Días brillantes de sol y amistad en Acapulco, cumpleaños de Liliana y Blanca Melo
Carlos Aguirre, Boris Viskin, Laurie Litowitz e Irene Dubrovsky en Casa Alpes
Eran días de sol, mar y cielo color turquesa con nubes blancas, días de largas caminatas en las playas de Tres Vidas, el Cocotal, Playa Mar y Diamante, baño entre oleajes y aqua-aerobics, luego, en la alberca de Casa Kalypso. Días de alegría con amigas, comidas preparadas por el Chef Juanito, siestas, series de Netflix y películas, días de ir a misa en la Cruz. De puestas de sol impresionantes en el horizonte del Pacífico, arreglos florales por doquier, palmeras y árboles de mango. Esculturas en la arena formadas por ramas que llegaron del río. Palapas y ceviches. También fue cumpleaños de las hermanas Melo, Liliana Sada y Blanca Sotomayor. Los amigos celebramos con ellas entre velas, cocos con los nombres de las festejadas, flores fantásticas de colores y vajilla coral y oro, bahía y montañas de escenario.
Yo me vestí de encaje blanco y aretes de cristales verdes. Liliana de azul turquesa, Blanca de naranja, Esteban Mattison y Billy Guiness con sus sombreros Panamá, Monica Rivera Torres en un caftán precioso. Dos pasteles de mar, las guitarras sonando. Diana Siller, América y Cordelia Cortés, Cata Farias, Lucy Gómez de Parada, Susana Palazuelos, Paty y Lupita Molina, amigas de toda la vida. Fiesta feliz. Al día siguiente estábamos comiendo en el Cocotal con amigos internacionales de la casa Guiness. Así pasaron días en arena y mar, caballos y perros que tambien paseaban por la playa pública Sea Garden. Lilianita llegó después con la juventud regiomontana, mientras Acapulco iba renaciendo, restaurándose poco a poco.
De regreso a la Ciudad de México, Monica Rivera Torres celebró su cumpleaños en el Penthouse de su hijo Eduardo Sanchez Navarro. Tulipanes color carne divinos, nunca vistos, en el Club de Golf Bosques. Luego una clase de literatura con Tere Ponce, sobre Nelson Rockerfeller en México levantando la cultura, y la fabulosa biblioteca Benjamin Franklin. Siguió la boda de Lupe Peñafiel y Fito del Valle con festejos previos. Gran brillante en su dedo anular. Flores por toda la Casa Alpes para la inauguración de artistas de la galería.
Carlos Aguirre presentó instalación y fotografías. En París hace muchos años, el artista fue a lugares marginales para desarrollar piezas de instalación muy sensibles, varias en la muestra de Casa Alpes, titulada En pasado continuo. Las fotografías fueron desarrolladas con Jorge López que había trabajado en LMI, y son experimentos que parecían imposibles. Boris Viskin dialogó con obras recientes y otras más antiguas, sobre todo quería exponer en una casa, en vez del espacio galerístico, logrando la convivencia cotidiana. El tríptico de gran formato, La región más transparente, es el Valle de México, sitio casi paradisiaco al que llegaron los españoles “y el caos que amamos y odiamos que hemos construido aquí, que tiene su belleza, balance y orden, que logra despertar cada mañana y funcionar” dice el artista. El templo, es idea de lo sagrado “que te cobija como una casa” y en El bosque de Brueghel, tríptico de mediano formato, se alcanza a adivinar que por ahí pasan los cazadores, el río y el puente. The art world, un libro dentro del abstracto, podría ser obra lúdica y arte moderno a la vez.
Para Laurie Litowitz las obras sobre papel son fotografía con tela, papel y otros materiales, en blanco y negro, cósmicas e intimas, delicadas. Los templos de Irene Dubrovsky, en dorados, remiten a su último, impactante viaje a la India. En conjunto, una exhibición a recordar.
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