Recuerdos de París, después
Con Gilles Fuchs una tarde, otra con Sabine Jouve, y otra más con William Navarrete y los Atelier Morales
Después me encontraba delante de la antigua Bourse de Commerce, ¿recuerdan? El edificio que restauró Tadao Andō para albergar la colección de François Pinault, su pasión por el arte contemporáneo. Quería entrar pero no había tiempo, tenía cita con Gilles Fuchs, amigo de hace muchos años. Gilles, coleccionista y quien fue presidente de la Adiaf (Asociación para la difusión de arte francés), fundador del premio Marcel Duchamp y previamente en el medio de la alta costura y perfumería, presidente de la Casa Nina Ricci. Para allá me fui, atravesé la Seine hasta llegar a su departamento en el edificio donde vivió Rudolf Nureyev. Con su esposa de toda la vida, Marie Françoise, me recibió Gilles, habló de sus biznietos y de la casa de playa en Grass. Luego salimos a las galerías del barrio, Crèvecour, exposición de Jessi Reaves, artista americana, que me encantó. Antes de despedirme Gilles me recordó de cuando nos conocimos, sí, a través de Guadalupe Loaeza quien me invitó a Paris para representar el perfume Nina de Nina Ricci. Como premio Gilles me dijo, escoge un vestido, yo me llevé el más caro en tafetán de colores azules.
Después una delicia caminar de noche por París con mi amiga Sabine Jouve de Mereles. Gloriosa la pirámide de vidrio laminado, acero y aluminio en el centro del Cour Napoléon del Museo del Louvre, obra del chino-americano Ieoh Ming Pei. Fue construida entre 1985 y 1989 por orden del visionario presidente François Mitterrand, quien buscaba una nueva entrada al museo. Había sido un sueño de Bernard François Balzac, padre del famoso novelista realista del siglo XIX, Honoré de Balzac, “una gran obligación a cumplir por los franceses” la construcción de una pirámide en el patio del Louvre. Sería un monumento nacional de reconocimiento a Napoleón. Así fue como Ming Pei escogió la forma piramidal. Cuando el proyecto se publicó causó gran escándalo y polémica. La prensa hablaba del “Grado cero de arquitectura” y de “Llamada a la insurrección”. Se comparó la pirámide con la “casa de los muertos con embudo”. Pero al final los parisinos han llegado a amar ese contraste de estilos, lo clásico con lo contemporáneo.
Después al espacio “Vedado” de Atelier Morales, Juan Luis Morales y Teresa Ayuso, artistas que también convocan a intelectuales de París a las “tertulias” con temas de urbanismo, arte y experiencias humanas. Esta vez las estrellas fuimos el escritor y periodista cubano-francés William Navarrete, y yo, galerista y bloguera. Hablamos sobre mi carrera como periodista; mi primer viaje a Cuba en 1989 después de 24 años de exilio; las cuatro horas en una cárcel habanera; el encuentro con el entonces vicepresidente de la isla Carlos Rafael Rodríguez; mi segunda profesión como promotora del arte contemporáneo, cubano, latinoamericano y europeo; y por fin recordé a mis padres Alina y Luis Menocal, y los años de mi infancia en Cuba. Lo maravilloso fue que hablé todo el tiempo en francés, William me preguntaba, yo narraba. Fue muy divertido también contestar todo tipo de preguntas, aunque no pude decir cuál es mi artista preferido pues todos con los que trabajo lo son. Históricamente quizás Vincent van Gogh, por atormentado, quizás, por el amor a su hermano Theo, así como yo adoré al mío, también Teo. Además porque era un hombre de fe, creyente. Uno de los grandes maestros de la historia de la pintura.
Después de regreso a mi hotelito de siempre frente a la iglesia Saint Sulpice, pasé por la Square Honoré-Champion, jardín pequeño, precioso, detrás del Instituto de Francia. Hay una piedra en homenaje a Voltaire, el filósofo poeta, con tulipanes y margaritas que la embellecen.
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