Manolo el pájaro de Taiyana que se escapó y voló por los cielos regiomontanos
Perra y loca son los insultos habituales del loro
Un día Mirta se descuidó, dejó abierta la jaula del pájaro y Manolo calculó su oportunidad. Vámonos, se dijo, la vieja no se dará cuenta. La ventana estaba de par en par y el cielo muy azul. San Pedro García se quedaba atrás y el Cerro de la Silla se veía tan hermoso, a ver si llego, pensó el loro, no, no, está muy alto, muy lejos y regresó a los jardines de su barrio, a pasear por los árboles, a lucir su follaje intenso, gris cola roja, y penacho de plumas, orgulloso de ser tan guapo e inteligente, pico robusto curvado hacia abajo, postura erguida, las garras con dos dedos hacia delante y dos más hacia atrás. Manolo Pimentel había nacido hace 10 años, en el zoológico de Tijuana, Baja California. Marcela Guadiana, arquitecta, diseñadora y fundadora del colectivo Torolab, se lo regaló a Taiyana por su cumpleaños en 2013, pensando que la acompañara y cuidara en su camino, por su capacidad afectiva. Te va a querer mucho, le comentó, cuídalo. Peculiar regalo.
En enero del 2014 Taiyana decidió firmar los papeles de adopción de Manolo, en el zoológico El Caliente (aunque dice Google que no existe un zoológico “El Caliente”); unas semanas después llegó el loro al departamento de la Condesa de su nueva mamá. El chofer de Taiyana, Rubén en ese entonces, cuenta que don Manolo llegó junto a un cachorro de tigre y otros curiosos animalitos al Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México, en Aeroméxico cargo. Desde entonces Manolo ha sido la alegría de la casa, se ha puesto a bailar, hablar, contar algo e insultar, le dice “perra” a Tai, a Mirta pide que no le moleste, a su querida Claudia, que llega algunos días a la semana a consentirlo, le dice “loca”.
Muchos amigos han ayudado a cuidar al perico y le han enseñado a comunicarse. Un día, cuando llegó el terremoto del año 2017 a esta gran urbe, Tai abandonó la Condesa, a fuerzas, y se mudó un mes a vivir en mi casa Alpes, de las Lomas de Chapultepec. ¡Qué bien la pasamos Joel y yo con ella! Conversando hasta las mil y una noches, viendo televisión, comiendo rico, sobre todo, carcajeándonos de cualquier cosa y chismeando. Prohibido hablar de arte, ojo. En esa época, recuerdo, nos fuimos al Círculo cubano de México, en la Roma, a la boda de la súper pareja Ailyn Sánchez, maquilladora de comida (food stylist) y Rafael Rojas, intelectual historiador y ensayista cubano, claro. Y yo me peleé con el hermano de Rafa, un Comunista golpeador que llegó de la Isla.
Entonces Manolo se fue a vivir a mitades de tiempo entre Gabriel Cázares y Rolando Flores, amigos y colegas de Tai, famosos como los artistas “Tercerunquinto”, y Mariana Mañón, artista y productora de arte y discursos. Era el periodo sabático de Taiyana, entre SAPS-La Tallera (Sala de arte público Siqueiros, en Cuernavaca, Morelos) y MARCO, Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, Nuevo León.
Taiyana se fue a la dolce vita, al Sur de España, tierras andaluzas con las que se identifica. Mientras tanto, otra amiga de Manolo, que le ha dedicado tiempo regañándolo, Gina Arizpe, artista exploradora de contextos sociales periféricos, lo cuidó, lo puso en su sitio de loro, porque Manolo se sentía “gente”, dueño y centro del universo.
Continuará….
Comentarios
Publicar un comentario