En México hay un karma con la violencia de los antepasados


Un activista y artista chino vino a recordarnos de nuestra obligación con la memoria social

Ai Weiwei quiso vincular dos memorias violentas: el patrimonio cultural perdido en la China maoista y las aspiraciones truncadas de nuestros jóvenes de Ayotzinapa

Ai Weiwei, exiliado por la constante crítica del regimen comunista en China y la lucha por los derechos humanos 

“Es un oportunista”, había dicho un artista que se encontraba en la sala viendo las imágenes en gran formato de los 43. Estábamos en el MUAC (Museo Universitario de Arte Contemporáneo) de la Ciudad de México en la exhibición “Restablecer Memorias” de Ai Weiwei. Por un lado entramos al gran templo de la familia ancestral Wang como representación de la destrucción del patrimonio cultural en tiempos de Mao Zedong y por otro, 46 Retratos de LEGOde los 43 estudiantes desaparecidos y de los tres muertos de la Escuela Normal Rural Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre del 2014.
–¡No!– grité, – es historia de la violencia contra nuestros jóvenes. 
En verdad Ai Weiwei es 50% artista y 50% activista político y provocador. Es un chino que vio la oportunidad de exponer lo que no ha hecho ningún artista en un museo mexicano. Entrevistó a las familias de los desaparecidos, hizo la investigación, escribió el texto, filmó videos para la película “To Be”, ayudó en el montaje de la exhibición. Añadió retratos de tres estudiantes involucrados en la toma de autobuses en la terminal local que fueron victimados por la policía municipal y estatal o por presuntos integrantes de una cédula de narcotráfico.  Han pasado cuatro años y ocho meses y aún nadie sabe quién mató a los tres ni dónde quedaron los otros 43. 
#YaMeCansé, dice el Procurador General

¿Incinerados en el basurero de Cocula, o sus restos en bolsas en el río?  El hashtag “#YaMeCansé” fue la frase ridícula del 6 de octubre de 2014 de Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República, cuando no pudo ofrecer a la prensa nacional e internacional resultados comprobables y lógicos de la investigación que dirigía, mientras que al día siguiente el Gobernador de Guerrero afirmaba que la investigación estaba “prácticamente concluida”. Finalmente Murillo Karam y los dos procuradores siguientes renunciaron.

Los extensos textos de Ai Weiwei refieren las investigaciones del gobierno mexicano en los últimos dos años, donde nada es transparente. Un laberinto oscuro, horrible, ofensivo.  Además de la PGR investigaron el caso el equipo Argentino de Antropología Forense, la CIDH (Comisión Internacional de Derechos Humanos), el GIEL (Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales), la CNDH (Comisión Nacional de Derechos Humanos) y los resultados no daban pie con bola. Evidencias manipuladas, manoseadas mil veces, testigos torturados, pruebas de ADN dudosas, fake en lenguaje de Ai Weiwei.
Él, quien organizó la Citizens’ Investigation para buscar y recordar los nombres de cada niño fallecido en el terremoto de Chengdu, provincia Sichuan en China (mayo, 2008); él, golpeado por la policía por tratar de testimoniar sobre el encubrimiento, corrupción y mala construcción de las cinco escuelas derrumbadas; él, operado en Munich por hemorragia interna cerebral un mes después de la paliza.
– ¿Ai Weiwei oportunista?– pregunto yo.
– Eso pensamos al principio, pero no. –contestó Lilliam Cedeño, una de las artistas jóvenes cubanas que me acompañaba. Añadió –Es tremendamente coherente con su propuesta, su trabajo siempre va sobre el activismo político, sobre la búsqueda.
Todos somos Ayotzinapa
– En México hay un karma con la violencia de los antepasados, – dijo Eli Cerviño, la otra cubana, muy reconocida por su obra.
Días antes ambas habían visitado el Museo Nacional de Antropología y las pirámides de Teotihuacán, sabían de las antiguas guerras y matanzas: cabezas decapitadas, restos de guerreros inmolados. Corazones arrancados de los prisioneros cuyos cuerpos fueron arrojados desde lo alto de la pirámide. 
– El templo tiene que ver con la tapadera política, como la manera de restaurar también ¿no?, de agregarle cosas para cubrir el vacío que falta; Ai Weiwei trata de hacer suyo un suceso que pasó en México. Lo recupera llevándolo al arte.– explicó Eli.
Primero se entra en la gran sala del museo a un templo chino; desde ahí vemos las paredes perpendiculares al fondo con retratos en gran formato de los 43 y de los tres.  La co-curadora Virginia Roy dice que Ai compró el templo a un anticuario en China y empezó a pintar partes: “Hasta la escalera está pintada en colores y es la misma que utilizó el equipo de carpinteros chinos que tuvimos que traer para montar la pieza, ellos vendrán también a desmontar y luego irán al museo MARCO en Monterrey” . 
Me imagino lo que ha costado traer al artista y a los montadores, pagar estancias y boletos además de los seguros de obras. El “Salón ancestral de la familia Wang” que pertenece a la dinastía Ming y tiene entre 400 y 600 años de antigüedad fue construido en la aldea Xiaoqi para venerar a los ancestros, hacer celebraciones, reuniones y sobretodo ser referente de la moral y ética de este clan de ricos terratenientes. En 1950, con la reforma agraria, el salón pasó a ser propiedad pública. Los centenarios sistemas éticos del clan quedaron aniquilados en un momento.
Platón Celadon Green

