La Habana I. Mi tierra en la miseria, como en tiempos primitivos
Desde el avión veo rectángulos de tierra colorada, aquellos que miré hace más de 30 años, cuando llegué a mi tierra después de la muerte de mis padres. A Cuba regreso con cualquier motivo, siempre importante. Ahora porque amigos coleccionistas norteamericanos, de Colorado Springs, vienen por sexta vez a visitar a artistas cubanos y comprar obras. Sentimientos encontrados. Me encuentro entre la belleza de palacios coloniales de ayer y el caos cotidiano de escasez y desesperanza. En un país donde nada funciona y todo está al revés. Jóvenes que pudieron se fueron ya, el resto se prepara para lo mismo. Los apagones y las colas para comprar el pan son “el pan de cada día”. Mientras tanto arriban turistas de España y Canadá, brindan con mojitos en restaurantes de comida rica y no tan cara.
La Habana siempre me ofrece sorpresas. Me hospedo en el barrio Loma del Ángel, donde vivió Cecilia Valdés, protagonista de la primera novela cubana, obra de Cirilo Villaverde. Ella es una hermosa criolla, de la época colonial, que ignora ser hija bastarda del rico español don Cándido de Gamboa. Se enamora y es amante de Leonardo, hijo de don Cándido y tienen una hija. Sigue el drama de estos medio-hermanos y no cuento más para que ustedes, mis amigos lectores, lean la novela sobre negros, mulatos, esclavos y españoles cubanos…Se me había olvidado que años antes, en la iglesia de la Loma del Ángel, Luis Palomo -amigo inolvidable ahora desaparecido-, y yo, bautizamos a Alexa -hija de la artista Sandra Ramos y Alejandro Baez. Cómo pasan los años, cómo cambian las cosas. Pero no, el cariño y el amor, seguiremos extrañando a Pigeon, bajo la luna llena, para siempre.
Esos primeros días habaneros me puse a caminar, como lo hacía el Historiador de la Habana, Eusebio Leal, por el casco histórico. La belleza de la ciudad antigua me mareó. Al mismo tiempo me estrujó la miseria, de la gente común, de los que no tienen ayuda de parientes en Miami, de los que sufren la escasez y crían cerdos en los tejados para poder comer, de los que no tienen papel higiénico, de los perros y gatos con hambre. Dice Waldo: Todo está mal, nada funciona, ahora tú te mueres en tu casa y se demoran horas para que vengan a buscar el cadáver. Las cajas de muertos son horribles, todo, todo está mal. Fui al Museo de Pintura Mural, la casa más antigua de La Habana en la Calle Obispo, muy cerca de la Drogueria Johnson que perteneció a mi abuelo Papaonso.
Hay muestras de murales de palacios y casonas de la nobleza española. Nunca había estado ahí y me pareció preciosa la fachada amarilla y color turquesa, desde cuyo balcón me asomé para ver la vida pasar. Las losas de piso (mosaicos), los más hermosos que he visto en colores rosa, y otra vez, amarillo y turquesa. Las puertas en verde menta. La imagen de Cuba era la medicina, ¿te acuerdas? Dice un chico de 20 años. Ahora sí no hay nada para operar, no hay suturas, no hay agujas, no hay anestesia. Con cuanto joven hablé, está esperando la oportunidad para salir. Por Managua, Nicaragua. Hay que comprar un boleto de 10, 000 dólares. No importa, no importa, tenemos que irnos.
Y Margarita, ama de casa en el reparto de Kholy, comenta: Lo más difícil de vivir aquí es el día a día. Tú no sabes con qué te vas a enfrentar. Lo mismo te toca un apagón de 6 horas, que tú dices, bueno, y entonces ahora ¿qué hago? ¿cómo lavo? ¿cómo qué sé yo? ¡Vaya! Es que como si hubiéramos vuelto al tiempo primitivo, y BUM! Entonces tienes que ir a buscar el pan, tienes que ir a hacer la cola a buscar el pan.
q lindo articulo y q triste se siente La Habana. Gracias por compartir
ResponderBorrarMerci pour cette excellente mise à jour description de Cuba .
