reverdecer las plantas y los árboles, lo que justamente representaba la pequeña pintura que tiene una antigüedad de entre 800 y 1000 años y está compuesta de tezontle -piedra roja, porosa y volcánica-, baba de nopal y huevo de codorniz. Los Chichimecas molían el tezontle y lo mezclaban con la baba de nopal para que quedara forzosamente adherido a la roca y el huevo de codorniz daba brillo, protección y durabilidad a la pinturita.

Pintaban con las yemas de los dedos, que se conoce como método parietal y aparece en la iconografía de las cuevas y abrigos en la parte más alta de la Peña, donde hay desprendimiento. Gran parte de los dibujos se perdieron por el destrozo, porque a través de los años surgen nombres como “Tania” y Saúl” hechos con ralladuras, o abajo “Juanita” y al lado derecho “Spiderman”, ambas con aerosol.

Actualmente el lugar es área natural protegida y se tiene que pagar para conocerlo. “Solamente así es que se mantienen las cosas”, aclara el guía.

Aquí se colocaban las mujeres para el parto vertical

En otra cueva más arriba, llamada “la Calavera”, zona sagrada y ceremonial donde se practicaba el parto vertical, hay huellas de donde la mujer ponía los pies para en cuclillas poder pujar. Los Chichimecas eran politeístas cuyos dioses eran tanto del bien como del mal. En la Calavera se ven imágenes de águilas, cráneos y muertes que representan lo negativo y del jaguar o conejo que son lo positivo; en el lado derecho lo dual: día y noche, hombre y mujer, agua y fuego.

Los Chichimecas se alimentaban de frutos de cactus y de animales que cazaban, venado cola blanca, jabalí, puercoespín, borregos y cimarrón. Algunos han desaparecido por la casería del humano.

Cuando llegaron los españoles exterminaron a los chichimecas que vivían en campamentos como de mil personas solamente, les llamaron “chichimecas” porque se rebelaron y los que no lo hicieron fueron esclavizados, algunos sacrificados por otras culturas indígenas. Ya en el pueblo de Bernal no queda nadie que hable algún dialecto, aunque en la Sierra Gorda queretana existen descendientes de chichimecas.

Regresamos a Tachito al hotel porque se puso a ladrar con furia exigiendo que lo dejáramos descansar. Está viejito mi perro. 

Los viveros de todo tipo de cactus
Después hicimos un recorrido que nos llevó a tres puntos, el primero los Viveros de Cactus la Biznaga Vagabundo donde vimos la vegetación exótica que cuenta con temperaturas de mucho calor, 38 0 50 grados centígrados y nos regalaron unas plantas para llevar a casa; el segundo Finca Sala Vivé by Freixenet México, empresa española que produce vino blanco espumoso, descendimos 25 metros para recorrer la cava y tomar una copa de champagne. El tercero, la visita a la casa del hombre fuerte de Bernal, Edgardo Cabrera.

– Ven acá Edgardo Cabrera, escritor, ¿tu no eres dueño del Mezquite?

El hombres de tez morena, ojos muy negros, tiene una expresión tierna. Nos narra la historia del Mezquite, hoy restaurante en el corazón de Bernal. La casona construida a fines del siglo 17 fue propiedad de Tiburcio Ángeles Cabrera, un hombre muy rico, culto, amigo del General Tomás Mejía, incluso conoció a Benito Juárez cuando este andaba huyendo, pasó por Bernal y llegó hasta Tolimán antes de regresar. Pero esa es otra historia.

El Mezquite fue mesón donde llegaban todos los arrieros con sus ganados, mayor y menor; toros, vacas, mulas, borregos y cabras. En junio del año de 1867 llegó una remesa de dinero muy cuantiosa de una mina, el Socavón, donde se acuñaba moneda. Esa fortuna debía ser trasladada a la Ciudad de Santiago de Querétaro cuando estaba la confrontación entre imperialistas y republicanos. Maximiliano mal orientado, fue llevado a Querétaro a defender la plaza, huyendo de la Ciudad de México, abandonado por Francia, el Vaticano, los Conservadores millonarios y, claro, por el clero. Habían descubierto que era masón, un liberal.

