Teotitlán del Valle, todos hablan zapoteco (dedicado a la familia de Margarita Gutiérrez)


La iglesia en el pueblo zapoteco de Teotitlán del Valle, árboles, nubes

“Allá en las montañas, entre los altos pinos y los despeñaderos, respiré el aire frío y fino como un pensamiento de libertad” Octavio Paz

Teotitlán del Valle es el primer pueblo zapoteco, fundado en 1465,  que vive sus tradiciones y costumbres desde antes de la Colonia y que fueron modificadas cuando los españoles confundieron a los indígenas, mezclando todo con el catolicismo. Está a 31 km de la ciudad de Oaxaca en las estribaciones de las montañas de la Sierra Juárez. 
Faldas de cerros que sostienen el cielo

Era una linda tarde de verano en la que tomamos un taxi por la carretera rumbo al Istmo de Tehuantepec, Laurie quería ver a su familia que es de allá y yo velas hechas a mano, como las que tiene mi hija Emilia. Sé que hay hermosos tapetes de lana pero yo prefería cirios “de concha” que están decoradas y hechos a mano. La tienda principal que las vende estaba cerrada. Así que me gasté todo el dinero que quedaba en el sobre amarillo, ya arrugado, en velas color ocre, y en la única adornada que les quedaba. Me hicieron una caja con dos aberturas para pasar el bastón y proteger las flores de cera.

Conocí a Yolanda, una de las sobrinas de Laurie, que estaba caminando por el pueblo con su hija pequeña de la mano. Nos llevó a la iglesia “Preciosa Sangre de Cristo”, construida sobre un templo zapoteca en el siglo XVII, es excepcional por las canteras descubiertas con labrado prehispánico. El resto está aplanado con argamasa blanca.
Adentro de la iglesia católica construida sobre el
templo zapoteca

Niños y niñas de 5 y 6 años corrían adentro, la risa llena de alegría. Luego formaron un circulo alrededor de la maestra, entrelazaron sus brazos, y así repasaron las lecciones de fe para una re-confirmación del bautismo. Estaban cantando. 

Cuando salimos Laurie y yo nos quedamos justo afuera de la iglesia, mirando, respirando, oyendo. Los árboles eran tan grandes como antiguos, a lo lejos las montañas, peñazcos verdes casi negros que sostenían un cielo gris y azul. Caía la tarde y respiré el aire frío sabiendo que era libre. 

–  Esos son los cerros el “Gueliaa” “Cerro Grande”, “Cerro Quiea Less” y el “Dai-N Nizz” –dijo Yolanda-
Me gustaría comprar un terrero aquí, hacer una casita y mirar las montañas 
– No se puede, aquí solo viven los zapotecos, aquí nos desarrollamos desde el año 800 a.C.
Fe maravillosa y contagiosa de estos niños zapotecanos

Mi amiga Laurie estaba viviendo en San Francisco, casada y era muy infeliz. Una amiga italiana siempre le hablaba de México, le dijo vamos juntas. 
– Yo dije bueno está bien
– Aguantame tres meses –contestó la amiga– tengo un trabajo en Los Angeles, después voy a comprar un coche usado y nos vamos.
– OK, te espero –dijo Laurie –pero después la amiga me dice- ya compré el coche y me quedé sin dinero para el viaje.
– Bueno, voy por ti a San Francisco, pasamos la noche en Los Ángeles y te llevo a la frontera. 

Así llegó por primera vez a Oaxaca en un camión de Tijuana a México que duró 48 horas, llevaba carta de recomendación para una mujer italiana casada con un chiapaneco. Ahí se encontró a otras dos jóvenes y con ellas fue a conocer Chiapas, el camión se descompuso en Juchitán. Era el año de 1977.

Estuvo 5 horas en el istmeño Juchitán “extraordinario, todas las mujeres vestidas tradicionales, una magia que no podía creer”. Tres años después y ya divorciada, regresó a Oaxaca con otra amiga de Nueva York, ésta se enamoró de la ciudad y se quedó un año y medio. Laurie se había mudado a Europa, entre Ámsterdam y Barcelona, recibía rebozos y artesanías que le mandaba la amiga para vender. De pronto hubo un problema en la oficina de correos y Laurie tuvo que viajar para recoger la mercancía. “Empecé realmente a conocer Oaxaca”, dice. “Estaba decepcionada de Europa, sentía que se había vuelto un país consumista como Estados Unidos”. 

Entonces decidió probar vivir en Oaxaca. No hablaba español.

