Es un día maravilloso, saludé a las Pereginas, dedicado a Betty y Homero Aridjis

Enrique Loaeza Tovar un amigo que se fue demasiado pronto 

Me dijeron que hablara con las flores y ¿por qué no? Hermosas las de mi barrio en primavera. Homero Aridjis y Betty caminaban por ahí, “es un día maravilloso”, comentaron, “la ciudad es más bella que Paris o Roma”. Observo las jacarandas y les creo. Aparecen por mi paso Pereginas, Bauhinias y Magnolias. La Peregrina es roja, nativa de la isla Hispaniola, Cuba y Centroamérica; la Bauhninia rosa brillante con cinco pétalos y varias semillas y la Magnolia, relacionada con el lejano oriente donde era exclusiva del Emperador por su vigorosidad y belleza. “Es un día maravilloso”, saludé a las flores y me alegré, ellas contestaron con el viento, se abrieron en capas en todo su esplendor. 



Homero Aridjis, poeta, novelista y diplomático, acaba de escribir Los peones son el alma del juego que encontré en la Librería El Sótano en el Sur de la ciudad, donde la gente es más culta que por acá. Aún no lo leo, me dice que es la historia de la Zona Rosa cuando era epicentro de lo mejor de la capital. Yo la recuerdo en mis años de juventud; los restaurantes, la moda, todo era elegancia, mujeres divinas, hombres ricos, simpáticos y bien vestidos, intelectuales. Los bancos importantes estaban en el barrio, las mejores zapaterías, salones de belleza, clubs, cabarets. Estaba el pasaje de Londres con La Llave de Oro, y el restaurante Bellinghaussen en frente. Dolores del Río y María Felix, entraban por separado al Rivoli; Miguel Alemán Jr. les pagaba la cuenta. Jorge y Carlos Trouyet, Elena Subervielle, Claire Dierix, Manolo Arango, recién ganador del primer Oscar para México por su documental Sentinelas del silencio. 

Homero y Betty son cómplices, pasean juntos, rememoran. Sí, leyeron el libro con las memorias de Rita Macedo; no, no es que fuera literatura, entretenido sí. Carlos Fuentes fue un hombre muy duro, –Natasha su hija venía mucho a nuestra casa, quería quedarse a vivir, eso era demasiada responsabilidad. Un día él fue a sacarla del Hospital Inglés – ,“¡Ojalá te hubieras muerto!” se oía el grito por los pasillos. ¿Y cómo está Chloe?, pregunté. La hija de los Aridjis, también novelista, Prix du Premier Roman Étranger con El libro de las nubes y premio PEN / Faulker con Sea Monster. Chloe es vegana y difícilmente se le puede invitar a comer pues ni gelatina con knorr suiza como condimento, contiene caldo de res o de pollo. 

Con Antonio Gritón posando, por fin terminó mi retrato que es una instalación de once piezas. Afuera es la Condesa, sus ruidos, Parque México, las vinerías, librerías, salón de belleza Retro que aplica pestañas de mink, tiendas de cajitas y muñecas de trapo con Fridas, vecinos paseando con las mascotas. Un simpático niño repara tapas, suelas, tacones, medias suelas y suelas corridas. Tiene siete años y se llama Rigoberto. Sigo escribiendo o más bien corrigiendo mi libro, La libreta de los errores; hago caso a los consejos de Guadalupe Loaeza, escritora y periodista, sobretodo amiga. Su hermana Antonia muy admirada y querida por mi mamá y su hermano Enrique, amigo mío de tantos años, político, académico y diplomático, gran ser humano. Ambos ya desaparecidos. Marisol, la benjamina Loaeza Tovar, intelectual de primer nivel, profesora-investigadora Emérita de El Colegio de México, miembro de la Academia Nacional de Ciencias. 




Art Nouveau, art déco, oigo inglés, francés, alemán. Estoy caminando en la Condesa por el antiguo Hipódromo, antes Hacienda de la tercera Condesa de Miravalle que nació en 1701, dueña de haciendas en Michoacán, varias minas y la Hacienda de Tacubaya que sería hoy no sólo la Condesa, sino también Roma, Hipódromo y gran parte de Tacubaya. Aquellos tiempos de la Colonia. Su casa es lo que actualmente conocemos como Embajada de Rusia en México.



Comentarios

  1. Qué bonitos recuerdos de la zona rosa .Me acuerdo del Rivoli que le encantaba a mi papá.

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