Juárez estaba en San Luis Potosí, de ahí hace el Sitio de Querétaro, enfrentamiento culminante entre los dos ejércitos, el 15 de mayo de 1867. Con el ocaso de Maximiliano las monedas de plata se quedaron en Bernal, un tesoro que se calcula pudiera ser hoy de 200 millones de pesos.

– Han habido expediciones, buscadores de tesoros; nadie ha encontrado ni un céntimo–, afirma Edgardo Cabrera quien nació en esa casona llena de secretos y de túneles en 1947.

Cuenta que en tiempo de lluvia los chicos se metían a jugar en uno de los túneles; el piso se venía abajo. “Mi padre muy preocupado nos sacaba a cinturonazos porque así se acostumbraba.” Por ahí seguramente viven los fantasmas de don Tiburcio Ángeles y de los trabajadores, silenciados, que enterraron el dinero.

El Mezquite, árbol de unos 500 a 600 años, fue casa de Tiburcio Ángeles Cabrera, benefactor del pueblo


Comentarios

  1. Qué bonito Nina! Me encantó. Me dan ganas de ir a comer esquites a Peña del Bernal

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  2. Lindo Nina! Gracias y muy buen año!!

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  3. Alfonso Corcuera, Guadalajara7 de enero de 2020, 3:30 p.m.

    Bernal es un sitio, del encontronazo entre dos culturas, siempre con sus luces y sus sombras, de ambos lados. Cómo sucede en todos los ámbitos al interactuar los distintos.
    Y creo, siempre habrá dos caminos para manejar las diferencias: 1) El diálogo horizontal que lleva a la negociación y a la tolerancia, como la convivencia armónica de las diferencias o 2) El sometimiento y aún la supresión por parte de quien tiene más recursos (poder, dinero, armas etc...) y baja o nula conciencia de la riqueza de las diferencias.
    Bernal, seguramente es la segunda vía: el arrinconamiento, el desdén y, aún la supresión de los Chichimecas.
    Lo malo es que, en términos generales, en este México nuestro prevalece el racismo, el desdén y el abuso hacia muchos de los descendientes de los pueblos propietarios de la tierra, como los Chichimecas.
    Una disculpa por el abuso de la palabra y te reitero mi alegría por tu blog de Bernal.
    Feliz 2020 !!!

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  4. Nina me siguen fascinando tus narrativas. Me involucro en tu vivencia y la disfruto plenamente.
    Mil felicidades y mucho cariños,

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  5. Mónica Legorreta, San Miguel de Allende8 de enero de 2020, 3:20 p.m.

    Muy buena recursión. Peña de Bernal es preciosa y muy simpáticas las cosas que venden

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  6. Mil gracias Nina!

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  7. ME GUSTAN MUCHO TUS CRÓNICAS NINA. LA DE BERNAL CON EL PERRITO Y LA HISTORIA DE LOS CHICHIMECAS ME ENCANTÓ.
    UN BESO.
    TERE

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  8. Leticia Sánchez de Ortega10 de enero de 2020, 9:06 a.m.

    Gracias por las historias y vivencias y fotos las disfruto aprendo y se antoja visitar

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  9. Muy bonita descripción y relato de Peña del Bernal, el pueblito es pequeño y encantador. Saludos y Feliz año 2020!

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  10. Querida Nina: Viví en Querétaro por 5 años cuando muy joven y solía hacer paseos a los lugares cercanos. Estuve en la Peña de Bernal hace muchos años. Sólo recuerdo una tarde de atmósfera fría y húmeda, con pocos viejos sentados en las bancas de la plaza y sí por supuesto las prendas de lana que la caracterizan. Su espléndida vista de le da un carácter casi irreal como de estar a medio camino entre el paraíso y la tierra. Qué interesante tu comentario sobre le valor de pirámide que le otorgaron los chichimecas a la peña. Me hubiera gustado haber sabido todo esto que tu narras sobre las aguas de la eterna juventud y el lugar para las mujeres parturientas en su momento. Ahora completo el cuadro del lugar. Abrazo grande.

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  11. Te mando besos y abrazos renovados del 2020. Gracias por compartir las vivencias de tu alma sensible (y chistosa también) y de tu andar por el mundo. Saludos a Joel

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  12. Nina! Acabo de ver el Peñón de Bernal...enorme !! Le leí a Martín la historia de Bernal ...qué maravilla de Monolito el Peñón

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