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Mostrando las entradas con la etiqueta La Habana Cuba

Aquí y en China soy cubana, residente en La Habana

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Joel y mis hijas no pueden creerlo, ¿tres semanas varada? A pesar de todo el arte brilla.  A pesar de todo La Habana sigue siendo La Habana, una ciudad orgullosa. Herida, sí. Abandonada y glorificada, los contrastes misteriosos de esta capital, como los colores, casas ,nostalgias, ideas, y condiciones de su gente. Los sátrapas son socios de la conocida “mafia francesa”, construyen hoteles sin cesar cuando no hay turistas, Vámonos, uno más, qué importa, cuando no hay electricidad ni agua. Las luces del Gran Hotel Methu , que es de una corporación portuguesa, están siempre prendidas y los huéspedes inconscientes y sin empatía tiran agua como si nada. El hotel, al lado del mar de Miramar, a unas cuadras de la Quinta Avenida y de la imponente e icónica Embajada Rusa. Camino hacia allá para ver, desde la piscina en el cuarto piso, los azules caribeños, cielo y Atlántico. Las nubes hermosas de este país, decía mi tía Cuca Menocal , no existen nubes como las de Cuba. Mejor regreso a cas...

Los jóvenes se van, ¿qué será del país en 5 o 6 años?

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La Bienal de La Habana sin luz pero con arte  1. Dolor. La hermosa Habana duele, duele todo y nada porque la gente casi no tiene nada. La hermosa Habana duele porque sus jóvenes sin futuro se van, vuelan, no regresan. La hermosa Habana duele, ya no puede más. ¿El más grande dolor? No respirar feliz , dice uno. Destrucción de la familia, hay que separarse por políticas económicas y sociales. Los suertudos se van, los viejos se quedan. Muy abandonado está todo en este país, eso duele. Ay, cómo me dolió a mí, Nina, ver los montes de basura en cada esquina. Suciedad por doquier, baches, derrumbes, gente desesperada, desesperada aunque de pronto se ponen a cantar. Los jóvenes son los que más se van, buscan un futuro. Aquél me dice yo que he luchado tanto, tanto; que no nos hagan caso ahora, tengo una jubilación de 1,500 pesos al mes, son cinco dólares. A ver quién cubre las necesidades básicas. ¿Cuál es tú dolor más grande de esta isla? Yo que tengo 60 años y si mis antepasados crey...

La Calle G fénix y metamorfosis, dedicado a Conchita Mendoza Menocal la favorita de Papaluis

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Papaluis pensaba que mami era demasiado malcriada  La Calle G de mis recuerdos, la gran escalera de barandales de madera oscura con el vitral atrás lleno de luz y color, el rojo principal. Papi se tiraba por ahí y gritaba ¡Whoops! La colección de platos que vestían las paredes del comedor arriba de los paneles de madera, cuando regresé 24 años después los volví a ver en el museo de la Capitanía. Las comidas familiares de los domingos, el chef Santiago, la terraza de boiserie y la puerta con las iniciales LM en bronce de oro, casa premio de arquitectura, casa donde nació mi papá Luis Menocal, casa de mis padrinos y abuelos, casa a donde siempre regreso cuando viajo a Cuba. Me siento bien ahí, en la Avenida de los Presidentes.  Todas las fotos donde aparece la casa en color naranjo claro fueron tomadas en 1982 cuando regresé a Cuba, después de 24 de años de exilio La última vez que visité estaba en total ruina, el techo verde hundido, los ladrillos carcomidos, palos salidos por...

La libreta de los errores, dedicado a mi hermano Luis Menocal III

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  Raúl Cañibano I. Cara de Culo  Nací en La Habana, Cuba, un domingo 7 de octubre a mediados del siglo XX, S undays child is full of grace , había escrito mi mamá en el libro azul cielo “Your Child Year by Year”. Ella me puso “cara de fondillo” porque era una bebita con “buche” en el cachete, es decir, los tenía rellenos. “Fondillo” en Cuba no es demasiado fuerte, se traduce como el “culo” mexicano, entonces mami se reía de mí, jijiji.  Por las fotos veo que mi moisés era elegantísimo con tira bordada, lazo grande de tafeta y cubriendo todo tela de tul.  Según el certificado de nacimiento mis nombre son Alina Carlota que refieren a mi mamá Alina Johnson y al tío Charles Aguilera quien la tenía como hija, él y Tía Giguita no pudieron tener los propios. Tan unidos eran que los tíos vivían al lado de nuestra casa en el suburbio Country Club, no dentro del club en sí, sino que era el barrio. Se comunicaban por la reja del jardín y me mandaban a desayunar en cama con ell...