Parte II. Todas estas que somos, dice Sofía de la fuerza.

 

A Cantar apunta Lola después de la rotura


Mi blog anterior no gustó mucho, creo que la gente prefiere experiencias personales y no tanto sobre arte. ¡Qué pena! Pues entonces no les cuento de las obras de Sofía Echeverri, que son como gotas de lluvia o lágrimas de colores sobre madera, y tampoco de las de Ariel Sainz, que son como estrellas en la noche. Bueno, sí. Todas estas que somos, pensando en todas nosotras, explícito el título de Sofía. Son pinturas realizadas en acrílico sobre cortes en MDF (madera comprimida, pero no es madera). Cada pieza es única en su forma y en su composición. Recuerdan piedras, pencas de nopal o semillas, digamos que también lágrimas. Señalan el carácter excepcional de cada una de nosotras mujeres. Así, al dibujar y pintar cada pieza, Echeverri en su intención declara la singularidad física, intelectual y sensorial de cada una. Esto en contraposición al continuo bombardeo que recibimos en redes y comunicación con el propósito de homogeneizarnos según exige el patriarcado. El resultado, dice la artista, es una pintura abstracta que recuerda los textiles realizados desde la antigüedad por la imaginación y la destreza manual de nuestras artesanas. 

 



Las obras de Ariel Sainzde la serie Suspendido, son cielo nocturno oscuro, vacío, de noche y sin luz, son negrura y misterio. Energía oscura por todos lados. El artista se pone a meditar, hace ayunos prolongados, no tiene pensamientos. No sabe nada, sabe que no sabe. Ver la luz de lo invisible es lo que hace este artista audaz en su extraño espejismo. Pero muy estético, negros y azules, negros y rojos, negros y blancos, números que se suponen, aunque no los vemos. Estrellas que brillan, aunque no están. Seguramente Dios sí. Sí, Dios sí. Él mueve lo que no podemos mirar, lo ilumina, lo imagina. 



Polo Farrera, artista que me presentó Pepe Pinto, amigo adorado, conocedor y coleccionista. Primero me mandó su libro En Búsqueda de Ausencias, luego llegaron las fotografías de los fantasmas. Hay un rancho y existe el pasado, mirar el pasado, un tiempo que ya no está, paisajes nostálgicos, belleza. “La añoranza le da color a lo que antes era blanco y negro”, cuenta el artista con confusión y deseo. Dice que su mamá, la vieja, guardaba monedas de oro escondidas debajo del catre. Un día llegaron los malosos a robarlas y los oficiales apresaron al vecino que era inocente. Ese morralito lleno de centenarios les causó el odio y la envidia de los que los conocieron. Allá arriba en el ático estaban los perros, ladraban y ladraban, vivían en podredumbre. Pero las tejas quedaron enteras, lo mismo las vigas de madera.




Lola Alba está atenta a nuevos comienzos. Todo el proyecto es sobre el resurgir después de tiempos de crisis, por eso el vuelo de las mariposas de alas rotas, vuelo torpe pero lleno de esperanza. ¿Puede seguir provocando un huracán al otro lado del mundo, una mariposa con alas rotas? ¿Sueño roto sirve de guía para el renacer de ilusiones? Mariposas en migración después de la pandemia, crisis social y personal, otra vez a pintar como posible renacimiento. ¿Cómo salir del agujero, volver a reir, volver a cantar a nuestro ser? Nuestra fuerza de dejar la crisis y generar cambios, canto a la esperanza social para transformar. Crear nuevas oportunidades desde la pintura, así lleva Lola, capa sobre capa a la pintura. Y la hace hablar.


Cada Verano dos mariposas blancas, 2023
técnica mixta sobre tela

Revoloteos de verano 2023
técnica mixta sobre tela

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