MATERIAL, daban pena los zancos viejos (20,000 Euros) y la instalación de “botones” troquelados

Seguí de stand en stand, me parecía que estaba en prisión, había que irse de este lugar
























ACME, la feria Número Uno, mezcla de artistas sin galerías con galerías mexicanas de gran colmillo

ACME la mejor feria de México, Rodrigo Echeverría Noriega, Galería de Arte Mexicano (GAM)


Fue muy extraño lo que me pasó este año en la feria de arte MATERIAL, tan diferente al año pasado. Desde que entré sentí algo que oprime, como si estuviera en prisión. El año pasado al contrario, la feria había sido “una inyección de adrenalina” y “de mejor energía en el mundo”. La prestigiada galería Crèvecoeur de Paris no regresó esta vez, tampoco la emergente Mauve de Viena ni la editorial Turner. Mira, me dije, vamos a Labor, tan buena galería, además tienen la fotografía magnífica de Héctor Zamora. Y sí, mi amiga y colega Pamela Echeverría me dio toda la información. 

Seguí disciplinada de stand en stand, nada me parecía estimulante. Una obra Caramel Shoesme recordó a Francis Alys, pero “rien de plus Jolie” como decía mi mamá.

La galería Andréhn-Schiptjenko de Estocolmo que se supone tan buena, ahora la sentí desangelada.

De pronto apareció la fotografía del vestido rojo de Tania Franco-Klein. Quizás el rojo estimula las emociones y entré al espacio de Arturo Delgado, Almanaque. –Hola Nina– me saludó con cariño a pesar de tener clientes a su alrededor. Es un gran galerista. La foto de Tania Franco Klein, proceed to the routees de una mujer cuya cara está tapada por el vuelo y baile de la tela. La tela se convierte en verdadero cuerpo, mientras que el de la mujer, solo brazos y piernas a la vista, está estático. –¡Qué linda foto!–, dije y pensé en ríos de sangre, guerra, violencia. También en sexo que tanta falta hace.
Almanaque, Tania Franco-Klein, artista fotografía

Vámonos, Nina, me dije, termina de ver “arte” y salte de este lugar. El galpón grande y las estructuras de metal que dividen la feria son color gris, todo es gris esa tarde. Ah, un japonés. En la galería Aoyama/Meguro había una instalación de bastidores cuadrados, pintados y mínimos que no superaban los 3 cm de cada lado. Tres por 1,200 dólares. Se vendieron. (Hubiera sido mejor comprar una sola obra de Edgar Ladrón de Guevara por 1,300 dólares en la casa-galería nina menocal. Esto último es buen arte.) La gente es ciertamente muy ingenua, ¿si es tres por uno quiere decir “bueno”?

El stand Nogueras Blanchard daba pena, una instalación de zancos viejos, usados ¿Algo va a pasar? me pregunto, –Nada–, contesto. 
– Esta otra instalación de Wilfredo Prieto son troquelados de objetos como carnet de identidad, billete del metro– dice la persona en el stand. La instalación era de cositas minúsculas, redondas.
– Me lo explica por favor.
– El artista vuelve a poner el troquel en circulación y cada pieza cuesta 1,000 Euros.
-¿1,000 Euros por un botón? 
– Bueno, si se lleva los cinco zancos le cuestan 20,000 Euros.

Me apuré a subir por las gradas, empecé a coleccionar nombres cómicos de galerías, como Ladrón, Upfor, Nome, Lambda-Lambda-Lambda-, No Conformism, Alegría, Margen, Piedras y Elastic. 

Arte penible: Instalación de mínimos objetos
troquelados, 5mm cada uno, en Nogueras Blanchard y cinco zancos

Por fin en el tercer piso salí del aburrimiento. Reading MATERIAL:  libros de arte, novelas gráficas, fotonovelas. Esta es la zona viva, el soporte para distribuir arte, la edición bien cuidada, materiales de buena calidad, precios asequibles, contenidos críticos e interesantes…– De  la feria Material me quedo con los libros– alguien dijo. 