BorrarCharlotte(Carla) Nacher
Que duro enfrentarte a esta realidad y q difícil vivir diario con desesperanza de un mejor futuro. Jóvenes saliendo, huyendo a buscar una vida posiblemente mejor.
ResponderBorrarQue belleza NINUSH !’nnn
ResponderBorrarTengo tantas ganas de ir a la habana !!!! Me. Encantan tus blogs, no hay como trasmitir lo que sientes por el arte, bravo!!!
¡Abrazos!
ResponderBorrarNinita. Felicitaciones. Cruda realidad mediante una prosa hermosa...!!
ResponderBorrarLove.
Ay Nina que tristeza me dio...
ResponderBorrarQue dolor saber la miseria que vive la Habana
ResponderBorrarMe encantan tus historias Nina, saludos <3
Me encanta leer tus historias, y como empiezas a escribir y los recuerdos te van marcando los caminos a seguir
ResponderBorrarEl antojo en las 5 esquinas es de mis lugares favoritos ahora para comer. Por cierto que mis amigos que fueron a la inauguración de Continua. Tuvieron que ver la muestra sin luz por que hubo apagones. La historia del día a día. Da pena ver la cantidad de gente brillante que ha salido en el ultimo año
ResponderBorrarEstruja el corazón
ResponderBorrarNina mil gracias, fui a Cuba hace unos años, y si te estruja el corazón la desesperanza. Fue para mi como un viaje en el tiempo.
ResponderBorrarMiNi: que tristeza nuestra Habana. Mi sobrino ya pidió la baja de su trabajo y quiere venir; pero como trabajaba para el gobierno tiene que esperar tres años para salir.
ResponderBorrarUna belleza de textos querida Nina, te mando un beso.
ResponderBorrarHola Nina, continúa escribiendo tus experiencias de estancia en La Habana. ¡Muy bien esta primera parte! La redacción de esta primera reseña del viaje acá te quedó muy refrescante a pesar de los comentarios sobre la miseria en las calles. Recuerdos de Alicia.
ResponderBorrarMe encantó, fue cómo vivirlo en persona
ResponderBorrarQue triste...
Tan bellísima que fue y el desastre actual. Pobre Cuba!!!! Sí, yo no quiero regresar y menos después de haber visto el documental de tu hija
ResponderBorrarNina querida. Me has estrujado el corazón con lo que cuentas de la Habana. Un abrazo solidario...
ResponderBorrarHola Nina, tremendo el escenario.
ResponderBorrarNos apena el dolor de físico e interior de miles de personas que viven en condiciones extremas.
Gracias por tu relato, de primera mano.
que pena <3, tu primo
ResponderBorrar¡Estrujante!
ResponderBorrarSuena aterrador !!
ResponderBorrarQue dolor querida Nina, y no hay para cuando termine eso.
ResponderBorrarEsther Salinas
Gracias Nina por tu precioso relato!
ResponderBorrarQué desesperanza!!Pobre Cuba y sus cubanos.
Gracias Nina por tu precioso relato .
ResponderBorrarQué desesperanza para los pobres cubanos !
Saludos cariñosos.
Querida Nina,
ResponderBorrarMe alegra saber que sigues yendo a Cuba y llevando coleccionistas. Supongo que los artistas siguen viviendo relativamente bien. Sin embargo, los de abajo y sin remesas, están fatal. Devastador.
Volví a Venecia y me dediqué a ver cuadros de Bellini (y de brindar con Bellinis en Harry’s bar). También admiré la inmensa obra de Anselm Keifer en el Palazzo Ducale. Impresionante.
Te mando un fuerte abrazo.
Malditos Populistas
ResponderBorrarQuerida Niña ,te felicito por seguir tu maravillosa labor de exponer a los artistas cubanos y acercarnos gracias a tus escritos a esa realidad paralela que tenemos todos los que vivimos fuera
ResponderBorrarUn fuerte abrazo
Isidora
como siempre un viaje estupendo un regalo de colores y ahi nos pones a viajar contigo. muchas muchas gracias
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