Cielo muy azul, verde todo alrededor, flores amarillas


Adiós a tus ojos color del mar que me hicieron amar la Naturaleza y sus araucarias

Antes de regresar a São Paulo quise ir a un bar de quesos y jamones llamado Moura Emporio en Paraty, todo bonito ahí, los vinos y las charolas de madera. Así, contentas Lara y yo, decidimos regresar a la gran ciudad. Subimos, subimos por curvas sinuosas hasta la cima de la montaña. De ahí bajamos, bajamos en línea recta. Brasil precioso, verdor, árboles, araucaria (pino), otros de flores amarillas (Lapacho amarillo), nativo de la vegetación de allá. Fue un viaje solitario para mí, interno, un cielo tan azul, difícil de creer. Y todo verde alrededor. Desde lo alto vi aldeas con casitas blancas y tejas rojas, cobijadas por montañas. Granjas, cultivos de hortensias. Paramos en una tienda de mimbres. Muebles, cestos, individuales. Curioso. Resulta que hoy en día hay muy pocos países que cultivan la fibra natural y fabrican objetos. La dueña del lugar nos regaló, para el viaje, caramelos de maní y caña de azúcar. Vai com deus, nos dijo. Gente muy cariñosa en Brasil. Viaje de 4 horas, leí Life of Pi en voz alta, en inglés. La entrada a São Paulo fue lenta, con tráfico. 



Un hotel frente al Parque Ibirapuera, peor que el Ibis y el doble de caro, el Good Stay. A caminar. Lara quiso que la maquillara con mucho azul en sus hermosos ojos azul turquesa. Así, ella vestida en azul y blanco, fuimos con hambre al bar Stop en Avenida Paulista, gente bonita, vestida de moda. Luego a pasear por la peligrosa calle Augusta, hasta el Teatro Parlapas. Queríamos ver la obra Não Aprendi Dizer Podence, algo así. Nos despedimos del payaso Luciano y nos fuimos a dormir la última noche. A la mañana siguiente, antes de llegar al aeropuerto paramos a tomar café con leche, qué rico. Y pastel de queso al horno. Adiós, adiós a tus ojos color turquesa. Oí que ella le decía a él. Hombre de Corazón inocente, tierno, que me ayudaste a ver la Naturaleza y el Mar. ¿Lara, oíste eso? Sí. Contigo escuché música hecha en el cielo, sentí el placer de amarte y de ser adorada. Uyyyy... 


Ya casi llegando a la Ciudad de México veo los volcanes por la ventanilla, era una tarde clara. El Capitán dijo varias veces que revisáramos todo para no dejar ninguna pertenencia a bordo. No revisé. Se me quedaron los lentes con graduación y el collar con el cayajabo, lo más cercano a mi corazón, corazón de Changó. Justo a tiempo. Al día siguiente la operación de Carolina, la cadera, cabeza del fémur. La pobre salió llorando de la sala de recuperación. Ya pasó. Ella es tan resiliente como lo es guapa. Sabia de la calle, intuitiva y empática con los demás. Demasiado inteligente, rápida. “agilidad mental extraordinaria”, dice su papá. “Es difícil debatir con ella”. En fin, Carolina ya está bien y pronto la veremos en pantalla con su french bulldog, PaquitaNews, la perrita que ella adora. Y su sonrisa que desarma. 


Siempre he dicho que las amigas y los amigos son importantes. Luego de regresar a mi ciudad Marusa ofreció una fiesta de Navidad en la fabulosa casa de su hija Fernanda, bajo el candil veneciano. Carlos Slim y Mercedes nos contaron del viaje a Ruanda y luego de la inteligencia del joven Nayib Bukele, actual presidente de El Salvador. Su guerra contra las pandillas y las medidas contra grupos terroristas le ha dado gran popularidad.. Gozamos de una tarde llena de arte, la colección de Fernanda incluye al oaxaqueño Sergio Hernández y a la cubana Ariamna Contino, la que participará en Zona Maco el próximo mes de febrero.

 

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