– Después de 10 días aquí sentí en serio que tenía más espacio mental.
– ¿Hace 35 años?
– Hace 35 años Oaxaca realmente no era una sociedad consumista. 
– Umm
– Lo sentía como algo físico.
– Umm
– Después descubres más cosas con el tiempo.
– ¿Y el turismo?
– ¿Aquí? No. Oaxaca tiene tradiciones que atraen a los turistas hoy en día, pero si no llegan los turistas las tradiciones siguen para la gente local.
– ¿Te gusta igual que antes?
–Ha cambiado, es sofisticada, los restaurantes son muy buenos, pero la esencia de Oaxaca sigue igual.
– ¿Qué quieres decir con eso?
– Cuando hay estas tradiciones en ciertos momentos del año todo el mundo participa, a veces estoy caminando en el centro y veo a la distancia una procesión y digo ¡ah! ¿para qué será? Son estudiantes de la Universidad celebrando su graduación en la forma completamente tradicional, podrían celebrar de otra forma ¿verdad? 

Laurie tiene una familia en Teotitlán del Valle que conoció la segunda semana de su llegada, sus compadres ya murieron pero quedan hijos, nietos y sobrinos.
cantera labrada prehispánica en muros del convento

– Todavía hay vestigios de tradiciones prehispánicos, en diciembre pasado fui a un evento increíble, primero a una comida en la casa de mis compadres, después a la iglesia y luego el hijo menor bailó la danza de plumas que ellos lo toman muy en serio, es un compromiso de tres años de prácticas, había tal vez 10 turistas entre cientos de gente del pueblo.

La Danza de la pluma, creada por frailes dominicanos e indígenas, es una joya de las tradiciones de Oaxaca; representa la batalla entre mexicas y soldados españoles. Simboliza el triunfo del catolicismo sobre las religiones nativas. Esto me parece muy triste, pienso, pero ellos están orgullosos de su danza máxima. Además es el último número de la Guelaguetza, culto a la Virgen del Carmen que se celebra en el mes de julio y que tiene que ver con una actitud generosa de compartir la naturaleza y la vida con el prójimo.

Los chicos bailan en el atrio de la iglesia, con espléndidos penachos y la chicas llevan el traje típico y una canasta de flores con la imagen de algún santo.

– ¿Son indígenas?
– Sí, claro, hablan zapoteco.
– ¿No se mezclan?
– En general se casan entre ellos. Entonces esas tradiciones son importantes.
piedras prehispánicas en la fachada de la iglesia

Todos los días caminábamos hacia el centro de Oaxaca, siempre por la calle Munguía. Toqué la puerta en casa de Francisco Toledo. Soy Nina Menocal me gustaría saludar al maestro, una voz con cierto acento contestó: “El maestro está enfermo”. Dicen que Trine, artista textil danesa, tiene carácter disparejo. Sus hijos son los menores del artista, Benjamín está estudiando agricultura orgánica en Costa Rica y Sara se acaba de casar con el heredero de un empresario oaxaqueño, tuvieron una boda grande, por todo lo alto. 

Me hubiera gustado abrazar a Toledo, filántropo y promotor del patrimonio artístico mexicano; hace muchos años Joel compró los últimos oleos de animales -monos, murciélagos  o sapos raros-, que tenía en existencia Antonio Souza, y yo regalé, uno a cada una de mis tres hijas. Estaban sin firmar, un día y sin anunciarse el artista se apareció en mi casa de la Ciudad de México, “vengo a certificar tus obras”. 

Doblamos a la izquierda y pasamos por una placita, estaban ensayando unos jóvenes, bailando.  Para nuestras festividades, dijeron. Claro, para ellos, no para los turistas.

Seguimos por Alcalá hasta la feria de artesanías Guelaguetza. Yo llevaba un sobre con 8,000 pesos que había ahorrado, separé 500 para el taxi de regreso y así fui sacando del sobre y comprando algo bonito hasta salir del andén. Seguimos hacia el Zócalo con los edificios de cantera verde que tanto me gustaron. Comí el mole de pollo oaxaqueño en el Asador Vasco, vista espléndida a los árboles del parque, corazón de la ciudad. Un día tranquilo, no había mucha gente.

En el atrio nos quedamos un rato contemplando el paisaje, sintiendo la vida en este pueblo zapoteco

Comentarios

  1. MUY INSPIRADO TEXTO, SALUDOS

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  2. Campuzano Cervantes Fernando15 de agosto de 2019, 9:12 a.m.

    Nina muchas felicidades por compartirnos tus textos, te vamos a estar agradecidos de por vida¡¡¡ qué bueno coincidir con personas como tú en este mundo.

    Abrazo

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  3. QUE BONITO ESCRIBES; VIVES, QUERIDA AMIGA
    BESOS

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