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Mostrando las entradas de agosto, 2020

El mar no acaba nunca de regresar, apenas lo has mirado ya se ha ido, dedicado a Emilio Portugal Rocha

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Sus montañas saladas se alejan, pero vuelven. El gato o la gata color miel bajo la mesa del desayuno. El mismo tono, piso, sillas, bar, mesa de apoyo. Murmullo de mar, olas furiosas. La gata es muy fina. Come con cuidado las verduritas de mi omelette, las separa. Al final limpia el plato. Me la quiero llevar a México, No dice Emilio, su misión es perseguir Tlacuaches aquí. Jamás me han gustado los gatos, aunque esta es tranquila. Me encanta. La veré cuando regrese en dos semanas.  Estoy bronceada como nunca, ahora sí me veo “cubana”. Feliz con la vitamina D, lo mejor para combatir Covid. ¡Qué año este! El 2020 de pandemia, viruela, como quieran llamarle. Estoy oyendo la sinfonía número cinco de Beethoven, música del cielo, alta en sonido pero se va desarrollando en curvas, marea, ondas, oleajes. Vuelvo al mar. Juan Domingo Argüelles de Chetumal,  el mar siempre regresa, sus montañas saladas se alejan, pero vuelven. Abren las cicatrices de arena; rebosan de infinito los ojos que lo mi

Ya no hables, abuela, cállate. Un gran Rolex de oro, dedicado a mis nietos que me acompañaron al mar.

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Playa de cuervos, en el desayuno se juntan  II  El mar no acaba nunca de regresar;  apenas lo has mirado ya se ha ido;  apenas lo has perdido y ya te encuentra     Juan Domingo Arguelles  Chetumal 1958    Un señor arreglaba jardineras, Señorita, señorita, discúlpeme, no puede tomar fotos ¿por qué? es una embajada. De Corea. ¿Corea del norte? No, del Sur. Ah bueno, entonces estamos bien. Es una construcción grande que da a la barranca. Otra con la entrada abierta, ¿aquí se vende algo? No. ¿ Ni muebles? No. Hay un enrejado abierto. No.  Esta es de un ingeniero que se llama Nacho Pohls, viven 4 personas en Monte Ararat, la mansión Art Nouveau más que espléndida. De una rama se tira el pajarillo. Después de las enormes mansiones hay casitas en el último tramo de Parque Vía Reforma hacia Santa Fé. Cruzo Reforma y hay una tienda, Luxury Outlet , vamos a ver. Vestidos y falda Dolce Gabana y zapatos Sergio Rossi, una silla de bejuco azul-verde parecida a la que está en mi cuarto.  Las acera

Viaje inolvidable al mar, un noble en el Caribe me embruja, dedicado a Waldo Collazo, amigo querido de Eusebio

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Dale un beso en la frente de mi parte, “no subir esto a internet, la gente burla de mí…”   De la noche a la mañana acepto la invitación, las oportunidades se dan una vez, se aprovechan o no. Empaco rápido en una maleta chica de mano. Gorra y sombrero para protección contra el sol. Adelante. Llego a la cita. Saludo a mi anfitrión en su oficina, su sonrisa me ofrece confort. Subimos muchas escaleras, en la azotea espera el helicóptero. Caray, no había trepado a uno desde épocas de la campaña del candidato único Miguel de la Madrid en 1982, no, perdón, abordamos Joel y yo en Palm Beach para tomar otro avión que nos llevó a República Dominicana, pero es otra historia. Ahora la Ciudad de México es tan grande como el Valle, colinas, montes y pinos verdes, mapa y cartografía. Llegamos a Toluca y de ahí en jet XA-AZT al grandioso aeropuerto de Acapulco, vacío. Nos recoge una camioneta blanca con aire acondicionado y a la casa Shangri La en Las Brisas, todo en hora y media. Recibe Esther. Un ja