Van Gogh marcó nuestras vidas y Love Story las emociones
Atorados, ministros de la corte quieren echar para atrás Reforma que ya pasó, con golpe de estado desde poder judicial, son juez y parte. A los jueces no les gusta la Constitución. No reconocen la Reforma Constitucional que se aprobó por Cámaras y Congresos (por mala que sea). En ésta estamos en México, y en Estados Unidos la elección que definirá los destinos del mundo, para bien si gana ella, para mal, si él. Ahora el blog, solo que lo quise poner en contexto de nuestros tiempos.
Londres 2024. En el National Gallery se exhibe Van Gogh, Poets and Lovers, celebrando su cumpleaños número 200, nació en 1853. Quise ver la grandiosa muestra pero los boletos estaban agotados. El artista, influenciado por grabados japonés y la obra de Rubens, fue contemporáneo de Degas, Gauguin y Seurat, con quienes se relaciona en París. Más tarde en Arles, Provenza, Van Gogh pintó la ahora famosa serie de Girasoles. Un año después estaba internado en St Remy por crisis nerviosa, ahí la luz es muy clara, se ven los detalles a lo muy lejos de los paisajes. En esos dos años surgieron las obras más creativas e innovadoras de este genio de la nueva imaginería. Bien sabía lo que estaba haciendo cuando pintó su noche estrellada, su silla o la casa amarilla. Lastimosamente no fue comprendido en su tiempo. Hoy es uno de los más grandes artistas de todos los tiempos. Con Joel mi esposo vi una retrospectiva extraordinaria que nos marcó a ambos, de Van Gogh en San Francisco, hace muchos, muchos años. En el sol esperamos horas en la cola. Nunca hasta entonces se habían presentado tantas obras del artista en un solo espacio.
En enero de 1971 habíamos estado en el King Ranch, en Kingsville Tejas, con Eva y Eugenio Garza Lagüera, cazando venados, cosa que hoy en día me horroriza. Pero entonces éramos muy jóvenes y aprendí a disparar. Íbamos a seguir a San Francisco, pero Joel ya no tenía los boletos de avión, se habían quedado en el departamento de Cumbres de Acultzingo en la Ciudad de México. Moisés Schuster, agente de viajes y vecino en el mismo condominio, entró, por petición de Joel, a buscarlos, encontró los boletos y expidió otros para que pudiéramos viajar. En San Francisco nos quedamos en el Hotel Fairmont. Vimos la película Love Story, que se estrenaba entonces con Ali MacGraw y Ryan O´Neil, de los universitarios de Harvard, él hijo de banquero, ella de humildes inmigrantes italianos, amor eterno ante la fragilidad de una enfermedad mortal.
Regreso a Londres 2024. No pude ver la muestra de Van Gogh en el National Gallery. Ah, pero sí la de JMW Turner (1775 -1851), el gran paisajista inglés, en el Tate Britain. Muy despacio, ante cada obra, gocé la exhibición del “padre del arte moderno” y estrella de su generación de artistas, quien da su nombre al Turner Prize, premio artístico más prestigioso del Reino Unido. También controvertido, pues alguna vez lo ganó Damian Hirst con su tiburón en tanque de acrílico. Turner estaba fascinado por el lado más oscuro de la vida en el mar, pintó tormentas y naufragios aterradores, la colosal lucha en las olas. Sus obras inspiraron a artistas desde Claude Monet hasta Mark Rothko, David Hockney y Tracey Emin.
Después del Tate Britain, con Taiyana y sus amigas del MARCO, Museo de Monterrey, caminamos a Trafalgar Square. Pasamos por Parliament y Westminster Abbey. Tomé fotos del Monumento al vicealmirante Lord Nelson quien venció a Napoleón. Con mucho dolor en los pies, tomé un taxi hacia la casa, cené entre candlelights con mi nieto Andrés. Sacamos a Lola, la bulldog, a caminar y nos quedamos un rato ensimismados por la belleza de la luna llena.
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