En 2013 el Salón ancestral fue subastado a un empresario de Dongyang quien reparó y embelleció su estructura. Dos años más tarde Ai Weiwei lo compró y desmanteló para intervenir dos galerías vecinas de Beijing. Así consiguió que espacios y tiempos diferentes coexistieran a través del arte.
Ahora el nuevo propietario trae la obra de arte a México. Me imagino que su intención aquí es otra: vincular el pasado místico de los antiguos terratenientes con la de un suceso de nuestra historia política y violenta. Tanto el pueblo chino como el mexicano tendrían la obligación de comprometerse con la memoria social.
Yo estuve una hora y media en la exhibición de Ai Weiwei; su personalidad, vida y trabajo me mantuvieron intensamente absorta. Para mí el salón fue un lugar cultural y espiritual que ha sobrevivido a los estragos de la Revolución cultural de Mao Zedong.  Ahí pude ver el platón en porcelana “celadon” y recordé como gustaba a mi mamá el color “celadon green”, como ella nombraba ese verde claro y transparente específico. También vi las  25 copias exactas de la famosa taza de té “con gallo” -época del emperador Chenghua, dinastía Ming-, que Sotheby’s subastó en $26 millones de Euros en 2014. La única diferencia son las marcas en la parte de abajo, “Beijing Fake”, el nombre de la compañía del artista.
25 tazas Beijing Fake
Sin embargo lo que me trastornó fueron los textos en la pared, la noche de matanzas y persecuciones, hora por hora, hecho por hecho, investigación por investigación. Con razón dijo la curadora Virginia Roy “el texto es muy claro, imparcial, de suerte que no tenemos más pared…”. 
Ai Weiwei es el artista más famoso de China, arquitecto, activista de derechos humanos, bloguero, curador, cineasta. Preso político durante 80 días en 2011 y luego arrestado en domicilio, dejó su país natal en 2015 cuando le devolvieron su pasaporte. Vive y trabaja por el momento en Berlin, no sabemos cuáles serán sus próximos destinos.
Necesitaríamos quizás otras paredes para cuando la nueva Comisión para la Verdad que instaló  AMLO (Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador) el 15 de enero de este año, ofrezca pistas certeras tanto a los mexicanos como al chino que vino a México. Es seguro que Ai volverá, las familias, amigos y colegas de los desaparecidos y muertos lo esperan; los afectados, que somos los de Ayotzinapa y el pueblo entero de México, lo esperamos. Es un artista que inventó una nueva forma de arte: “transformación y destrucción ”.
Total falta de certeza sobre el destino de los 43
En 1995 Ai estrelló en el piso dos urnas de 2000 años de antigüedad para hacer la serie de tres fotografias “Dropping a Han Dynasty Urn”, comprobando que el arte contemporáneo tiene inmensamente más valor que los artefactos históricos. Mao Zedong había dicho que “la única forma de construir un mundo nuevo es destrozando el viejo”. Todo esto es ambiguo, ya que el salón ancestral que está en el MUAC es un enorme “ready made” que Ai Weiwei ha cuidado a capa y espada ¿entonces por qué romper objetos de su herencia cultural? me pregunto. 
– ¿Tal cómo la Cuarta Transformación? –, estoy hablando a solas.
– Sí.
Todos los estudiantes, todos los padres de familia, todos los mexicanos debemos revisar la exhibición del artista y activista chino en el MUAC. Él siente nuestro dolor. Él está furioso.

Andrés Manuel López Obrador se añade a la búsqueda de la verdad. Ojalá lo logre


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