Territorios de la Memoria, 1985 – 2018, PARTE I, dedicada a José Manuel Springer y a la memoria de Adolfo Patiño y Julio Galán


Exhibición emotiva y capital curada por José Manuel Springer como homenaje a los artistas mexicanos contemporáneos


La nación está reunida ahí, quizás significa esperanza y transformación


Las dos primeras pinturas creadas en 1946 y 1947, una de Siqueiros y la otra de Orozco son el corto preludio de esta muestra que refiere a la historia contemporánea de México; señalan la época de despegue económico cuando Miguel Alemán Valdés llegó a la Presidencia, primer civil y abogado después de las guerras de la Revolución y de la formación del partido único PRI.  Cuando salío el “Licenciado” en 1952 se le conocía como Alibabá y los 40 Ladrones. 

Una exhibición muy emotiva en el MAM, Territorios de la memoria 1985 - 2018 donde el curador José Manuel Springer hace homenaje a varias generaciones de artistas mexicanos, la de los Ochenta, a la que él también pertenece, la de los noventa y la siguiente de los más jóvenes. Muchos de los artistas exhibieron en mi deslumbrante galería de Zacatecas 93 en la Roma, luego en el espacio pequeño de la San Miguel Chapultepec y actualmente en la casa-galería de Las Lomas de Chapultepec; a casi todos los conozco y admiro su trabajo. Es un grupo de trabajadores del arte y de las ideas: no pintan rápido, tampoco dibujan, hacen esculturas, fotografías e instalaciones rápido. 

Para ellos el arte ha sido tiempo. Piensan, contemplan y vuelven a trabajar sus obras.  La mayoría nació por esos años todavía complacientes de 1958 -1959  y principios de los 60, los de menor edad en los setentas.  Les tocó tomar consciencia del 68 y han vivido las tantas luchas sociales posteriores, movimientos, protestas, asesinatos políticos y por fin la violencia del narco-gobierno que trauma a nuestra nación. El título de la exhibición marca un periodo: de 1985, el gran terremoto, hasta 2018, Ayotzinapa aún sin solución.

Han pasado 30 años,  los artistas, el curador, sus galerías y mecenas seguimos activos. Me encontré con José (Pepe) Pinto Mazal, coleccionista y verdadero patrono de las artes en México. No solo compra arte sino que también apoya con publicaciones y producciones de exhibiciones de artistas. Con él, su hijo galerista Eduardo y nieto Lorenzo;  el chiquito, a los tres años y bilingüe, revisaba las obras prestadas por el abuelo ¿quién crees que se va a quedar con todo esto?, pensé. 
 
María Ortiz, trabaja en la Asociación de amigos del MAM
Otras piezas pertenecen a Gabriel Herrera, dueño de la Especie, restaurante polaco en la Condesa. Él estaba más que feliz de ver cuadros de su propiedad en el MAM, sin embargo no es ningún mecenas.  Ha comprado siempre directamente a los artistas sin haber madurado, sin escrúpulo. –Faltó el apoyo a las galerías­–, dije. 
Yo opino lo mismo, – contestó María Ortiz, coordinadora de la Asociación de Amigos del MAM,– el hecho de que la galería sea comercial no demerita su enorme labor y conociendo la tuya, tu trayectoria. Haces que el artista se vuelva emblemático, le das el espacio, lo propones.
– Sí, conviví y aprendí con ellos– dije.

A la entrada, abre una pintura de la la serie de “nación” de Eric Pérez, de 2018 como símbolo de lo que hemos estado resistiendo. Se titula La Patria y es una gran manifestación en la Avenida Reforma que se ve mucho más ancha; cae la tarde en color rosa y atrás el Ángel de la Independencia. Si te acercas distingues a los individuos en las primeras filas, hombres, mujeres, niños, estudiantes, obreros, campesinos, la pluralidad del país.  Es peor, esa multitud refleja en cada individuo un tono emocional de tristeza, desesperanza y dolor. 
Patria, de la serie "Nación" de Eric Pérez, hay que acercarse para ver la emoción en los rostros
Veo carteles que llevan el numero 43, otro con el 68; la fecha 1910 de La Revolución; nuestra primera bandera del Doliente de Hidalgo (capturada por el ejécito español en Zitácuaro, Michoacan, en enero de 1812) y varias del yosoy#132, protesta del 2012 de estudiantes contra el Presidente Enrique Peña Nieto y el sistema político.


– Simboliza el cementerio en que se ha convertido el país–, dijo un artista. –Se hizo famosa ahora, es negra, blanca y negra con el águila al centro. 
– Veo muchas más banderas verdes, blancas y rojas,– contesté – finalmente la nación está reunida ahí, quizás significa una dimensión mayor: esperanza y transformación.

José Castro Leñero, Ciudad en Movimiento II, 1998

Otra magnífica obra de las constantes manifestaciones es Ciudad en Movimiento II, de 1998, de José Castro Leñero (nació en la CDMX en 1953). Es una de sus imágenes fragmentadas, desdobladas, que refieren espacios intimistas, entornos cotidianos, objetos con los colores nacionales que lindan con la abstracción.

