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Mostrando las entradas con la etiqueta Enrique Serna

Las aceras de mi barrio son hermosas, dedicado a Arturo Dubson, amigo y vecino

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Amor que alimenta, crece, domina y pierde la razón, periodista peligroso como el arsénico De los libros leídos en tiempos del Coronavirus puedo recomendar El vendedor de silencio de Enrique Serna, es un repaso de la historia del México contemporáneo, con sus ladrones y corruptelas; “fresco histórico apasionante”. Trata de la vida de Carlos Denegri , reportero brillante y licencioso además de misógino. Líder de opinión influyente, periodista estrella de Excélsior, sin escrúpulos. “El mejor y el más vil de los reporteros” según Julio Scherer. Inventor del “chayote,” dice Carlos Monsiváis, “quien sale en su columna pasa una temporada en el infierno”. Prepotente y déspota en su vida personal, machista y dictador Denegri fue por fin ultimado por su esposa Natalia Urrutia, después de que Scherer lo hubiera sacado del periódico número uno de México.  Según Milenio Carlos Denegri fue un “periodista peligroso como el arsénico. Otros titulares dicen del libro: “Ascenso y caída de un per...

La cuarentena diaria, hoy la voz de Pedro Infante y las Jacarandas azules o moradas, dedicado a Ana, Mercedes y Teresita

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Las Ninfas sin círculo Pasaste a mi lado con gran indiferencia, tus ojos ni siquiera voltearon hacia mi; te vi sin que me vieras, te hablé sin que me oyeras y toda mi amargura se ahogó dentro de mí …La voz de Pedro Infante.  Todos los días en la mañana voy a Las Ninfas en la Tercera de Chapultepec, camino 10 minutos con las pesas en mano, salgo y regreso a mi casa. Tachito me acompaña.  Ya leí el Vendedor de Silencio de Enrique Serna, sobre el periodista brillante y corrupto Carlos Denegri, misógino, ultimado por su esposa Natalia en 1968. Lo había sacado del  Excélsior  nada menos que el incorruptible Julio Scherer, tal como Robespierre, el puro de espíritu y profesión. Fui a Gandhi y compré una novela criminal de Jorge Volpi, la verdadera historia de Florence Cassez. Al regreso quise “reposar” un rato, casi una hora, respirando, inhalando lo bueno, exhalando lo malo.  Después subí a la oficina, ya estaba Ricardo. Tachito también s...