Venecia II. Pabellón Suizo, mundo de ficciones y belleza


Arte cinético, pasado más allá del futuro, Foreigners Everywhere y activistas sociales 

El Pabellón Suizo 2024 en la 60ava Bienal de Venecia. Cada vez me cuesta más entender el arte contemporáneo. Pero me gusta. Un proyecto monumental del suizo-brasileiro Guerreiro do Divino Amor, ‘’Civilizaciones Superiores’, donde reflexiona sobre las mitologías políticas nacionales, su carga simbólica, su jerarquización y su utilización. Se trata de un Atlas mundial superficticio, “El milagro de Helvetia”, donde Suiza es el ideal de belleza, riqueza y perfección, lo máximo de la civilización. Me recordó a la Alemania Nazi, pero, en vez, la figura alegórica es de la Helvetia del siglo XIX, la patria suiza. Vimos un cementerio de Diosas que representaban los mitos y valores sagrados del país neutro siempre, la religión, historia, política, todo dentro de un imaginario Olimpo. Esta es la saga del artista que inició en 2005, el Atlas Mundial Superficcional. 

Exageración de mundos barrocos soñados. Guerreiro do Divino Amor es irónico al cuestionar las grandes historias que inventamos para comprender nuestra propia realidad. Foreigners Everywhere, como dice el título de la Bienal, en esta exhibición de videos, nos hizo sentirnos muy raros. Como que todo un mundo greco-romano, Occidental, estaba hecho de mentiras, o, más bien, de ficciones. ¿Quién maneja el poder y para quienes? ¿Por qué somos extranjeros, o no lo somos? 


El pabellón de Venezuela es imponente, lo que sorprende por ser el chofer de autobús Nicolás Maduro, quien gobierna por decreto a este país enfrentado a la crisis social, económica y política, donde reinan la delincuencia, inflación, pobreza y hambre. La muestra es de Juvenal Ravelo, maestro del arte cinético que nació en 1934, lleva más de 70 años en el mundo del arte, y trabaja con la participación activa de la gente. Nos encontramos con luz y muchos colores en sus esculturas verticales y planos reflejados a través de los espejos Un arte que me pareció refrescante e interesante de este creador, considerado el último maestro del arte cinético venezolano. 



Bolivia presenta un proyecto Qhip Nayra Uñtasis Sarnagapxañani (“Mirando al pasado, avanzando más allá del futuro”), principio de buen vivir del pueblo Aymara, que respetando su territorio ancestral vive entre tres países, Bolivia, norte de Chile y sureste del Perú. Su concepto del tiempo es curioso, se entrelaza entre pasado y futuro, dando sentido al presente. Estos indígenas sí que son Foreigners Everywhere, como bien quiso el curador de la Bienal, Adriano Pedroso. Nos trajo al "extranjero", al "diferente", al marginado al escenario más importante del mundo del arte en un mensaje disruptivo, inspirador y tremendamente actual. Es una inversión de perspectivas que nuestros tiempos necesitan con urgencia. Estas culturas milenarias, marginadas por muchos años en su propia tierra y también en Europa, ahora presentaron como arte sus cosmovisiones, ponchos y polleras, hilados y tejidos, y zampoñas (tubos como flautas). Me cautivó saber que la Federación Rusa cedió su espacio a Bolivia para que participara con un pabellón propio para recibir a sus 25 artistas. 



Por fin el Pabellón de Finlandia, The pleasures we choose con varios artistas activistas sociales, Pia Lindman, Vidha Saumya, Jenni-Juulia Wallinheimo-Heimonen. Los tres tratan sobre sus experiencias de desequilibrios estructurales y ambientales en el mundo. Celebran el placer de lo personal como un medio poderoso para habitar, imaginar y rehacer mundos más plurales. Lo hacen con alegría, humor, agencia y resiliencia colectivas. ¡Bravo!


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