Días de frío, bosque, frondas de flores, hojarasca de tristeza…dedicado a los doctores caídos por COVID
Por los que lloro conmovida y les ofrezco mi corazón
Días de frío, días de bosque. Tanto que agradecer a la vida tener la floresta y sus frondas de flores apenas a dos cuadras, pasando la casa de Paola Garduño, voy a la derecha, bajo y oigo el graznido de muchos gansos. A través de la malla veo la barranca, casi hasta abajo está un palacio abandonado con su lago; es la una vez Guardesa, ahora está sola, con el revoloteo y gritos de aves. Quedan pocas flores que aguantaron la helada, se parecen a las Margaritas pero se llaman Gigantones. Abundan ramas con frutos como bolitas rojas. Navidad, brazos de Navidad. En el mercado se venden por gajos, cada uno en 50 pesos; yo con suerte tengo dos arreglos enormes en la entrada de mi casa, tan hermosos, tan hermosos, que casi no los creo.
Por las aceras del bosque la arboleda forma sombrilla que me protegen, hay otra amarilla con botones en sus dedos. Me quiere alcanzar, mira hacia la calle. El cielo color cerúleo intenso detrás del árbol que se eleva, el de las bolitas rojas como Rey del bosque. Detrás de las hojas los caballos y jinetes del Hípico.
Más adelante dos jóvenes enamorados ¡Ah el amor! Hablan en francés y caminan abrazados. Querían saber si el lago está por allá. “Sí, bajen un poco y a la izquierda”. Luego un parque con juegos entre arbustos y carcajadas felices de niños sin miedo ¡Ah la inocencia! Un perro blanco con manchas color caramelo. Su dueño atrás. No era el dueño. Dijo creer que su raza era American Standard, “o algo así”.
De un enrejado cuelgan frutos que parecen zarzamora pero no son zarzamora por el color naranja de huevos de caviar ruso, tan nutrientes como el de esturión negro pero más económico. Pasamos por un "dizque" puente. No, no era puente. Es la profundidad de la barranca donde sobresalen dos pinos. A lo lejos, entre árboles muy delgados, se transparenta la Ciudad de México; nubes blancas y el cielo azul pálido ahora. Rascacielos en la niebla decembrina.
Vamos al atajo, Mónica viene conmigo. Nos encantan el bosque, los árboles, las flores, el olor, los cantos de pájaros y patos, las miradas de enamorados y chiquillos ¡Ah el amor! La naturaleza a un paso de mi casa en calle Alpes. Otro cactus, es maguey, ahí están las tunas. – Mira Moni, están reforestando –, le digo. Así es, cientos de plantas nuevas en montoncitos de hierbas circulares.
Una bulldog junto a su Alfa humana, se llama “Lola”, tal cual la de Alina mi hija en Londres. De casualidad no es Luna, nombre perruno de moda. Mónica corta ramas del
árbol con frutitos rojos, comestibles y dulces, que se llama piquillín; hicimos el ramo más precioso jamás para la entrada de Alpes, mi hogar. El piquillín llega a más de 3 metros de altura con follaje perenne, quiere decir “siempre verde”. Sus hojas chiquitas caen en ramilletes como ofreciendo el fruto rojo. Generoso, amable, hermoso.
Días de melancolía. No es el otoño, sino la melancolía de mi mirada, del paisaje a medio quemar, de la depresión profunda por los muertos ante el COVID, que injusticia infecta.
Melancolía por los que sufren, por los doctores mexicanos colegas de Patricia Rojo; ella me dijo que ya desaparecieron cinco de sus colegas. Melancolía por los animales en extinción y en vías de extinción de Patricio Robles Gil, gigante mexicano de la fotografía. Melancolía porque los hijos no entienden a su madre y se cargan al padre de paso, por familiares que ya no están para consolarnos, por problemas en el hogar, por todo y nada.
Es Riquissima....Lindo el blog.... Tu tristeza es linda, justa, sensible e preciosa. Muito obrigado por compartilhar Estes sentiments qué Sao oportunos em frente a Este Natal Tao dificel, mas o fazes de forma tão Bela qué nos Ajuda... Bravo!
ResponderBorrarGracias Nina, qué bonito!
ResponderBorrarQue Bonita esa parte del Bosque de Chapultepec Nina
ResponderBorrar<3
ResponderBorrarQue belleza, que sensibilidad, hoy tú, mi artista favorita.
ResponderBorrarcongratulations for open yourself and helping all ...
ResponderBorrarMuy buena la historia de la nota!
ResponderBorrarGracias Nina, muy bonito como siempre, besos.
ResponderBorrarNinoshka,
ResponderBorrarMe conmovió tu texto. Yo también estoy triste
por la carga tan fuerte de esta pandemia, lo
mal manejada por las autoridades y por el número
de muertos que crece.
Si serán unas Navidades solitarias y también mis
Ojos se llenan de agua.
Te quiero,
! Bucolico !
ResponderBorrarVeo que sales de tu casa
Nosotros encerrados sin salir ni ver a nadie
Por 9 meses
¿Cuándo terminara la pesadilla ?
Saludos