Seguí por las obras de dos grandes artistas desaparecidos, Adolfo Patiño (1954 – 2005) y Julio Galán (1958 - 2006). 

Obras de Adolfo Patiño enmarcadas con reglas

Adolfo Patiño, de carácter explosivo y controversial fue pionero de la instalación y el performance en México, además muy inteligente, contestatario y rebelde. De origen humilde –en contraste a la gran mayoría de artistas mexicanos-,  creció intelectualmente a través de la fotografía y el arte conceptual. Conocido por sus cajas y marcos hechos con reglas y las tarjetas de la lotería mexicana o los luchadores, iconografía del arte popular mexicano, que incorporaba a sus objetos. En 1982 participó en la Primera Bienal de La Habana con colegas fotógrafos, Pedro Meyer, Graciela Iturbide, Felipe Ehrenberg y Pablo Ortiz Monasterio. Ahí conoció a los cubanos José Bedia, Ricardo Brey y Juan Francisco Elso y los invitó a exponer en México.

Resultó que los tres cubanos se quedaron seis meses con Patiño, entonces casado con la también artista Carla Rippey, en la calle de Tepic, colonia Roma. – La casa de dos pisos igualita a la de Cuarón en la película Roma– recuerda Pepe Bedia, – con la cochera chiquita que apenas entraba el carro, sirvientes indígenas en la casa de atrás y los sonidos de la calle: organilleros, bicicletas, afiladores de cuchillos, vendedores de tamales, carritos de paletas…
Carla Rippey, El Sueño de la razón: esclavos del sueño, 1992-93

Patiño murió en un accidente trágico al caer de la azotea de su departamento, no traía llaves y quiso brincar al balcón desde las escaleras de servicio. Resbaló. Siempre será recordado con cariño por quienes los conocimos y por el mundo del arte como fundador del grupo de arte experimental "Peyote y la compañía" (1978-1984), del "Grupo de fotógrafos independientes" (1976-1984) con el cual realizó las Exposiciones ambulantes (Fotografía en la calle) y de la galería La Agencia (1987-1993).

Julio Galán (1958 – 2006) fue un artista impresionante que renovó fuertemente el panorama del arte contemporáneo mexicano de los años ochenta. Lo conocí brevemente en Monterrey en casa de Liliana Melo. – Cuando hagas un cuadro grande de flores – ella le había dicho,– te lo compro. Y así fue.  Rodeado de mujeres preciosas y jóvenes él era como un príncipe en frac, con anillos góticos de piedras de colores en dedos de ambas manos, cadena gruesa de oro al cuello y un crucifijo de oro colgando, sombrero con ave disecada, zapatillas negras bordadas en hilo de oro, mascadas de seda saliendo de los bolsillos del chaleco blanco de piqué. En esa única vez me pareció ser un hombre-niño muy dulce, gentil, de voz suave y agradecida.
Julio Galán, artista brillante con gran imaginación, de los más grandes de México, "Así fue"óleo con
aplicaciones 60 x 50 cm

Provenía de una familia adinerada de Múzquiz, Coahuila, donde pasó su infancia. vivió la mayor parte de su vida en Monterrey, desde muy joven fue amigo inseparable de Generoso Villareal, Memo Sepulveda (su primer galerista ) e Ignacio Garza Medina, los tres muy guapos y pintaban, lo de Julio siempre fuertísimo y controvertido. En 1994 ganó el Premio MARCO (Museo de Arte Contemporáneo Monterrey) y en esa época lo conoció Emma Molina, entonces galerista joven. "No tengo más que oda a Julio", me dice "era muy cariñoso aunque agresivo cuando no le gustaba algo. Seductor, atractivo, original, rompía todos las normas, era diferente. Un gran amigo".

Tuvo estancias y galerías en Nueva York, Pairs y Londres.  "Julio Galán pertenece a las ligas mayores de las artes internacionales, alcanzó la cima de la universalidad", según lo describió Jorge García Murillo, actual director del Centro de las Artes de Monterrey, en el periódico Milenio.  Uno de los grandes artistas de finales del siglo XX fue un personaje que se disfrazaba todos los días y no dejaba de retratarse, cientos de fotografías diarias, se buscaba es esas mascaradas y cambios de maquillajes, y un día dijo "yo soy todas esas identidades!"

La obra de Galán retomó el nacionalismo, los ideales mexicanos llevados al drama,  humor, sarcasmo y lo cotidiano, siempre con una carga fuerte de vanidad. Era narcisista y cuestionaba profundamente su «yo». En sus trabajos vemos una historia íntima y muy personal, su cuerpo como sujeto y objeto del deseo. Galán superponía una narración teatral sobre otra y así sucesivamente hasta que sus imágenes fantasiosas se reflejaban en juego de espejos enfrentados. Era una demencia contagiosa, “pintura engañosa y subversiva, el estupor deviene adicción”, según el escritor Carlos Monsiváis del niño terrible del arte mexicano.

Murió de un derrame cerebral en Zacatecas, México, según su amigo Guillermo Sepulveda se fue Julio Galán: Me, Myself and I". 




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