Venecia III. Mundo lleno de extranjeros, caos, guerras y arte


Teresa Margolles, Tela Venezolana en la 60ª. Bienal 

El título del 60ª. Bienal de Venecia, Strangers Everywhere (Stranieri Ovunque), viene del colectivo Claire Fontaine, esculturas de neón en diferentes colores y en varios idiomas. Refiere a otro colectivo, de Turín, que a principios de los años 2000 luchó contra el racismo y la xenofobia en Italia. Un mundo lleno de guerras -Ucrania y Gaza las que más me entristecen y duelen, -sigo sufriendo por Zelensky y por los palestinos- y lleno de caos relacionado con el movimiento de personas por naciones, territorios y fronteras. Estas crisis reflejan las dificultades del idioma y la nacionalidad, también resaltan diferencias condicionadas por la identidad, raza, género, sexualidad, libertad y la riqueza. Entonces "Extranjeros en todas partes" tiene varios significados. 


Dice Adriano Pedrosa, el curador brasileiro de esta magna exhibición en la Ciudad de los Canales que ”dondequiera que vayas siempre encontrarás extranjeros: ellos (y nosotros) están en todas partes. No importa donde estés, siempre eres verdaderamente, y en el fondo, un extranjero”. No sé si estoy de acuerdo, yo soy mexicana y no extranjera, y tampoco soy queer, pero eso expresa Pedrosa el inventor del concepto específico. 


El italiano straniero, el portugués estrangeiro, el francés étranger y el español extranjero se relacionan con el concepto de "extraño", que quiere decir "queer", lo que menciono en el párrafo anterior. Es sabido que el curador Adriano es LGBT (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Trans), así que la Exposición se centra en temas como el artista Queer, que se mueve dentro de diferentes sexualidades y géneros, siendo a menudo perseguido o proscrito; el artista outsider, que se sitúa en los márgenes del mundo del arte, que es precisamente el concepto de "extraño. La idea de vivir en los márgenes, ya sea como forastero, recién llegado o persona indígena, es la gran cuestión para los 331 artistas, aunque la mayoría de expositores, curiosamente, están muertos. Ni hablar. Un gran número son indígenas y del Sur Global, y otro número importante también se identifica como queer. Están las muestras del grupo amazónico brasileño MAHKU (Movimento dos Artistas Huni Kuin); del Colectivo Mataaho, cuatro mujeres maoríes que hacen esculturas de fibra a gran escala; los artistas nativos americanos Kay WalkingStick y Emmi Whitehorse y los artistas brasileños yanomani Joseca Mokahesi y André Taniki. 


Mi adorada Teresa Margolles, presentó, como era de esperarse la presencia de la muerte en México y más allá. El cuadro Tela Venezolana (2019) es parte del proyecto de investigación de un año de duración sobre trabajo y migración en la frontera entre Venezuela y Colombia. Se ve una silueta humana impresa en gran tela blanca. Estéticamente hermoso, el color marrón de la figura viene de la sangre seca de un joven venezolano, asesinado en el río Táchira en Cúcuta, en el lado colombiano de la frontera. Al poner tela sobre su cuerpo durante la autopsia, Margolles logró que la sangre de cara, brazos, torso y piernas del hombre dejara una marca, creando al mismo tiempo un retrato irregular y anónimo de otra víctima más de la migración forzada. El paño se convierte en mapa impenetrable con fuerte presencia material. La cantidad de sangre da testimonio no sólo de la violencia infligida a su cuerpo, sino también de la brutalidad vivida por miles de migrantes venezolanos a lo largo de su viaje. Dolor muy grande de estos “extranjeros en todos lados”. Es una de las obras más fuertes de la Bienal de Venecia.

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