Nuevos Tiempos y Nuevo Verdor en Casa Alpes, dedicado a Nancy Mookiena, la curadora

 

Conexión con la naturaleza y piezas livianas de semillas que vuelan 

La exhibición en Casa Alpes quedó muy ligera, lo que quiere decir no saturada y que fluía muy bien, según explicó un artista que vino a visitarla. Yo pienso que está simplemente divina, en el Jardín el No me Olvides de la colombiana Cristina Ochoa con flores de No me Olvides en el pasto y Basquet People, la escultura/pintura de los españoles Martín y Sicilia que representa el aro del baloncesto donde cae un joven con pantalón corto, quizás un bañista que fue lanzado para encestar como si él fuera el balón. El chico contemporáneo está atrapado en la red, no sabe quien es y no tiene salida a corto plazo. 




En el hall de entrada la exposición se llama Somos Tiempo, propuesta de tres artistas mujeres jóvenes Sofía Echeverri, Sylvana Burns y Sofía Ortiz. Hablan de las mujeres ancestrales y en la historia prehispánica, los rituales, la conexión con la naturaleza, la catarsis, la serpiente y sus escamas en petate. Las artistas reinventan a la mujer, la reconocen y posicionan en todas estas situaciones humanas y condicionantes. Una marometa y la mujer se para de manos, camina, se voltea, conquista, triunfa. Por fin nos sonríe. En un baúl antiguo de municiones alemanas florecen en nuevo verdor tres agaves, obra del brasileño Fabricio do Canto. 




 
Sigue en la sala principal de Casa Alpes los polípticos Meditating with my bagel y Radiography of my day de Edgar Ladrón de Guevara, artista fotógrafo excepcional. Livianas piezas como una nube blanca que vuelan en el aire. El artista se puso a mirar como caía a la tierra una semilla de poppy seed cuando mordía su bagel. Gozaba de un rico café mañanero. La semillas realmente descendieron en grupos y acumulaciones y con el soplido de Edgar llegaron al espacio vacío. La pieza trata sobre el tiempo, la formación, erosión y la nada.

La segunda obra, Radiography of my day, representa el estado de ánimo del autor durante 12 horas como la tradición del Buda. Hay una pausa donde él dibuja sobre el muro una línea con el estado anímico del momento de poner la pieza. Un momento meditativo, Zen. En el comedor están tres pinturas de frutas o flores de Anton 3000, artista joven, cubano-francés. Naturaleza ancestral, teatro de mitos y creencias presentes en nuestro pensamiento occidental. Una fruta o un árbol ¿qué nos evocan? Quizá la flor soñada del Génesis, tiempo inmemorial.  



Los dípticos de Ariel Orozco, cubano que vive y trabaja en la Ciudad de México, son muy elegantes. Colores oro y plata, negro y morado, oro y negro. Observaciones de lo que pasa en su vida y alrededores. Tú y yo, un espejo de lo que somos, lo que te doy, lo que me das. Qué nos queda. Hay quietud y el movimiento. Una historia de amor. 



Después me pongo a caminar por el parque enfrente de casa de Julie Gallardo, está precioso con puente y todo. Unos árboles de frutos rojos, bolitas pequeñas. Ácaros de polen que provocan alergias y goteos de nariz, sí yo tengo eso. Me voy por Sierra Negra una de las calles más hermosas de Las Lomas que suben y bajan. Llego a Casa de Julio Serrano y Paty Elías Calles. Está Amparín, recordamos los viajes con Julio a Aspen y Veil a esquiar, a St. Tropez y Hotel du Cap-Eden-Roc en el Mediterráneo. Amigos tan queridos de toda la vida, estuvimos felices conversando y reflexionando sobre lo que es importante, lo que no olvidamos. 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

80 años de Juan Francisco Beckmann Vidal en Tequila, Jalisco, dedicado a Juan Beckmann y Doris Legorreta de Beckmann

Lupe Peñafiel nos reunió en su casa llena de arte

Gracias a las amigas y los amigos que me acompañan siempre: hay que vivir bonito