I Barcelona. No es fácil viajar, por poco pierdo el avión


Hace 15 años con Eugenia la Bella, ahora con Taiyana

La salida de México para mí fue de pánico. Dejé las tarjetas de crédito en el coche. Ya había pasado los controles y estaba en la sala VIP del Benito Juárez cuando alguien viene a venderme un seguro para AMEX, creo que ya lo tengo y busque el plástico para enseñárselo. Oh sorpresa, pues no está. Con el corazón en la boca a la salida Puerta 8, afuera, esperando a Jorgito. Que hay mucho tráfico, no pierda Usted el avión, sale a las 5:27 p.m. A las 5:25 recibo por fin el Amex, corro desbordada a la Gate 68, GAD (gracias a Dios) estaba cerca. Pues a Madrid, duermo 5 horas, antes veo una película de la familia feliz Nazi en el más famoso de los campos de muerte, las chimeneas sacan el humo de cuerpos quemados mientras hijos de verdugos brincan a la cuerda, felices, se tiran al lago a nadar y pasean en Kayak. No quise cenar, pero ahora desayuno. De Madrid a Barcelona, camino mucho en ese aeropuerto. Llego al hotel, no encuentro a Taiyana. Drama para abrir la puerta de nuestro departamento, que no y que no. Por fin se abre. Jordi el taxista ya me había dado un tour de esta ciudad tan linda de arquitectura modernista. Pasamos por la zona Montjuic, Museo Nacional de Arte de Catalunya, Museo de Arqueología de Catalunya, cementerio de cristianos, musulmanes y judíos (hubo una época de oro en Córdoba cuando todos se llevaban muy bien). 

 



Ahí está el Castillo de Montjuic, siglo XVIII, olímpico así como el Jardín Botánico remodelado en 1992 para los Juegos. En Avenida Paralelo hay muchos teatros como el antiguo Apolo y cabarets, la fachada de El Molino (como la del Moulin Rouge de París) se ha mantenido, icónica, aunque ya no hay nada adentro. A la zona Raval, que le llaman Rabat por los inmigrantes pakistaníes y marroquíes (vaya racistas), baja de Las Ramblas a un lado, al otro, el barrio Gótico. Veo el Instituto de Estudios Catalanes, en el centro Plaza Universidad que llega a Plaza Catalunya, ahí La Universitat Internacional de Catalunya. Dice Jordi el taxista de barba larga, con quien hice amistad entre comillas, que el Monasterio Sant Cugat está a 15 km de la ciudad, detrás de la montaña del Tibidabo, pico más alto de la sierra de Collserola. 



¿Qué es lo que más te gusta de Barcelona? Vivir fuera de Barcelona, ¡Oh! será por los precios de la vivienda. Llego al hotel Brummell que nos acomodó en un departamento amplio del Passatge Valeri Serra 19. Equipaje: 1 maleta gris grande con listón azul como distintivo, 2 maletas de mano, una gris la otra negra, una caja con 4 grabados antiguos adentro (los voy a vender más adelante, cuando llegue a París), 1 jaba mexicana. Un drama abrir la puerta, todo se hace en el celular y es muy difícil. No estaba Taiyana así que me fui a caminar y a cenar por ahí. Anocheció, los edificios de Barcelona de noche me parecen hermosos. Recuerdo el primer viaje que hice en el verano de 2015 con Eugenia la Bella, la invité a conocer juntas esa ciudad a la orilla del mar Mediterráneo y al sur de los Pirineos. Como ya no tengo memoria Eugenia recordó, nos quedamos en Las Ramblas, salíamos a caminar muchísimo y a explorar la ciudad. Casi no comíamos nada, siempre a dieta. Vimos a tu amigo artista Lluiz Simoez. Paseamos por La Sagrada Familia, Parque Güell y demás casas de Gaudí. Mi primera cena es de jamón bellota (proviene de cerdos alimentados de bellotas) y pan con tomate, vino blanco. Al día siguiente la Manifiesta 15.


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