Había un dibujo en tinta en la galería Breve de la Ciudad de México. –Y yo con la obra de Derzu Campos­– contestó Begoña, su “Breve” galerista. Ahora mismo otra coincidencia, estoy leyendo a Alejo Carpentier quien describe otro cuadro, aunque pudiera ser el mismo: …”la apocalíptica inmovilización de una catástrofe”. El dibujo en galería Breve del artista de Sinaloa es un edificio que explota en el aire, los pedazos rotos “siempre suspendidos en el aire se hacían exasperantes por su movimiento detenido,su perpetua caída al caer”. Una buena obra de arte que refiere a la psique social.
Derzu Campos, dibujo en tinta, sociedad que
explota, Ayotzinapa, narcotráfico, apocalipsis; Breve, Ciudad de México

El sábado de la semana de ferias recogí a mi amigo Esteban Mattison y nos fuimos con iliusión a ACME, ya sabíamos que era la única feria propositiva y verdaderamente interesante. ¿Ya fuiste a Acme? frase del momento. El edificio palaciego está en ruinas, es su gran atractivo. Pertenece a Archipiélago Corp, proyecto ideado por tres jóvenes empresarios conocidos en la alta sociedad mexicana por ser de los más cool: Pepe Islas, Toño Vilches y Pepe Bezaury.
Salón Acme en General Prim 30

La primera vez que estuve en General Prim # 30 fue por invitación de Damian Fraser, cuando todavía estaba en UBS y sus cócteles eran un derroche, además de muy divertidos. La gran Annie Leibovitz presentaba sus retratos de Mujeres. Desde entonces no se espera más que éxitos en esa dirección donde este año se celebró la 7ma edición de “Salón ACME”. Ahora es cuando de verdad agarró su lugar como la número uno de las ferias de México. 
Querido amigo Esteban Mattison

ACME había empezado privilegiando a los artistas emergentes, de provincia y de cualquier lugar del mundo que no tenían galerías que los representara.  Lo nuevo de 2019 es que el comité de selección invitó, además, a reconocidas galerías a participar en la feria. Es decir, decidieron ganar dinero y se gana dinero a través del mercado del arte y de las instituciones que pertenecen a “la mafia del arte” (por así nombrar “a las galerías más importantes del país” según ACME). Estaban Galería de Arte Mexicano GAM, Galería Enrique Guerrero, OMR y otras cuyas propuestas en Zona Maco o Material parecían insignificante, aunque en ACME eran gloriosas. Fue la combinación de artistas independientes sin dinero ni galerías con galerías de mucho colmillo lo que hizo del evento un éxito.
Juan Caloca en Parque Galería, pisando a Kurimanzutto
Annuar Maauad, instalación hecha en pan, Efrain Lopez Gallery

Salón Acme triunfó porque los artistas trabajaron de acuerdo a los sitios asignados, eran espacios que se abrían por primera vez; allá donde estaba la panga colgada descubrimos unas escaleras, seguimos la flecha y subíamos, bajábamos, izquierda, derecha, no importa. Habían desde la tienda de plantas raras a la peluquería,  las oficinas de los empresarios cool,  lugar de venta de libros y tarjetas, restaurante, salón VIP American Express, rincones de arte y de las galerías. Eran las paredes de un lugar vivido, de las piezas montadas sobre patinas del tiempo, de colores en las capas de épocas y ambientes diferentes, de tuberías de baños que ya no existían.  Los contrastes entre las obras contemporáneas y esos muros abandonados generaron un balance muy agradable, fotográfico, precioso.

Vimos una oferta distinta y mejorada  a la de las ferias convencionales; se creó una experiencia con música, curaduría en base al antiguo edificio de piedra y fantasmas, toda la casa intervenida de diferente manera: instalaciones, pintura, escultura, dibujos. Se podía pasar un rato largo ahí, descansar y relajarse en los espacios de comidas o bebidas, saludar a los amigos, conocer a gente nueva. 

Felicidades a Sofía Cruz de la galería Enrique Guerrero por su instalación Maquinas del Tiempo donde se abrían puertas al pasado, futuro y presente; a Juan Caloca de Parque Galería por su proyecto de petates y sombreros y mentada de madre a los Estados Unidos –se podía caminar por encima de “Morena” (partido político,  Virgen y madre) y por otras alfombras representantes del poder del arte, Kurimanzutto y MUAC ¡Que los pisen bien pisados! Felicidades a Jerónimo Reyes-Retana de la OMR por su Mapa de una mente gemela, instalación sobre nuestras fronteras con el Norte y a Rodrigo Echeverría Noriega de la GAM por sus magníficas pinturas Fisuras del Sol.

Parecía que familias, grupos guiados, coleccionistas y en general todos, estaban 
puestos a disfrutar del arte. El lugar daba una personalidad nueva al arte y a las cosas en su alrededor. Las piezas hablaban otro idioma, la gente compraba.



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